¿Qué es la desinformación?

La entidad First Draft, en su ‘Guía para entender el trastorno informativo’, clasifica la desinformación en tres tipologías: la desinformación propiamente dicha, la información errónea y la mala información.

La difusión de información falsa con la intención deliberada de engañar y manipular es una práctica con antecedentes históricos. A lo largo de la historia, ha habido miles de casos, pero el término fake news o noticias falsas se popularizó en 2017 hasta el punto de ser elegida 'palabra del año' por el diccionario Collins.

Debido a su popularidad, el término fake news se utiliza cada vez más, pero instituciones internacionales como la Comisión Europea o la UNESCO prefieren evitar el término, pues se trata de un oxímoron promovido por el propio Donald Trump con el objetivo de desprestigiar a los medios de comunicación, y optan por hablar de desórdenes informativos. La entidad First Draft, en su 'Guía para entender el trastorno informativo', clasifica la desinformación en tres tipologías: la desinformación propiamente dicha, la información errónea y la mala información.

La desinformación es la información o contenido deliberadamente falso y diseñado para causar daño. Está motivada por tres factores: ganar dinero, tener influencia política (sea en el exterior o en el interior) o causar problemas a otros. La crisis sanitaria de la Covid-19 ha provocado una avalancha de desinformación, muchas veces relacionada con la temática de las vacunas. Por ejemplo, en Verificat hemos desmentido que 98 millones de estadounidenses contrajeran cáncer a través de la vacuna de la polio o que durante la epidemia de gripe española de 1918 sólo murieran las personas vacunadas.

La información errónea también describe contenido falso, pero este se transmite con el convencimiento de que es verídico. Por tanto, se produce cuando una persona crea o recibe una pieza de desinformación y la comparte en sus redes sociales creyendo que está ayudando, es decir, sin voluntad de hacer daño o de transmitir una información falsa o engañosa. También entran aquí los errores gramaticales, los datos inexactos o cualquier tipo de errata. Las plataformas de verificación no persiguen este tipo de desinformación, pues, todos somos humanos y nos podemos equivocar.

Finalmente, la mala información es información verídica, de ámbito privado o restringido, que se saca a la luz con la intención de hacer daño a una persona, una institución o un país. Un ejemplo de mala información de ámbito internacional lo podemos encontrar en el pirateo de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata y la campaña de Hillary Clinton de 2016 por parte de agentes rusos con el objetivo de filtrar ciertos detalles al público y dañar su reputación.

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