Desinformación enmascarada de positivismo

Que un mensaje emita una afirmación positiva no significa que sea veraz

A menudo tendemos a pensar que la desinformación está vinculada a prácticas dañinas para nuestra salud, al fomento del odio hacia el gobierno o hacia algunos colectivos, o a la promoción de productos que persiguen un beneficio económico del vendedor. Es decir, que lleva asociada una connotación negativa.

Y es lógico: muchos de esos mensajes nos han llevado a pensarlo. La promoción del MMS, infraestimar los votos recibidos por un partido, el discurso de odio contra colectivos de inmigrantes o el uso de beneficios falsos para promocionar un producto son sólo cuatro ejemplos de desinformación malintencionada.

Así pues, los mensajes positivos de primeras no nos parecen tan sospechosos y podemos creernos más fácilmente lo que nos cuentan. Pero esto no es garantía de nada: te traemos un ejemplo de cómo un mensaje positivo también puede emitir desinformación.

El caso de las semillas

Hace unos días se hizo viral un mensaje de WhatsApp que aseguraba que echar semillas al campo tiene efectos beneficiosos para el medio ambiente, ya que estas se convierten en árboles que hacen sombra y que permiten combatir el aumento de temperaturas por el cambio climático.

Si recibimos este mensaje, lo más probable es o que lo ignoremos, o que lo leamos y lo reenviemos directamente. ¿Quién imaginaría que puede ser falso? ¡Pero si es para devolver el espacio más verde!

Pues cuidado: el mensaje promueve una práctica que podría ser perjudicial para el medio ambiente. Lo más probable es que las semillas que se arrojen no acaben germinando porque son estériles o necesitan cuidados especiales, pero, en cualquier caso, esta práctica no está recomendada porque puede acabar alterando los ecosistemas naturales.

¿Qué hago ante una información sospechosa?

Tal y como ya explicamos, hay algunos pasos que puedes seguir para evitar que te cuelen un mensaje sospechoso. Lo primero, y más importante, es que si no estás seguro de que el mensaje sea cierto, no lo compartas. Y aun con más razón si se trata de una cadena, es decir, de un mensaje de estos que aparece como «Reenviado muchas veces».

Puedes fijarte también en si el mensaje adjunta un vínculo de referencia. Mira dónde te dirige. ¿Te suena el medio que ha hecho difusión del tema? Con un repaso de la página web podrás identificar si la fuente es confiable o no. Lo mismo con el autor: puedes realizar una búsqueda rápida en Google para ver qué encuentras. Más datos en los que te puedes fijar: fecha de publicación de la noticia, fuentes y procedencia de las imágenes. Recuerda que la desinformación busca despertarnos emociones y que es fácil caer en la trampa. Si no lo has verificado, ¡no lo compartas!

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