¿Qué tiene de cierto la expresión «el vino hace sangre»?

Analizamos con IDIBELL el refranero catalán


¿Qué se ha dicho?

El refranero catalán dice que «el vino hace sangre».

¿Qué sabemos?

En realidad, las células madre de la sangre son las encargadas de producir las células sanguíneas y los efectos dañinos del alcohol sobre la salud han sido demostrados por numerosas investigaciones.

Seguro que has oído alguna vez la expresión “el vino hace sangre”, haciendo referencia al supuesto poder vivificante y vigorizante del vino. Tradicionalmente se utilizaba mucho, pero ¿seguro que es cierta?

El vino es una bebida que ha estado muy presente en celebraciones, prácticas religiosas y rituales de la cultura clásica y, hoy en día, sigue formando parte de la dieta mediterránea. Pero en realidad la idea de que el vino es una bebida saludable es errónea, ya que la vinculación del alcohol con el cáncer y otras enfermedades está más que probada por numerosas investigaciones. ¡Te lo explicamos!

El vino en nuestra cultura

Ya en las civilizaciones ancestrales como la antigua Grecia, el vino era considerado una bebida culturalmente importante, fuera por la dieta o por prácticas religiosas y rituales. Sin embargo, varios trabajos como este estudio de The Lancet de 2020 o este análisis sistemático publicado en la misma revista en 2016, entre otros, han desmontado los mitos que giran en torno a este brebaje. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los expertos advierten de sus numerosos efectos tóxicos, tal y como explicamos anteriormente.

Los efectos del alcohol sobre nuestro cuerpo van desde interferencias a la comunicación cerebral que pueden llevar a daños neurológicos, hasta daños hepáticos o pancreáticos, y la evidencia científica sostiene que el consumo de alcohol, incluso en dosis moderadas –una copa de vino o cerveza al día en mujeres, o dos en hombres– aumenta el riesgo de desarrollar cáncer, principalmente en los aparatos respiratorio y digestivo. De hecho, es por este motivo que el compuesto está clasificado dentro del grupo 1 de carcinógenos por la Agencia Internacional por la Investigación del Cáncer (IARC, siglas en inglés), lo que significa que se trata de una sustancia carcinogénica para los humanos.

Por eso, entidades como la OMS advierten en su web que “no existe un consumo de alcohol seguro para la salud”. Cuando se habla de ingesta de alcohol, pues, no existe una dosis buena para nuestro organismo.

 

El mito "de una copa de vino al día"

La idea de que las bebidas fermentadas —especialmente el vino tinto— son beneficiosas para la salud tiene su origen en los polifenoles, unas sustancias antioxidantes que podrían tener propiedades positivas frente a la prevención de ciertas patologías cardiovasculares como la enfermedad isquémica. En realidad, los polifenoles se pueden obtener a través de otros alimentos que no sean cancerígenos. "Lo que aporta de polifenoles una botella de cerveza o un vaso de vino tinto es lo mismo que comer una manzana o una naranja, la mitad que tomar un café, la mitad que el consumo medio de pan", aclara a Verificado Iñaki Galán, investigador del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

Aunque es cierto que una revisión de estudios publicada en la revista científica BMC Medicine en 2014 concluyó que el vino podría ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica a través de estos compuestos, no se puede defender que existe un consumo de vino saludable, puesto que los posibles efectos positivos no superan los riesgos que supone el consumo de alcohol, tal y como explica Clara Maluquer, investigadora del grupo de tumores hematopoyéticos y linfoides del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL).

¿Quién "hace la sangre"?

Si además analizamos la expresión "el vino hace sangre" de forma literal, veremos que ésta tampoco es cierta, dado que "quien de verdad 'hace la sangre' son las células madre de la sangre" en un proceso llamado hematopoyesis, indica Maluquer. Las células madre son la materia prima del cuerpo, a partir de la cual se generan todos los tipos de células presentes en nuestro organismo mediante un proceso llamado diferenciación celular.

Las células madre hematopoyéticas, es decir, de la sangre, se encuentran en la sangre periférica —la sangre que circula por todo el cuerpo— y en la médula ósea roja de los adultos, y son capaces de dar lugar a todos los tipos de células sanguíneas, como los glóbulos blancos o los glóbulos rojos, entre otros.