Los purificadores de aire para reducir la contaminación funcionan en espacios cerrados pero no hay pruebas que limpien la calle

Los países de la UE apuestan por evitar las emisiones en origen, apuesta que también apoya a la OMS


¿Qué se ha dicho?

Que los límites de contaminación no se están superando en Barcelona más allá de “picos puntuales” y que los purificadores de aire son una buena estrategia para limpiar y depurar el aire.

¿Qué sabemos?

Si una estación de contaminación supera los límites de la UE, la legislación europea establece que la ciudad incumple el reglamento. Las lecturas de una estación, a pesar de corresponder a un punto concreto, sirven para estimar los niveles de contaminación de todas las zonas de la ciudad con características equivalentes. Los purificadores de aire no son, además, una estrategia avalada científicamente para purificar el aire en espacios abiertos.

Eva Parera, candidata de Valents a la alcaldía de Barcelona, aseguró al debate organizado por Betevé que la ciudad no está superando los niveles de contaminación, sino que “tenemos picos” y que para evitarlos es necesario poner aparatos “que limpian y depuran el aire”. En una entrevista anterior en Onda Cero, Parera ya había hecho referencia al “Eixample y la zona de Gal·la Placídia” como los puntos en que se producen estos excesos.

Es FALSO. La Unión Europea considera que, para cumplir los límites de emisiones, deben respetarse los máximos en todas las estaciones de la ciudad que, a pesar de medir la contaminación en un punto específico, sirven para estimar los niveles de otras zonas similares de la ciudad. El argumento de “depurar el aire” en torno a los sensores no tiene sentido: los puntos estiman la polución general de la ciudad y, por lo demás, los purificadores sólo se han mostrado eficientes en espacios cerrados.

No estamos superando los niveles, tenemos picos puntuales, lo que deben hacer es apostar por aparatos, como están haciendo otras ciudades, que limpian y depuran el aire

Las estaciones del Eixample y de Gal·la Placídia son los dos únicos dos puntos automáticos de medida de calidad del aire en zonas de tráfico de Barcelona. Las lecturas que se toman no sólo indican el nivel de contaminación de la ubicación concreta, sino que permiten estimar la calidad del aire del resto de ubicaciones en condiciones de tráfico similares, explica el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat, encargado de gestionar la Red de Vigilancia y Prevención de la Contaminación Atmosférica (XVPCA). Es decir, "para evaluar la calidad del aire en Cataluña no es necesario medir todos sus puntos".

Por tanto, cuando en 2022 la estación Eixample de Barcelona superó el umbral de dióxido de nitrógeno permitido por la Unión Europea, no se trató de un “pico puntual” que se diera en una sola ubicación, como apunta Parera, sino que la situación podía ser similar a otros puntos de la ciudad con las mismas características y que no tienen instaladas estaciones de medida.

Además, ya explicamos que tanto los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) como los de material particulado (PM10) que miden las estaciones de la ciudad son superiores a los niveles recomendados por la OMS. "Sigue existiendo un riesgo bajo los límites establecidos actualmente" por la Unión Europea, sentencia Dominic Roye, investigador de la Fundación para la Investigación del Clima.

Unos datos basados en laboratorio

La candidata de Valents propone en su intervención situar aparatos para reducir la contaminación que "limpian y depuran el aire", haciendo referencia a la tecnología de la marca catalana Urban Air Purifier, según ha explicado su departamento de prensa a Verificat. Estos aparatos purifican gases y partículas contaminantes en espacios interiores y exteriores, según una noticia de La Vanguardia adjuntada por Valents.

Su gerente de la empresa, Mateo Cusí, explica a Verificat que la tecnología ha sido desarrollada en colaboración con la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), y que estos aparatos tienen “una eficacia de eliminación de NOx del 75%” y un 95% en el caso de las partículas en suspensión. Ahora bien, "nuestro sistema es efectivo cuando se instala una consecución de dispositivos en una calle o en la zona a tratar", detalla Cusí, "no hacemos magia, no convertimos el centro de Barcelona en el Montseny".

Urban Air Purifier ha enviado a Verificat la certificación de su producto y los cálculos en base a los que extrae su eficacia. Las cinco pruebas para certificar el purificador que se detallan en la documentación se realizaron exclusivamente en un ambiente cerrado, no al aire libre. En consecuencia, "los resultados no sirven para un uso en el exterior", como desprende Josep Calbó, catedrático del grupo de investigación de Física Ambiental de la Universidad de Girona (UdG). En un entorno abierto, el aire que sale del purificador se diluye “infinitamente”, según Eva Gallego, doctora en Ciencias Ambientales e investigadora del Laboratorio del Centro de Medio Ambiente de la UPC, por lo que el efecto real es mínimo.

Ambos expertos coinciden en señalar que los experimentos y los cálculos en base a que se han obtenido las cifras de eficacia se llevaron a cabo con una concentración de contaminantes “muy alta”, unas 6.000 veces más que los límites anuales establecidos por la UE, y unas 1.000 veces más que los límites de concentración durante una hora. "Cuando la concentración de entrada es bastante bajita [como la que se da en el ambiente urbano], es muy difícil obtener muy buen rendimiento", desarrolla Gallego.

Si bien es cierto que ciudades como París (Francia), Rotterdam (Países Bajos) o Xian (China), entre otros, han instalado prototipos de purificadores de aire, no hay evidencia publicada de que avale su efectividad en un entorno urbano real. La tecnología utilizada en Rotterdam mostró reducir en un 45% la concentración de PM10, pero sólo a un radio de 10 metros de la torre.

Gallego explica que desde la UPC realizaron unas pruebas con equipos de purificación “hace unos años”, aunque no explicita la compañía con la que las llevaron a cabo. "Instalamos el equipo en un patio en la ETSEIB y cogíamos el aire real que entraba y salía" del purificador, continúa la experta. Al realizar las medidas “prácticamente” no hubo “ninguna reducción”, contrapone.

Reducir emisiones, no limpiar después

Los países de la Unión Europea coinciden en tomar mayoritariamente medidas que limitan en origen las emisiones de contaminantes para rebajar la polución en las ciudades, en lugar de intentar purificar el aire una vez contaminado. La prevención es la estrategia que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS) y recomienda el plan de acción Contaminación Cero de la Unión Europea.

"A nivel de contaminación atmosférica lo más importante es controlar la emisión", continúa Gallego. Limpiar el aire una vez contaminado con purificadores, requeriría de mucha energía y de una gestión adecuada de los residuos que generarían, señala Calbó, de la UdG, además de ocupar espacio público y suponer un coste para la ciudad.

La opinión de los expertos coincide con las medidas tomadas por los países de la Unión Europea: el 39% de los planes de los Estados miembros para reducir la polución se centran en limitar las emisiones actuando sobre el tráfico y la planificación urbana, y el 14 % actuando sobre el combustible. Otro 19% de las medidas tomadas están destinadas a la educación y la información a la población. La limpieza del aire contaminado no aparece representada en la estadística, ni mediante purificadores ni con ninguna otra estrategia.

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