Qué sabemos del estudio que señala que la contaminación de los pueblos puede ser peor que en las ciudades

Un estudio liderado por científicos del CSIC analiza la calidad del aire en zonas rurales y urbanas para comparar el nivel de toxicidad del aire


Pixabay

¿Qué se ha dicho?

Que en invierno la toxicidad del aire es mayor en los pueblos que en las ciudades.

¿Qué sabemos?

El estudio ha determinado, a través de un análisis en tres puntos de Catalunya, que, efectivamente, en un pueblo la toxicidad del aire era mayor durante unos días concretos. Este estudio se realizó durante los meses de noviembre y diciembre, meses en los que en el pueblo analizado emplean con frecuencia la quema de biomasa para calentar los hogares, que es altamente tóxica cuando las partículas que produce se quedan estancadas en la atmósfera en días de estabilidad meteorológica.

Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de WhatsApp acerca de una noticia publicada en TV3 que afirmaba que “en invierno, la contaminación en los pueblos es peor que en las ciudades”, según un estudio llevado a cabo en Catalunya. Es cierto que una investigación de científicos del CSIC publicada recientemente concluye que en días puntuales y en condiciones atmosféricas tranquilas, el aire en un pueblo del Pirineo de 2.000 habitantes puede llegar a ser más nocivo que en medio del Eixample de Barcelona por el empleo de la biomasa como sistema de calefacción en estos entornos. 

Aunque la exposición constante a la contaminación urbana es a la larga mucho más perjudicial para la salud, la quema de leña y pellets es más tóxica de lo que se cree popularmente: “Parecerá contraintuitivo, porque aquello de coger una madera y quemarla parece muy natural. Será todo lo natural que se quiera, pero contamina un montón", indica a Verificat Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC, y autor principal del estudio, publicado en la revista Atmosphere y en la Revista de la Sociedad Catalana de Química

Sus conclusiones no son una novedad para los expertos que estudian la calidad del aire, tal y como señala a Verificat Pau Rubio, coordinador de comunicación del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, quien insiste en que “se tiende a creer que, por el hecho de ser un producto de origen natural, el biocombustible es inocuo para la salud cuando, como vemos en este estudio y otros, no hay nada más lejos de la realidad”.

Rubio recuerda que aunque la toxicidad del aire en algunos momentos puntuales del año sea mayor en los pueblos, “el impacto que tiene la contaminación urbana sobre la salud de las personas que viven en países desarrollados es mucho mayor en las ciudades, por el simple hecho de que es allí donde se concentra la mayor parte de la población”.

Resultados de la calidad del aire solamente durante el invierno

Los investigadores del IDAEA ponen de manifiesto que, en los pueblos, durante ciertos periodos de estancamiento atmosférico, usar leña y rastrojos para calentar los hogares puede hacer que el aire llegue a ser incluso más tóxico para la salud humana que en entornos urbanos con una densidad poblacional mayor como Barcelona en la misma situación de estabilidad atmosférica. 

Para llevar a cabo su análisis, los científicos compararon el tipo y la cantidad de partículas presentes cada día en el aire en tres entornos distintos de Catalunya: Barcelona (distrito del Eixample) como núcleo urbano (1,6 millones de habitantes), Manlleu como zona suburbana (20.000 habitantes) y Bellver de Cerdanya (Lleida, 2.176 habitantes) como área rural. La recogida de muestras se realizó de manera simultánea en cinco días distintos entre agosto y diciembre de 2019 (cuatro de los cuales, en noviembre y diciembre). 

En los días de estancamiento del aire, esto es, estabilidad atmosférica y tiempo anticiclónico (20 de noviembre y 18 de diciembre), la presencia de material particulado (PM10, partículas dispersas por la atmósfera con un diámetro de 10 micrómetros) y dióxido de nitrógeno (NO2) era elevada en todas las estaciones analizadas, mientras que durante días de inestabilidad, la calidad del aire era o buena o contenía cantidades elevadas de ozono. 

La composición de las PM10 varía dependiendo de dónde se produzca la toma de muestra y su toxicidad radica en los compuestos cancerígenos puede contener. En entornos rurales y semiurbanos, estas estaban compuestas por productos de la quema de biomasa, entre otros, mientras que en contextos urbanos, estaban compuestas de sustancias procedentes, en su mayoría, de productos derivados de la combustión del tráfico urbano.

Para analizar la toxicidad del aire de cada región, Grimalt y su equipo expusieron células pulmonares a niveles reales de estos aerosoles en el laboratorio, algo que no habían hecho en trabajos anteriores. 

Observaron in vitro —en un ambiente controlado fuera de un organismo vivo— que las células morían en mayor cantidad cuando eran expuestas a los aerosoles procedentes de las zonas rurales y suburbanas, que a las de Barcelona: “En ambos casos, estos ensayos ponen de manifiesto que la inhalación de estos aerosoles daña el tejido pulmonar de las personas”, explica Grimalt en una nota de prensa del CSIC. 

Las conclusiones no son extrapolables a todos los días del año, ni a todos los pueblos ni ciudades del mundo, es decir, que es posible que estos resultados varíen en días de viento o de inestabilidad meteorológica, así como en función de si los pueblos tienen más o menos chimeneas en marcha o de la contaminación ambiental de la ciudad que se tome de referencia. 

La leña no es inocua por ser natural

Pero, ¿cómo es posible que, aunque sea puntualmente, el aire de los pueblos en otoño, rodeados de naturaleza y alejados del tráfico urbano, sea más nocivo para la salud que el de las ciudades? La respuesta está en la madera, los rastrojos y otros combustibles usados para calentar los espacios, indica el investigador del IDAEA, pues contienen unas partículas llamadas benzoapireno (BaP), que son cancerígenas, y cuyas principales fuentes en Europa son la calefacción doméstica —-en particular la quema de madera y carbón— y la quema de residuos. 

El investigador hace énfasis en que este problema de toxicidad ambiental en zonas rurales se da principalmente en invierno y épocas de frío, cuando se emplea madera para calentar los hogares. Además, en esta época del año suelen darse unas condiciones atmosféricas más estables debido a los anticiclones y la inversión térmica, que aumenta entre 2 y 10 veces la concentración de estas partículas en comparación con otras estaciones

Partículas cancerígenas presentes en el campo

El hallazgo de los científicos catalanes es consistente con los resultados obtenidos en otras investigaciones llevadas a cabo en países como Reino Unido, donde los datos apuntan a que la quema de biocombustible emite más partículas tóxicas que el tráfico.

“En países y áreas de bajos recursos, la principal fuente de contaminación atmosférica es la quema de biomasa, sobre todo debido a su uso para cocinar. Y lo mismo ocurre, debido a su uso en chimeneas y estufas, en zonas rurales como las que describe el estudio” insiste Rubio, de ISGlobal. 

En cualquier caso, el estudio no sugiere que la contaminación de los pueblos es peor que en las ciudades, sino que la quema de biomasa tiene unas implicaciones en la salud de las personas que han de tenerse en cuenta. 

“El hecho de que la contaminación en el ámbito rural sea un problema grave no significa que deje de serlo en el ámbito urbano”, indica Rubio, quien recuerda que “la mala calidad del aire es uno de los principales riesgos ambientales para nuestra salud, ya vivamos en el campo o en la ciudad”.

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