Elena Francis: ¿por qué es importante conocer las fuentes?

En internet, la fuente de donde sale una información es fácilmente manipulable y el autor puede esconderse tras un perfil anónimo o, incluso, falso

Es difícil ser críticos ante contenidos que encontramos en las redes cuando nos despiertan emociones muy fuertes arraigadas en nuestras creencias, pero es justamente en estas ocasiones que nos hace falta parar antes de compartir y preguntar-nos: ¿quién hay detrás de la información? Si la fuente no es fiable, entonces podemos descartarla directamente. La Cápsula 2: Verificamos con 4 preguntas de nuestra propuesta didáctica, nos da las herramientas para decidir en qué fuentes podemos confiar. 

En internet la fuente es fácilmente manipulable y el autor se puede esconder detrás de un perfil anónimo o incluso falso. Por eso es importante que nos preguntemos quién hay detrás de la información. Pero las personas falsas, al igual que la desinformación, no son un invento de internet. Este es el caso del Consultorio para la mujer de Elena Francis, un programa de radio emitido entre los años 1947 y 1984 donde las oyentes enviaban consultas para recibir el consejo de Elena Francis. 

El consultorio se convirtió en un espacio de confianza y Elena en una confidente con quien compartir las inquietudes y los problemas más íntimos de las oyentes. Oyentes jóvenes escribían sobre los chicos que les gustaban, otras confesaban secretos o incluso buscaban consejos de salud. Todavía más, si las oyentes no querían que su consulta fuera pública, podían pedir a Elena Francis que les enviara una carta. Resulta, sin embargo, que detrás de la figura de la confidente no había la mujer que las oyentes esperaban, sino todo un grupo de ideólogos y guionistas cercanos al régimen franquista

La importancia de saber quién nos está hablando

Las respuestas a las consultas se escribían de acuerdo con los intereses de la Sección Femenina de la Falange. Su ideología conservadora se construía alrededor de la idea que la mujer era sumisa a su marido y responsable de la estabilidad del matrimonio. Si lo que las oyentes confesaban se salía de las ideas morales franquistas, los consejos de Elena Francis eran una manera de reconducirlas.  

Este, sin embargo, fue solo uno de los intereses del Consultorio. El año 1950, un mes antes de la primera emisión del programa, nació el Instituto de Belleza Francis. La directora y esposa del propietario, Francisca Bes Calbet, fue una de las creadoras del personaje de Elena Francis, junto con Àngela Castells (representante de la Sección Femenina en Radio Barcelona). De esta manera, además de aleccionar a las oyentes, Elena Francis era también una herramienta para vender productos de belleza. 

Identificar fuentes fiables

Tenemos que ser capaces de saber quién hay detrás de la información en cada momento para poder distinguir los falsos expertos de los reales. Especialmente, debemos preguntarnos quién está hablando cuando estamos ante un anuncio. La industria de la publicidad fue una responsable de Elena Francis y lo es también de muchos mensajes engañosos que encontramos hoy en día en internet y en las redes sociales.

Preguntarnos cuál es la motivación tras el contenido también nos puede ayudar a decidir si la fuente es fiable o no. Si el objetivo es vender un producto, es posible que de datos sesgados. Mediante el consultorio y el personaje de Elena Francis, el Instituto de Belleza Francis se ganó la confianza de las oyentes y se aprovechó para hacer negocio. Siempre es importante que identifiquemos las fuentes para decidir si son de confianza o no, especialmente si el contenido está patrocinado por una empresa que nos quiere vender alguna cosa. 

Hoy en día encontramos muchas empresas que siguen un modelo parecido al de Elena Francis. Por ejemplo, esta noticia sobre la sostenibilidad de los viajes en avión, donde se explica un supuesto avance tecnológico. Pero, ¿qué hay detrás de la información? Si nos miramos el artículo con atención, podemos ver que el contenido está patrocinado por Repsol, una empresa petrolera con intereses en el sector del transporte. 

Muchas estafas usan el método de entrevistas con falsos expertos o la imagen de personas famosas para engañar a los usuarios. Los falsos expertos son una de las estrategias más utilizadas en la difusión de desinformación. Un doctor en ciencias ambientales puede ser una fuente de confianza para hablar de gases de efecto invernadero, pero no es un experto en enfermedades cardiovasculares. No solo hace falta que decidamos si podemos confiar o no en la fuente, también tenemos que tener en cuenta su campo de experiencia y determinar si es o no una autoridad en la materia del contenido. 

Las herramientas de búsqueda avanzada o el método de la lectura lateral son muy útiles para determinar si una fuente es de confianza o no. Llamamos “lectura vertical” a movernos por una página web, mirar si la apariencia en general es seria y leer el apartado destinado a hablar de sí misma. Aunque, si el contenido es falso, pude ser que la información que la web da sobre sí misma también lo sea. Este método es un punto de partida, pero no es suficiente y por eso hacemos una “lectura lateral”. Cuando hacemos una lectura lateral, salimos de la página para ver aquello que otras fuentes autorizadas han dicho sobre la web. De esta manera, antes de verificar los contenidos, podemos comprobar la experiencia de la fuente en la materia y decidir si es o no de confianza. A medida que vamos poniendo en práctica este proceso —lectura lateral, validar las fuentes y descartar aquellas que no son fiables— vamos construyendo nuestra red de confianza. Con el tiempo, esta será más rica y diversa.