No hay pruebas de que el vídeo de la salchicha de Carlos Ríos esté manipulado, pero su observación no permite conocer la composición de un alimento

El vídeo no cumple las condiciones de esterilidad para asegurar que no existe contaminación


¿Qué se ha dicho?

Que una observación casera en el microscopio permite ver “una especie de pelo” en una salsicha comercial.

¿Qué sabemos?

Al margen de que las imágenes sean o no reales, el vídeo no es garantía de nada. La observación no es la adecuada porque el experimento no cumple las condiciones de esterilidad para demostrar si existe contaminación.

Carlos Ríos, creador de la marca Realfooding e impulsor del movimiento real food en España, compartió el 19 de enero un vídeo en el que analizaba un corte de salchicha en el microscopio y asegura que había encontrado “una especie de pelo” dentro del producto (acumula 44.000 me gusta en Instagram). En respuesta, una neurocientífica con 15.000 seguidores en Twitter le acusó de haber manipulado las imágenes porque con cortes tan gruesos “no puedes ver nada porque la luz no pasa a través del microscopio”, según escribía en Twitter.

El microscopio que ha usado el influencer permite realizar observaciones como las que ha compartido y no hay pruebas de que las imágenes hayan sido retocadas. Sin embargo, las observaciones de Carlos Ríos no son relevantes científicamente y no permiten en ningún caso concluir cuáles son los componentes de la salchicha porque las observaciones de microscopía deben seguir unos protocolos de preparación de las muestras que, de acuerdo con las imágenes, no se han cumplido.

Consultado por Verificat, el influencer ha compartido el modelo de microscopio empleado, que, según la descripción del producto, contiene un sistema de doble iluminación, tanto superior como inferior. Es decir, que permite realizar observaciones tanto de superficies opacas, como el corte de salchicha mostrado por Ríos, iluminándolo desde arriba, como de muestras transparentes o translúcidas, iluminándolas desde abajo, el tipo de observación que se suele utilizar para realizar análisis alimenticios tanto de composición como de potencial contaminación por bacterias u hongos, por ejemplo.

Vídeo plausible, identificación dudosa

Una cosa es que el vídeo sea plausible y otra muy distinta que permita extraer conclusiones sobre la composición o supuesta contaminación de la salchicha. El objetivo empleado por Ríos en la observación posibilita ver la muestra suficientemente aumentada como para ver algo como lo que enseña, según explica a Verificat Gabriel Alfranca, investigador del Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA-CSIC) : “A falta de más información, no es descabellado pensar que esté empleando los aumentos suficientes para verlo [el pelo] a ese tamaño y con ese equipo”.

Ahora bien, “no se puede saber si estaban en el interior de la salchicha […] o son fruto de una contaminación por la forma en que se ha hecho la extracción de la muestra”, apunta Ricardo Granja, experto en microscopía doctorado en la Universidad de Alicante. “Con el instrumento con el que se ha hecho la observación, con la falta de cuidado con que se ha obtenido la muestra, la falta de trazabilidad de la muestra en cuestión y la escasa confiabilidad del observador, no se puede afirmar que lo que se ve sea componente de la salchicha”, concluye.

En opinión de Pedro Luis Fernández, jefe de servicio de Anatomía Patológica en el Hospital Germans Trias i Pujol, "el supuesto pelo no me parece tal, sino una estructura artificial". El experto no descarta, sin embargo, "que pudiera haber uno en un material comestible resultante de una manipulación industrial".

La muestra no está bien procesada

El motivo de tantas dudas entre los expertos consultados es que la grabación no permite responder a la pregunta inicial que el propio Ríos comparte: “¿Qué hay dentro de una salchicha?”, ni siquiera garantizar que lo que se está observando sea el alimento en cuestión. Tampoco permite —ni en este vídeo ni en ninguno de los demás que ha compartido observando alimentos ultraprocesados como Nesquik, galletas Oreo o golosinas— identificar ni caracterizar los componentes que aparecen en las imágenes, porque ni la muestra que utiliza está correctamente preparada, ni se hace un análisis adecuado de los supuestos hallazgos. Es decir, que las observaciones del influencer no tienen ninguna relevancia científica.

Para observar una muestra en el microscopio, es necesario prepararla adecuadamente. En el vídeo mencionado, la pieza que observa Ríos no pasa por ningún proceso de preparación, obligatorio y muy exigente, que incluye procesarla, teñirla, fijarla y cortarla con instrumental específico, tal y como explica la Universidad de las Islas Baleares en su web. La naturaleza de estos pasos y el análisis de los resultados cambia en función de los parámetros y el alimento que se quieran observar, puesto que no existe ningún método analítico universal.

Por tanto, no sólo se trata de saber si lo que se observa por el ocular —sistema de lentes ensambladas en la parte superior del microscopio— es o no real, sino también si lo que se observa es representativo. "Haría falta que un laboratorio dotado de personal, equipamiento y protocolos de trabajo homologados y acreditados por alguna agencia pública", lo que no se cumple en el caso de Ríos, concluye Ricardo Granja.

Además, en ciencia, uno de los procedimientos básicos para asegurar la validez de una investigación es poder repetirla y alcanzar los mismos resultados (los principios de la repetibilidad y reproducibilidad). En este caso, Ríos realiza una observación única del corte de salchicha y afirma que esta contiene cuerpos extraños. Sin embargo, tal y como hemos indicado, para poder hacer esta afirmación habría que repetir la observación con diferentes salchichas, de modo que se pudiera asegurar, o, por el contrario, refutar, que todas las unidades de este producto contienen cuerpos extraños.

No es la primera vez que se utilizan imágenes de microscopio para sacar conclusiones erróneas sobre los componentes de alimentos o incluso fármacos. Otros verificadores de la International Fact-Checking Network (IFCN) como Maldita o Snopes han analizado vídeos virales previos que muestran la comida al microscopio, y las vacunas de la cóvid-19 también fueron víctimas de imágenes que aseguraban, falsamente, la presencia de componentes electrónicos en los preparados.

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