Aprende a detectar sesgos cognitivos

Nuestro cerebro actúa como un algoritmo que filtra toda la información que recibe

Nuestro cerebro debe tomar muchísimas decisiones muy rápidamente, especialmente cuando nos llega una cantidad inalcanzable de información. Para simplificarla y priorizarla existen mecanismos mentales para no gastar tanta energía.

Muchos de estos mecanismos operan en el inconsciente, en un proceso muy bien explicado por la socióloga Liliana Arroyo en el artículo 'Miopia cognitiva, biaixos i supervivència' publicado en el CCCBLab. Arroyo expone que “nuestros sentidos son capaces de percibir once millones de bits por segundo, mientras que nuestra mente sólo puede procesar cincuenta” y que, por tanto, nuestro cerebro actúa como una especie de algoritmo que decide qué es importante y qué no lo es.

Pero, ¡cuidado! Algunos de estos mecanismos pueden llevarnos a equivocarnos. Se llaman sesgos cognitivos, y pueden hacernos creer informaciones que no son ciertas. Los científicos han identificado más de 180, estos son algunos ejemplos:

> Sesgo de confirmación: Las personas tendemos a buscar información que confirme nuestras ideas. Muchas veces, queremos reforzar y validar nuestra forma de pensar, y por el camino, podemos pasar por alto comprobar la fiabilidad de las fuentes. Cuando nos encontramos con una información que coincide con nuestra ideología o nuestros valores, tendemos a no evaluarla o verificarla lo suficiente, sino a darle credibilidad y compartirla directamente. 

¡Lo contrario también es peligroso! De la misma manera que priorizamos informaciones que confirman nuestras creencias, también tendemos a ignorar o quitar importancia a ideas que discrepan con nuestros valores. 

> Sesgo de grupo: Tendemos a estar inconscientemente de acuerdo con las personas que forman parte de nuestro grupo sin cuestionarlas. Si una amistad o un familiar comparte una desinformación en el grupo de WhatsApp, nos cuesta más estar al acecho o cuestionarla.

> Efecto de arrastre: Es similar al sesgo de grupo, y consiste en pensar lo mismo que piensa la mayoría, aunque no haya pruebas o evidencia de que sea cierto. "Si lo piensa todo el mundo, es que será verdad, ¿verdad?" ¡No! Por ejemplo, una persona poco informada políticamente puede tender a votar en el partido más popular, aunque vaya contra sus intereses; o una persona que no tiene claro qué móvil comprar puede terminar comprando el modelo más vendido, en lugar de investigar cuál es el que más le conviene.

> Sesgo de repetición: Las personas tendemos a creer que una idea es cierta si la escuchamos y la vemos repetida muchas veces. A menudo, no tomamos decisiones a partir de datos o estadísticas, sino a partir de lo que más leemos. Seguro que has oído mil veces que una dieta vegana no puede aportar todo el hierro que necesitamos. ¡Que se repita infinitamente no significa que sea verdad!

Consejos para detectar sesgos cognitivos

> No, tú no eres menos susceptible a los sesgos. Si después de leer este artículo has pensado: “¡pero yo soy muy consciente de lo que hace mi cerebro, seguro que no me dejo enredar por los sesgos!”, quiero que sepas que esto es un sesgo en sí mismo. Si crees que los sesgos no te afectan, lo más probable es que seas menos consciente de ellos. Por tanto, el primer paso para aprender a detectarlos es aceptar que estos existen e influyen en cómo pensamos.

> Reflexiona sobre tus ideas y decisiones. ¿Qué factores te llevan a tomar determinadas decisiones, o influyen en tu modo de pensar? ¿Te informas con noticias serias, datos y evidencias científicas, o te dejas influir por lo que más se repite o por las opiniones de tu grupo de iguales, aunque no sepas a ciencia cierta si son ciertas?

> Busca perspectivas diferentes. Lee noticias de medios diferentes y no mires siempre los mismos canales de televisión o YouTube, ni sigas en las redes únicamente a personas que piensen como tú. Busca puntos de vista distintos, asegúrate de que las fuentes sean de calidad y, a partir de ahí, forma tus ideas.

> Infórmate críticamente. Cada vez que recibes una información, detente a reflexionar sobre cómo te hace sentir e intenta identificar si en tu cerebro se ha activado algún sesgo de los que hemos tratado en este artículo. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *