Si existe una práctica que está en auge hoy en día con un tamaño de mercado global valorado en más de 19.000 millones de dólares en 2021, según la consultora Grand View Research, esta es hacerse las uñas. Y es que actualmente, cada técnico de manicura recibe a unos ocho clientes al día, lo que supone más de tres millones de visitantes diarios sólo en Estados Unidos. A raíz de un artículo publicado el pasado mes de enero en la revista Nature, varios medios de comunicación, tanto en formato escrito como audiovisual, han hecho saltar las alarmas afirmando que la radiación producida por los secadores de uñas de gel podría producir cáncer de piel.
El estudio en cuestión, que se ha llevado a cabo in vitro, es decir, sobre cultivos celulares, por lo que sus resultados no se pueden extrapolar a las personas, ha demostrado que los secadores causan daños a nivel celular, pero no ha encontrado evidencias directas que causen cáncer de piel. Sin embargo, otros estudios previos sí han sugerido que los secadores de uñas pueden favorecer la aparición de melanomas, pero no han sido capaces de cuantificar su riesgo. Todos los trabajos coinciden en la necesidad de investigar más a fondo su posible vinculación.
Radiación y manicura
Para secar el esmalte y los productos empleados durante el proceso de manicura, los salones de estética emplean unos secadores de uñas que funcionan con rayos ultravioleta (UV) de tipo A (UVA). Esta radiación electromagnética, responsable del bronceado del verano, también se asocia al envejecimiento cutáneo y la proliferación de cánceres de piel o melanomas. De hecho, tanto los UVA como los rayos UV tipo B (UVB), que son los principales causantes de las quemaduras, son considerados agentes cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que la exposición a cualquier tipo de rayo UV, a la larga, puede llevarnos a desarrollar un cáncer de piel.
Sin embargo, a diferencia de las camas de bronceado, que también emplean UVA y de las que existe evidencia sólida que aumentan un 75% el riesgo de desarrollar un melanoma si se empiezan a utilizar antes de los 30 años, la intensidad y el tiempo de exposición (entre 6 y 10 minutos) a la radiación (tanto en los secadores de fluorescencia como en los de LED) durante la manicura son reducidos. “Incluso [el secador de uñas] más intenso [...] presenta sólo un riesgo de UV moderado”, según explica a la Fundación del Cáncer de Piel Elizabeth K. Hale, profesora asociada de dermatología en la Universidad de Nueva York.
De hecho, todavía no existe buena evidencia científica del riesgo que estos aparatos pueden comportar para la salud humana. "No existe una dosis de rayos UV concreta que cause cáncer de piel", indica a Verificat Ramon Grimalt, médico especializado en Dermatología, divulgador científico y profesor en la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), "esto depende de la genética de cada persona y, más concretamente, del color de piel. Tendrá más riesgo una persona con fototipo de piel más clara que una persona de piel más oscura”.
El pasado enero, un estudio publicado en la revista Nature evidenció que la radiación UVA emitida por los secadores de uñas produce daños en el ADN tras exponer varias células a las radiaciones emitidas para estos dispositivos. Esta investigación concluyó que la radiación UVA empleada por los secadores de uñas genera mutaciones, toxicidad y muerte celular en las células irradiadas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el estudio se ha llevado a cabo in vitro, es decir, en un ambiente controlado fuera del organismo donde las células irradiadas no tienen la capa protectora de la piel. "Si bien este informe demuestra que la radiación de los secadores de esmalte de uñas UV es citotóxica, genotóxica y mutagénica, este no proporciona pruebas directas de un aumento del riesgo de cáncer en los seres humanos", indican los investigadores del artículo en las conclusiones.
Interés por estudiar los secadores de uñas
Dado que emplean el mismo tipo de luz UV que las camas de bronceado, pero en dosis menores, la seguridad de los secadores de uñas lleva estudiándose desde hace tiempo. Sin embargo, la evidencia hasta el momento es diversa.
Las primeras conclusiones de un estudio realizado en 2009 clasificaban, con poca consistencia, la radiación UVA emitida por los secadores de uñas como posible factor de riesgo para desarrollar cáncer de piel. En cambio, una investigación de 2012 concluyó que la reducida exposición a los rayos UV provocada por estos dispositivos no representaba ningún factor de riesgo para desarrollar un cáncer. Más adelante, una nueva investigación llevada a cabo en 2014 aclaró que, aunque el tipo de radiación utilizada dentro de los salones de manicura sí que estaría clasificada dentro del grupo de los carcinógenos, harían falta muchas sesiones como para que esta radiación pasara a ser un factor de riesgo real a la hora de desarrollar un cáncer de piel. Estudios posteriores sugirieron la educación de los consumidores como prevención de posibles daños en la piel.
Como resultado de las diversas investigaciones, surgieron algunas recomendaciones como reducir las sesiones de manicura, aplicar protección solar en las manos antes de cada exposición a los rayos UVA, o utilizar guantes para proteger las manos y sólo dejar los dedos expuestos durante la manicura. Además, el Dr. Grimalt añade: "yo les diría a todos los usuarios de los centros de estética que no se expongan voluntariamente a situaciones que, de forma acumulada, pueden acabar teniendo repercusiones sobre la salud".
Sin embargo, la mayoría de investigaciones ponen en evidencia la falta de investigación sobre este tema y dejan clara la necesidad de más investigación para poder obtener resultados concluyentes.
Este artículo es parte de Las Mentiras Amenazan la Salud, la sección de salud de Verificat.

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