Pedro Sánchez no ha autorizado el uso de ‘chemtrails’, ni existe un procedimiento conocido con este nombre

Analizamos un artículo actual que afirma que Pedro Sánchez ha autorizado el uso de chemtrails


¿Qué se ha dicho?

Que Pedro Sánchez ha autorizado el uso de ‘chemtrails’ para fumigarnos desde el cielo.

¿Qué sabemos?

Que Pedro Sánchez no autorizó el uso de ‘chemtrails’, sino que autorizó, el 17 de abril de 2020, la utilización de procedimientos de desinfección aérea con productos virocidas, muy usados durante la pandemia.

Nos habéis hecho llegar un artículo actual que afirma que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha autorizado el uso de chemtrails, unas supuestas fumigaciones tóxicas que, según algunas teorías de la conspiración, se llevan a cabo desde los aviones y dejan un rastro en el cielo. Es FALSO. Los chemtrails no existen, sino que corresponden a las estelas de los aviones, fruto de la condensación del vapor que emiten. El 17 de abril de 2020, durante el estado de alarma, el gobierno español publicó en el BOE que cita el artículo que nos habéis hecho llegar, que contaba con una autorización a dos batallones de las Fuerzas Armadas para utilizar técnicas aéreas de desinfección de los ambientes, específicamente contra el SARS-CoV-2, pero en espacios cerrados. Que se llamen técnicas aéreas no significa que se ejecuten desde el aire o en aviones.

Pedro Sánchez autorizó los chemtrails: El Gobierno utilizará las Fuerzas Armadas para fumigarnos desde el cielo.

En abril de 2020, Pedro Sánchez aprobó "la utilización de procedimientos de desinfección aérea, a través de las técnicas de nebulización, termonebulización y micronebulización para la ejecución de las tareas de desinfección". Como explica el Ministerio de Sanidad, algunos de los productos virocidas autorizados, muchos de ellos a raíz de la pandemia del SARS-CoV2, se aplican mediante la nebulización. Se utilizan en espacios cerrados y no funcionarían desde los aviones, como harían los supuestos chemtrails, porque su efecto quedaría dispersado en el aire antes de llegar a surtir efecto, como explicamos en este artículo donde desmontábamos la teoría de las estelas de los aviones.

"No tendría sentido aplicar el proceso de nebulización en un espacio abierto", confirma Xavier Giménez, profesor titular del Departamento de Ciencia de los Materiales y Química Física de la Universidad de Barcelona (UB). Giménez explica a Verificat que los nebulizadores se utilizan sobre todo en espacios como los quirófanos, donde se quiere garantizar una desinfección completa de las superficies. Además, la aplicación debe ser "siempre por parte de personal especializado", añade.

Los "equipos de nebulización y micronebulización dispersan el producto en forma de una niebla actuando sobre todas las superficies del establecimiento con rapidez y accediendo a zonas donde con las técnicas de aplicación manual sería muy difícil", explica la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPA). “Así se consigue la descontaminación completa del espacio frente al coronavirus SARS-CoV-2 productor de la enfermedad covid-19", añade. Es decir, que se trata de técnicas usadas manualmente con el objetivo de luchar contra la pandemia de covid-19.

La desinfección por vía aérea (DSVA) es un método para desinfectar todas las superficies (equipos, paredes, techos y suelos) de una sala, nebulizando en el aire un producto desinfectante y manteniendo la sala estanca durante el proceso.

La teoría de los chemtrails

Los chemtrails han estado desde hace tiempo presentes en varios discursos engañosos, y, de hecho, un estudio a nivel internacional encontró que “casi el 17% de las personas (…) creían en la existencia de un programa atmosférico secreto a gran escala (SLAP)”. Las teorías que apoyan a los chemtrails proclaman que estos son “fruto de proyectos secretos, generalmente gubernamentales, conocidos por una élite minoritaria, para fumigar a la población con objetivos diversos: control de población, del clima, interferencia de las comunicaciones”, como explica un artículo que desmonta las hipótesis en torno a este fenómeno. Esta teoría ha sido desmentida en multitud de ocasiones por la comunidad científica, como ya explicamos.

El fenómeno conocido como chemtrails corresponde a estelas de condensación o contrails (del inglés, condensation trails). Éstos se forman por la sublimación del vapor de agua emitido en la combustión de las turbinas de los aviones, cuando a la altura en la que vuelan siempre la temperatura se encuentra decenas de grados bajo cero. “Estas nubes, a pesar de ser originadas por causas antrópicas [debidas a la actividad humana], están formadas por cristales de hielo o gotitas (…) como las nubes de origen natural”, apunta el artículo mencionado, que aporta una visión científica en el fenómeno.

“No tiene ningún sentido [afirmar] que hayan autorizado a los chemtrails, entre otras cosas por qué nunca han existido”, explica a Verificat Xavier Giménez, autor de un artículo que también desmonta la teoría que dice que se puede fumigar a la población desde el cielo. Coincide con él el grupo de investigación de David Keith de la Universidad de Harvard, quien apunta que "no hay ninguna evidencia de la existencia de chemtrails", y añade que "si este programa existiera en la escala necesaria para explicar la cantidad reclamada de rastros químicos, requeriría miles o quizás decenas de miles de personas. Sería extraordinariamente difícil mantener en secreto un programa de este tipo". Un artículo de Science que analiza el supuesto fenómeno de los chemtrails añade que "las declaraciones oficiales sobre la inexistencia de las estelas químicas no han desalentado a los defensores de la teoría", teniendo en cuenta que la comunidad científica ha rechazado repetidamente que existan estas estelas químicas.

Jordi Mazon, doctor en física por la Universidad Politécnica de Catalunya, profesor del Departamento de Física aplicada de esta universidad y presidente de la Asociación Catalana de Meteorología, explica a Verificat que los principales argumentos usados por aquellos que defienden la existencia de los chemtrails se pueden rebatir científicamente, como podemos leer en un artículo del que es autor, junto a otros profesionales. Uno de los argumentos más extendidos por los defensores de los chemtrails es que algunos aviones dejan este rastro [de chemtrails] y otros no, y que a veces este rastro se extiende por el cielo durante horas, y otras no deja rastro. Mazon lo razona explicando que “una temperatura baja y una humedad relativa elevada a los niveles de vuelo de los aviones puede ser suficiente como para que en ocasiones los cristales sublimados del vapor emitido por la turbina no se evaporen con rapidez y el viento puede extenderlos por el cielo. En otras ocasiones, en cambio, la elevada temperatura y la baja humedad hacen que enseguida se evaporen y desaparezcan. Asimismo, dos aviones volando a pocos cientos de metros de diferencia pueden encontrarse condiciones de temperatura y humedad muy distintas, de modo que en un nivel de vuelo los cristales se extiendan y duren horas, y en otro nivel el ambiente sea más seco y se evaporen enseguida”. Mazon es uno de los autores del artículo que profundiza en el tema y contraargumenta, desde un punto de vista de la física de la atmósfera, la pseudociencia de los chemtrails.