El nivel del mar sí ha subido aunque el puerto de Sídney parezca no haber cambiado en 140 años

La comparación de dos imágenes no es una prueba válida que permita analizar los cambios


¿Qué se ha dicho?

Que el cambio climático no ha hecho aumentar el nivel del mar en el puerto de Sídney en los últimos 140 años.

¿Qué sabemos?

El nivel del mar en el puerto de Sídney aumenta a un ritmo de 7,9 centímetros cada siglo. A nivel global, ha crecido más de 20 centímetros en los últimos 140 años, y el crecimiento se ha acelerado últimamente.

Una publicación compartida en Telegram asegura que el cambio climático ha hecho que “aumente 0.0m” el nivel del mar en Sídney “en los últimos 140 años”. El post está acompañado de dos imágenes que muestran una construcción en medio del mar en la ciudad australiana. Se trata de una afirmación ENGAÑOSA: sí, ambas imágenes son ciertas y están separadas aproximadamente 140 años en el tiempo, pero esto no muestra que el nivel del mar no haya incrementado. De hecho, la construcción que se ve en la imagen, que dispone de una de las series de datos más completas y largas, ha registrado un aumento del nivel del mar de 0,76 milímetros anuales (7,6 centímetros cada siglo, unos 10 cm en 140 años), unos cambios imperceptibles en base a dos fotografías.

¡Cambio climático sin precedentes ha ocasionado que nivel del mar en puerto de Sídney aumente 0.0m en los últimos 140 años!

El mensaje lleva circulando en redes sociales en diversos idiomas, como mínimo, desde octubre de 2018, según ha podido comprobar Verificat a través de una búsqueda inversa en el buscador Tineye. El texto viene acompañado de dos fotografías de Fort Denison, una construcción ubicada en el puerto de Sídney, entre las cuales, según el mensaje, hay 140 años de diferencia, aunque Verificat no ha podido comprobar la precisión de esta información. La primera imagen, en blanco y negro, data de la década de 1880, según Wikipedia, que cita a los Archivos Nacionales de Australia como fuente original. A la hora de publicar esta información, sin embargo, la institución oceánica no había confirmado a Verificat ni la fecha ni la autoría de la imagen. La segunda fue tomada en 2018 por el fotógrafo Richard F. Ebert.

En cualquier caso, la comparación de dos imágenes no es una prueba válida que certifique los cambios del nivel del mar. En primer lugar, porque las fotografías “tampoco son tan finas para saber que están [el mar] exactamente al mismo nivel”, tal como indica a Verificat Jordi Pagès, investigador postdoctoral del Departamento de Ecología Marina del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC). Y en segundo, porque la publicación ejemplifica un caso de cherry picking: una técnica de desinformación que consiste en coger un conjunto incompleto y no representativo de pruebas para, engañosamente, apuntalar un argumento.

A día de hoy, el nivel del mar se mide mediante dos instrumentos: los mareógrafos, sensores que miden los movimientos verticales del mar, y por los altímetros satelitales que, desde el espacio, miden la altura del océano en cada punto. En este último caso, los registros —con una buena calidad— empiezan en 1992, por lo que todavía son demasiado reducidos como para evaluar tendencias a largo plazo.

Fort Denison, la construcción de las fotografías que ilustran el post, dispone de un mareógrafo con una de las series más largas y completas del mundo, que comenzó a tomar medidas en 1886. En los casi 140 años de datos acumulados, la instalación ha constatado un aumento del nivel del mar de 0,79 milímetros anuales (7,9 centímetros cada siglo) en el puerto de Sídney, lo que daría un aumento de unos 10 centímetros entre ambas fotografías. El incremento ha sido aún mayor a nivel global: de entre 21 y 24 centímetros, desde 1880 hasta 2020 (aproximadamente 1,5 milímetros anuales), y se ha acelerado en los últimos años (alrededor de 3,2 milímetros anuales, entre 1993 y 2010).

Mareas y cambios regulares

“Es un cambio muy difícil de percibir en las fotos”, reflexiona en conversación con Verificat Marcos Portabella, director del grupo de investigación de Oceanografía física y tecnológica del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), que señala la importancia de tener en cuenta los factores naturales: “El efecto de las mareas, por ejemplo, puede ser un orden de magnitud [10 veces] más grande que los 20 cm”. Este fenómeno, para el cual existen predicciones diarias, puede alterar hasta 2 metros el nivel del mar en Sídney y llegar a los 11 en otros puntos de la costa australiana. 

“Dependiendo del momento de la foto incluso podría darse el caso de un nivel del mar aparentemente más alto hace un siglo que en la actualidad”, coincide Jorge Benito, investigador del grupo de Procesos sedimentarios litorales y oceánicos del ICM-CSIC, quien precisa a Verificat que “esto no niega la subida del nivel del mar” sino que ilustra “procesos diferentes con escalas de variación diferentes”. Además, “la forma de la costa afecta tanto a las mareas como al aumento del nivel del mar”, que no sube de igual manera en todo el mundo, añade Jordi Pagès.

En otras palabras, al valorar el aumento del nivel medio del mar a largo plazo hay que conocer y descontar las mareas y todas las fluctuaciones regulares, es decir, los cambios naturales de las temperaturas costeras, la salinidad, los vientos, la presión atmosférica y las corrientes oceánicas, que también contribuyen a variar el nivel del mar constantemente, y que distorsionan la medida del nivel medio del mar.

¿Por qué aumenta el nivel del mar?

La altura del mar sube principalmente a causa de dos factores. Por un lado, el derretimiento de los glaciares y los polos. Como explicamos aquí, entre 2002 y 2020, la Antártida perdió una media de 149.000 millones de toneladas métricas de hielo al año, según las observaciones de los satélites de la NASA, que han contribuido al aumento del nivel del mar. La otra parte recae en el hecho de que la temperatura de los océanos está aumentando (a un ritmo de unos 0,13 ºC por década, según la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de los Estados Unidos, NOAA), lo que provoca que el agua ocupe un mayor volumen y el nivel suba. Ambas contribuciones “están relacionadas con el calentamiento global”, apunta Jorge Benito.

En su informe de 2013, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la entidad científica líder en la evaluación del cambio climático, prevé que el derretimiento glaciar y la temperatura oceánica vayan a más en los próximos años, aunque las previsiones varían en función del modelo aplicado. El escenario más optimista, que contempla una importante mitigación de las emisiones, prevé que el incremento anual del nivel del mar suba hasta los 4,5 milímetros anuales y se reduzca en la segunda mitad de siglo; el más pesimista, que refleja la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero si no se actúa sobre ellas, dispara el incremento anual hasta los 11 milímetros anuales entre 2081 y 2100.

Hay un tercer factor que afecta al nivel del mar, aunque lo hace de manera residual: el agua que se almacena en sistemas acuáticos terrestres, como ríos, lagos, o presas. La NASA calcula que la construcción de estas últimas ha reducido la altura oceánica en unos 3 centímetros.

Los cambios imperceptibles también tienen consecuencias

Ocho de las diez ciudades más grandes del mundo son costeras, y el 44% de la población mundial vive a menos de 150 km del mar, según el Atlas de los Océanos de las Naciones Unidas. Pese a que los cambios en el nivel del mar pueden parecer pequeños, la página web de NOAA explica que ponen en peligro infraestructuras o viviendas, dado que las grandes tormentas destructivas penetran cada vez más tierra adentro, y las pequeñas inundaciones que causan las mareas (conocidas como ‘inundaciones molestas’) en algunas localidades se volverán más frecuentes. Este simulador muestra cómo subiría el nivel del mar en función del deshielo que afecte a la Antártida y/o a Groenlandia, y este otro, cómo sería este aumento en el futuro en función del escenario.

Jorge Benito añade la “pérdida de ecosistemas” como otra consecuencia del aumento del nivel del mar, algo con lo que la NOAA coincide, y a lo que suma la contaminación de acuíferos de agua dulce.