No hay evidencia científica de que las vacunas de ARNm vayan a causar 62 millones de muertes en 2022

Circula un artículo basado en un abstract publicado en una revista científica, pero contiene graves errores de contenido


¿Qué se ha dicho?

Se ha publicado un resumen de un estudio que afirma que las vacunas de ARNm duplican la posibilidad de sufrir un ataque cardíaco en cinco años. Con ese dato, una web dedicada a desinformar ha calculado que para 2022 morirán 62 millones de personas.

¿Qué sabemos?

El informe en el que se afirma que las vacunas duplican el riesgo de padecer síndrome coronario agudo en cinco años ya ha sufrido rectificaciones por parte de su autor, ya que contiene deficiencias tanto metodológicas como de contenido. Por tanto, el porcentaje (y las inferencias que se han hecho posteriormente) no puede darse por válido.

Nos habéis hecho llegar un artículo publicado en diversas webs que ya hemos verificado en ocasiones anteriores que alerta sin pruebas sólidas de que las vacunas de ARN mensajero —Pfizer/BioNTech o Moderna— causarán “más de 62 millones de muertes cardiovasculares en 2022 en todo el mundo”. Es FALSO que exista esta previsión: el dato está calculado en base a un test que no está diseñado para llegar a las conclusiones a las que supuestamente llega. De hecho, los resultados no son representativos estadísticamente y el propio autor del estudio desmintió sus cálculos.  

Se prevé que las vacunas Covid-19 causen más de 62 millones de muertes cardiovasculares en 2022 en todo el mundo […]  Las vacunas Covid-19 mRNA incrementan en más del doble las posibilidades de sufrir un ataque al corazón en 5 años

Todo empezó con un estudio de Steven Gundry, según Reuters, un ex-cirujano cardiotorácico que en la actualidad se dedica a la venta de suplementos naturales que él mismo comercializa, al tiempo que dirige una clínica privada de medicina restaurativa en la que promete “que sus pacientes se mantengan sanos sin tener que pasar por la cirugía”. 

En noviembre de 2021, Gundry publicó en el portal de la revista científica Circulation (una publicación líder en su campo) las conclusiones de una previsión que había presentado previamente en un congreso. El estudio, que era un resumen de congreso y no un artículo revisado por pares, decía que las personas analizadas vacunadas tenían más riesgo de padecer síndrome coronario agudo (ACS, por sus siglas en inglés), una complicación cardíaca que provoca que el corazón no reciba suficiente cantidad de sangre por una obstrucción en alguna arteria coronaria, según una muestra que había analizado. Esto puede dar lugar a una angina inestable —cuando no se obstruye de forma completa la arteria— o a un ataque cardíaco, que puede ser mortal.

Los comentarios extraídos de ponencias en congresos cuentan con un nivel de revisión menor que un paper en una revista científica, como ya explicamos en su momento. Al momento de hacer la verificación sobre el mismo tema, la agencia Reuters señala que el científico “no estuvo disponible para hacer comentarios”. 

Una predicción sin base científica

Poco tiempo después de la publicación, una web que publica con frecuencia desinformación y que ya hemos desmentido previamente publicó un artículo hecho por un “lector preocupado” anónimo que establecía, basándose en la publicación de Gundry, cuántas personas podrían fallecer de problemas cardíacos teniendo en cuenta a la población vacunada con las vacunas de ARNm. De ahí es de donde saca después el dato de que morirán en 2022 unos 62 millones de personas.

“Deducen en el artículo que si se incrementa la incidencia de síndrome coronario agudo (por la vacuna) y la mortalidad de éste es equis, van a morir tantos millones de personas”, indica José María Gámez Martínez, presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “Esto sería cierto si de verdad este test sirviese para esto y estuviera validado”, concluye. 

A lo que se refiere Gámez es a que Gundry, para decir que las vacunas duplican el riesgo de desarrollar síndrome coronario agudo, utiliza un índice llamado ‘PULS Cardiac Test’, que mide diferentes marcadores en la sangre y estima el riesgo de sufrir un síndrome coronario agudo en cinco años y lo aplica a una muestra de personas vacunadas. Se trata básicamente de un modelo de predicción que supuestamente vale para identificar a un paciente asintomático que está en riesgo de desarrollar síndrome coronario agudo, pero no está validado, es decir, que no hay estudios científicos independientes que confirmen que el test vale para eso.

Test inválido y desmentido por su autor

Para sacar sus datos, Gundry reclutó a una serie de pacientes antes y después de recibir una vacuna de ARNm y midió la inflamación de estos marcadores. “Observó que la puntuación se incrementa en estos pacientes y, por tanto, infirió que esos van a tener un mayor riesgo”, resume Gámez.

Para que el test esté validado, se debe demostrar y probar que mide aquello para lo que ha sido creado, en este caso el riesgo de síndrome coronario agudo en cinco años: “No tenía estudios previos que le dieran esa validez para hacer estas aseveraciones, ya no en covid, sino en la población general”, critica Gámez. 

El resumen publicado por Gundry fue rectificado por él mismo a finales de diciembre de 2021, después de que otros cardiólogos hubieran señalado deficiencias graves presentes en el documento: “Si bien los resúmenes (o abstracts) de congresos —que, junto con los carteles, forman parte de la categoría más amplia de literatura de conferencias— se consideran investigación preliminar y no se otorga ni implica ninguna garantía en cuanto a su precisión o confiabilidad, […] el Comité [del Programa de Sesiones Científicas de la American Heart Association, o AHA] planteó estas inquietudes al autor, quien proporcionó las siguientes correcciones”, indican en el documento, ya con las correcciones. 

De hecho, Gundry elimina del texto la palabra “validado” cuando habla del test, palabra que antes sí figuraba (la explicación aparece en el quinto párrafo de su corrección).

Errores de forma y contenido

La conclusión que aparece en el resumen del congreso es que el riesgo de síndrome coronario agudo se incrementa del 11 al 25% en estos pacientes una vez se han vacunado. Pero, ¿por qué el texto no está bien? Sobre todo porque en la investigación médica es fundamental contar con un grupo de control, es decir, un grupo de características similares a la muestra que vamos a analizar, pero a la que no someteremos a ningún tratamiento, para ver qué diferencias se producen respecto al que sí lo reciben. 

Sobre la importancia de los grupos de control ya hablamos en el artículo sobre las vacunas y unos efectos autodestructivos que supuestamente causaban y cuya evidencia no pudo demostrarse precisamente porque los autores no comparaban sus hallazgos con un grupo de control. 

Eso es algo que Gundry no hace y que de hecho reconoce en el documento de rectificación, señalando que ha añadido frases al abstract como que “en este estudio observacional no se ha llevado a cabo comparación estadística”.

De hecho, la rectificación empieza en el mismo título del comentario, que pasa de llamarse “Las vacunas ARNm de la covid aumentan drásticamente los marcadores inflamatorios endoteliales y el riesgo de SCA según lo medido por la prueba cardíaca PULS: una advertencia” a "Hallazgos de observación de los resultados de la prueba cardíaca PULS para marcadores inflamatorios en pacientes que reciben vacunas de ARNm". La modificación también advierte de que los datos no han sido validados en la población.

El asunto de las vacunas de la covid-19 y los presuntos problemas cardíacos que genera es recurrente en el ámbito de la desinformación, siendo el más famoso el de una supuesta mayor  prevalencia de la miocarditis tras la vacuna de ARNm que la documentada científicamente, que los estudios han estimado entre uno y 10 casos por cada 100,000 pacientes vacunados.