Caso Dalas Review: la libertad de expresión no ampara los insultos

Esta no es un derecho absoluto: depende de las libertades de quien nos rodea y de la legislación del país en el que vivimos

Ser libres para expresar nuestros pensamientos y opiniones es legítimo y forma parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es un derecho fundamental porque nuestros pensamientos, opiniones y habilidades comunicativas son parte central de lo que significa ser humano: la comunicación y el debate son esenciales para construir una sociedad democrática. Pero la libertad de expresión no es un derecho absoluto que se aplica en todas las situaciones de forma ilimitada, sino que debe estar en armonía con las libertades de quien nos rodea y con la legislación del país en el que vivimos.

¿Quién, qué y cómo?

Por eso, las grandes cuestiones son: ¿dónde está el límite? ¿Qué es lícito y qué no? ¿Quién debe dictaminar esto? Pues no hay una respuesta clara o universal y hay varios factores que deben tenerse en cuenta al hablar de ello. Por ejemplo, Twitter, Facebook, Instagram, etc. son empresas privadas. Por tanto, ¿debería regularlo el empresario que dirige la red? ¿Las instituciones públicas (a escala estatal, mundial)? ¿Las personas que son usuarias…? Os animamos a que tengáis este debate con el alumnado, ya que no hay una respuesta correcta, pero sí que pueden surgir ideas muy imaginativas.

¿Y cómo debe llevarse a cabo esta regulación? ¿Regulamos el uso de las redes de forma preventiva o regulamos el mal uso que se puede derivar? En España, recientemente ha habido la primera condena vinculada con la desinformación. La condena es por incitación al odio a través de la difusión de un vídeo descontextualizado.

Hablemos en las aulas

Como ya sabéis si sois seguidores de la newsletter de Desfake, en Verificat somos partidarios de empezar este debate en el aula, y tenemos una cápsula de Desfake para que el alumnado reflexione y desarrolle su capacidad argumentativa de forma crítica. Recientemente, en España hemos conocido un caso en el que se ha puesto sobre la mesa hasta donde llega la libertad de expresión en las redes por las declaraciones de un influencer.

Hace apenas unos días la Justicia española condenó a Dalas Review, un conocido youtuber, por difamación contra el padre de su expareja a través de sus vídeos de YouTube, donde cuenta con 10 millones de suscriptores. El juez ha concluido que “nadie con una inteligencia media puede pensar que con la excusa de la libertad de expresión se pueden manifestar toda esta serie de improperios reconocidos como tales por la RAE, por libremente manifestarlas en las redes sociales, sin que el receptor no se sienta agredido y que el sistema no reaccione”.

Os recomendamos utilizar este caso, que se ha hecho muy viral y probablemente algunos alumnos ya lo conocen, para empezar el debate en el aula, pero dejando que fluya hacia otros ejemplos o situaciones que el alumnado pueda proponer.

La libertad de expresión no debería amparar la desinformación

Hace unos meses, Verificat se sumó a un comunicado junto con decenas de otros verificadores para pedir a YouTube cambios en la plataforma para no favorecer la desinformación. Además, la Comisión Europea está preparando un código de buenas prácticas en materia de desinformación. ¡Estos dos documentos pueden ayudaros a iniciar y conducir la conversación en el aula!

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