Qué sabemos sobre los tratamientos en cuevas de sal para tratar enfermedades respiratorias

Las revisiones sintemáticas realizadas al respecto piden estudios de mayor calidad


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¿Qué se ha dicho?

Que la cueva de sal es una terapia de aerosoles de sal seca que se emplea para el tratamiento de enfermedades respiratorias como el asma.

¿Qué sabemos?

Los estudios sobre este tratamiento conocido como haloterapia contienen graves fallos metodológicos, no cuentan con una muestra representativa o presentan conflictos de interés. Hasta el momento, no se han demostrado los supuestos beneficios de la haloterapia en problemas relacionados con el sistema respiratorio.

Están circulando vídeos en redes sociales sobre los supuestos beneficios de la haloterapia, un tratamiento en cuevas de sal para tratar enfermedades respiratorias. Entre otros, se han sumado a esta moda la influencer Marta Pombo, en cuyos stories —publicaciones que están activas solamente 24 horas— recomendaba acudir a una cadena que ofrece tratamientos de haloterapia para tratar problemas respiratorios tanto para adultos como para bebés. En concreto, este tipo de terapia, que es ofrecida habitualmente en spas, consiste en respirar pequeñas partículas de sal, ya sea a través de tuberías de sal o en balnearios de sal, lo cual en teoría es beneficioso para aquellas personas con diversas dolencias del sistema respiratorio.

Sin embargo, el tratamiento que promociona es una práctica que a día de hoy no tiene base científica. Las pocas revisiones publicadas al respecto a día de hoy concluyen que son necesarios estudios de mayor calidad para poder conocer los posibles efectos de esta terapia.

La cueva de sal es una terapia de aerosoles de sal seca para el tratamiento de enfermedades respiratorias.

Tanto la Socieddad Catalana de Neumología (SOCAP) como la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (SENP) han recibido consultas sobre el funcionamiento de este tratamiento, pero portavoces de ambas entidades han explicado a Verificat que a día de hoy no existe evidencia científica que las respalde. Una búsqueda en PubMed, un repositorio de artículos científicos en el campo de la medicina, lo confirma.

En teoría, y según la Asociación (americana) de la Terapia de Sal, las cuevas de sal están inspiradas en las cuevas de sal naturales que se encuentran en Europa. Según explican, “existen algunas propiedades conocidas de tener grandes cantidades de sal en este tipo de espacio confinado que proporciona un ambiente de aire limpio y altera las frecuencias de energía en la habitación”.

Ponen el ejemplo de las lámparas de sal del Himalaya, que “genera iones negativos que eliminan los iones positivos que provienen de las ondas electromagnéticas de las diversas tecnologías y la contaminación a la que estamos constantemente expuestos”. Sin embargo, tal y como hemos explicado ya, no hay evidencia científica de que estas lámparas puedan emitir iones negativos en el aire y tampoco es cierto que los equipos eléctricos y electrónicos emitan positivos. De hecho, tampoco existen pruebas de que los iones, tanto positivos como negativos, tengan efectos beneficiosos o nocivos para la salud.

Mirella Gaboli, secretaria de la SENP, explica que “de momento no parece que sustituya ningún tratamiento”, aunque tampoco descarta la asistencia a estos espacios como terapia adyuvante (complementaria), siempre y cuando los espacios estén debidamente acreditados y tales cuevas cuenten con todas las garantías de seguridad.

Una búsqueda de «haloterapia» en PubMed arroja 42 resultados, entre los que no se incluye ningún metaanálisis sobre los beneficios de la haloterapia. Solo hay dos ensayos clínicos que investigan su posible efecto en enfermedades respiratorias registrado en clinicaltrials.gov, que con una muestra de 60 y 45 participantes, respectivamente, representan evidencia insuficiente para validar que el supuesto tratamiento sea realmente útil.

Falta de estudios consistentes

Las escasas revisiones (ninguna de ellas sistemática) publicadas hasta la fecha que han analizado el contenido de este y otros repositorios, destacan que faltan estudios de calidad para determinar hasta qué punto las cuevas de sal presentan beneficios para el sistema respiratorio.

