¿Qué tiene de cierto la expresión “necesita jarabe de palo”?

Analizamos con IDIBELL el refranero catalán


¿Qué se ha dicho?

El refranero catalán contiene la expresión “necesita jarabe de palo”.

¿Qué sabemos?

La violencia durante la crianza es una forma de maltrato que vulnera los derechos de los niños y no ha de ser aplicada bajo ninguna circunstancia, tal como indican organizaciones internacionales como la OMS, UNICEF o UNESCO.

En la época de nuestros abuelos y abuelas, algunas personas tenían la creencia de que la mejor manera de educar a la chiquillería era con mano dura, así que si se portaban mal les daban una colleja, asegurando que “necesita jarabe de palo”. Hay quien todavía cree que se debe educar a los niños a base de golpes, pero ¿qué opina la ciencia? 

Toda violencia es una forma de maltrato, tal como indica la Convención por los Derechos de los Niños de 1989. Diversos organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Fondo de las Naciones Unidas por la Infancia (UNICEF, por las siglas en inglés) advierten de los riesgos de esta práctica y de las consecuencias devastadoras que puede llegar a tener sobre las víctimas. ¡Te lo contamos!

Consecuencias de educar con violencia

Según indica UNICEF, los niños experimentan un sentimiento de terror al recibir castigos físicos, “desarrollando así mecanismos de adaptación a la violencia, como pueden ser la obediencia extrema o los comportamientos violentos”. Estas conductas trascienden el mundo familiar, ampliándose e influyendo sobre todas las relaciones que la persona maltratada establezca.

La violencia es contraproducente a la hora de educar a los niños” declara Carles Soriano, investigador principal del grupo de investigación en Psiquiatría y Salud Mental del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y profesor del departamento de psicología social y psicología cuantitativa de la Universidad de Barcelona (UB). De hecho, “las personas tenemos unas neuronas que nos permiten copiar las conductas de los demás, y lo que hoy es una colleja de la persona adulta al niño, mañana puede ser una respuesta abrupta del niño a los padres, o una bofetada a alguien de su edad” añade el experto. 

Una experiencia traumática

Por tanto, la expresión “necesita jarabe de palo” no tiene nada de cierto. La exposición a la violencia durante la infancia acostumbra a ser una experiencia traumática, tal como indican las Naciones Unidas en su web, ligada a trastornos físicos y mentales, tanto inmediatos como a largo plazo. “El impacto de la violencia en el desarrollo del cerebro infantil es especialmente preocupante”, indican, “sobre todo cuando la exposición a la violencia es perlongada”. 

Es por esto que esta organización ha desarrollado materiales para prevenir el maltrato infantil en el ámbito familiar. En el contexto estatal, en 2021 se aprobó por primera vez la ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que garantiza por primera vez los derechos de los niños frente la violencia y tiene como objetivo erradicarla, tal como detalla la Estrategia de Eliminación de la Violencia sobre la Infancia y la Adolescencia

Tal como indica Soriano “podemos tirar el jarabe de palo a la basura y utilizar otros remedios mucho más efectivos, como por ejemplo enseñar a los niños a regular sus emociones”. Este modelo educacional alternativo es conocido con el nombre de educación emocional y consiste en ayudar a los niños a desarrollar habilidades emocionales que van desde la gestión de las emociones hasta el autocontrol o la empatía, tal como indica el Ministerio de Educación y Formación Profesional en su web.

No todo vale 

Aunque nos pueda parecer una realidad muy alejada, la violencia durante la crianza, que engloba todas las formas de maltrato físico o psicológico que sufren los niños por parte de las personas adultas que están a su cargo, todavía está presente en el día a día de muchos niños. Un informe publicado por UNICEF en 2014 denunciaba que 6 de cada 10 niños y niñas de 2 a 14 años eran víctimas de casting físicos a manos de sus cuidadores de forma periódica alrededor del mundo, unos datos que fueron validados por la OMS en 2021. En España se notificaron 21.521 casos de violencia en la infancia en este mismo año.

Bofetadas, insultos, agresiones o abusos sexuales son solo algunas de las formas de violencia que sufren los niños, ya sea por parte de tutores, profesores o familiares, la mayor parte de las veces con intención de educar o castigar, según UNICEF. Además, tal como indican la OMS, UNICEF o la Organización de las Naciones Unidas por la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por las siglas en inglés), la violencia es una violación de los derechos de los niños que no comporta ningún beneficio para las víctimas y no debe ser aplicada bajo ninguna circunstancia, ni para educar ni para castigar.