La secuencia de la proteína Spike patentada por Moderna en 2017 no es evidencia de que el virus fuera creado en un laboratorio

"Hay secuencias que existen en la proteína Spike y en el virus que tienen trazas testimoniales que han …


"Hay secuencias que existen en la proteína Spike y en el virus que tienen trazas testimoniales que han sido patentadas por Moderna el 2017"

Es cierto que una patente archivada por Moderna en febrero de 2016 tiene un fragmento de código genético idéntico a otro fragmento presente en la proteína Spike del SARS-CoV-2, tal como se explicitó en un artículo publicado en febrero de 2022. Ahora bien, esto no es ninguna prueba que el virus haya sido manufacturado artificialmente por la entidad, como se desprende de las declaraciones de Henrion.

"Cuando se trabaja en ingeniería genética, se usan herramientas que dejan 'huella' como por ejemplo dianas de restricción, y fragmentos de otros genes que son previamente conocidos", apunta Marfany, de la UB. La genetista asegura que no es el caso con el SARS-CoV-2, y que "no hay ninguna evidencia" que se haya fabricado en el laboratorio de forma sintética.

El corte idéntico está conformado por 19 nucleótidos (una combinación de A, C, G y U, las cuatro piezas que componen el abecedario que dan forma a la molécula de ARN). Los investigadores apuntaban en el artículo que la coincidencia podía ser fruto del azar, pero pedían, aun así, una investigación más profunda.

"Es relativamente fácil que una secuencia del SARS-CoV-2 se pueda encontrar azarosamente en otra secuencia de un organismo", rebate Marfany. "De hecho, es muy fácil cuando el fragmento de secuencia es tan corto" como 19 nucleótidos.

De hecho, la misma secuencia de nucleótidos se encuentra también de manera natural en una especie de pájaro (Chaetura pelagica) y en una bacteria (Mycobacterium conspicuum), según apuntaron en X-Twitter Marco Gerdol, investigador del departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Trieste (Italia) y Arios Katzourakis, paleovirólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido), respectivamente.

Actualmente, el artículo sigue publicado, pero acompañado de un comentario que relativiza el hallazgo, donde se asegura que la coincidencia “es compatible con la evolución natural”. La revisión del artículo también critica la metodología y la transparencia de la investigación original.

Otras entidades verificadoras miembros de la International Fact-Checking Network (IFCN), como Associated Press (AP), Politifact Health Feedback, también desmintieron el rumor en su momento.