Por ejemplo, esta revisión de 2014 analizaba las supuestas ventajas de la haloterapia para pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y concluyó que la inmensa mayoría —solo uno de los 151 ensayos controlados aleatorios que rescataron de los repositorios médicos cumplió los criterios de inclusión— de los estudios publicados no podían darse por válidos porque, entre otras cosas, no indicaban claramente si los sujetos presentaban EPOC o asma, ni qué medicamentos tomaban los pacientes, ni la gravedad de las dificultades respiratorias al comienzo del estudio, o cuáles fueron los efectos a largo plazo del tratamiento. Es decir, que no pudieron llevar a cabo el metaanálisis porque no había ensayos clínicos aptos para el análisis al respecto.

Otros estudios publicados en PubMed, no centrados en ver los beneficios de la EPOC, presentan conflictos de interés, como este paper publicado en 2015 por científicos norteamericanos, en el cual uno de los autores declaraba ser miembro directivo de la Asociación de Haloterapia.

La haloterapia en el mundo

En otros países del mundo en los que esta práctica también está presente, como Estados Unidos, las organizaciones y asociaciones científicas sí han publicado artículos alertando de la falta de evidencia sobre su eficacia. Por ejemplo, la Asociación Americana del Pulmón lleva actualizando desde 2016 un post en su web que analiza la evidencia científica al respecto, y concluye, en una nueva versión publicada en agosto de 2023, que “no existen pruebas basadas en evidencia que permitan elaborar guías para pacientes o profesionales sanitarios sobre el uso de esta terapia con sal”.

La Fundación de Asma y Alergia de América (AAFA) también publicó otra entrada en 2016 con conclusiones similares: “Si [usted] está buscando una forma natural de tratar el asma, la haloterapia no es lo que necesita. No se ha estudiado de forma rigurosa, a pesar de las afirmaciones de los ‘expertos’», indicaba en el post Maureen George, miembro del Consejo Científico Médico de la AAFA y profesora de enfermería en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Columbia.

De hecho, incluso la misma Asociación para la Terapia con Sal de Estados Unidos indica en un disclaimer de responsabilidad en su guía de referencia y recursos sobre haloterapia publicada en 2019, que esta no está aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para fines médicos y «no está destinada a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad».

En Reino Unido, la organización Asthma+Lung —de la que forma parte la Asociación Británica del Pulmón— indica que “actualmente, la mayoría de los expertos no recomiendan la terapia con sal para personas con asma”, y advierten de que “la inhalación de sal también puede irritar las vías respiratorias, lo que puede provocar tos y desencadenar ataques de asma”.

Un negocio en expansión

Mientras tanto, en España, la presencia de cuevas de sal es cada vez mayor. Un ejemplo es la cadena que promociona Pombo en sus redes sociales, que tiene un total de 12 centros repartidos por toda España, y ha anunciado la apertura de uno próximamente en Barcelona, el primero de la cadena en la ciudad, que ya cuenta con otros establecimientos de este tipo. Paralelamente, una consulta en Google Trends también muestra este aumento, especialmente a finales de 2022.

A este creciente interés también han contribuido medios como 20Minutos o ABC, que han publicado durante años artículos sobre esta práctica, alabando unos supuestos beneficios que, de momento, no se han probado. Las diversas sociedades científicas no se han pronunciado públicamente al respecto. Verificat ha contactado con la Sociedad Española de Neumología (SEPAR), quien ha declinado participar en este artículo.

Sí que lo han hecho a título personal numerosos pediatras y médicos como Ignacio Rosell, pediatra especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, o David Andina, vocal de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP), a través de sus perfiles de X-Twitter, señalando que no hay evidencias de que funcione.

En resumen, y tal y como recuerda Anna Ferran Roig, fisioterapeuta respiratoria y vocal de la SOCAP, “si bien inhalar sal en cuevas puede no tener efectos adversos, tampoco tenemos evidencia de que funcione”. 

La experta reconoce además cierta preocupación por “la higiene de estos sitios”, pues pone en duda que en todos ellos se lleven a cabo las labores de ventilación, así como de mantenimiento de temperatura y humedad, necesarias para evitar la proliferación de patógenos y su transmisión entre los usuarios de estos espacios.

La preocupación por la calidad del aire la comparten otros profesionales de la salud, como Verónica Sanz, neumóloga pediátrica, en declaraciones a Redacción Médica, o la Asociación Americana del Pulmón.