Medio grado más de calor es imperceptible para los humanos, pero el planeta sí nota sus consecuencias

Aunque 0,5 °C más de temperatura en una habitación pueda ser imperceptible, su impacto en los ecosistemas es notable


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¿Qué se ha dicho?

Que la variación de medio grado de las temperaturas globales es ridícula porque es prácticamente imperceptible si ese aumento se produce en espacios como habitaciones

¿Qué sabemos?

Los efectos del aumento de las temperaturas globales no se miden en función de la sensación térmica que producen, sino del impacto que causan en la circulación de la atmósfera y en los ecosistemas. La mayor frecuencia de temperaturas extremas causa, por ejemplo, muertes atribuibles al calor, por lo que el aumento de 0,5 °C sí que tiene ya un impacto en la salud de las personas.

Un pódcast con más de 1.100 reproducciones en iVoox y presencia en otras plataformas de audio como Apple Podcasts y Spreaker, ha relativizado el impacto del aumento de las temperaturas globales, señalando que, durante el verano en Inglaterra, los valores pueden subir hasta 28 °C para luego bajar en invierno hasta los -2 °C. Por tanto, sigue, “si a mí me cambiasen la temperatura del cuarto 0,5 °C grados, a lo mejor no lo noto tanto”. 

Es una reflexión ENGAÑOSA. No se pueden comparar las variaciones de temperatura en una habitación o las que se experimentan diariamente en un lugar, con el incremento de la temperatura media del planeta. El planeta sí es sensible a los cambios de temperaturas, aunque a la percepción humana sean insignificantes. Hay evidencias de que el 1,1 °C que llevamos de aumento de temperaturas globales medias ya ha alterado la circulación climática y ha aumentado la frecuencia y/o intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, la sequía, y los huracanes

Estamos hablando de la detección de una variación de temperatura ridícula [de medio grado] […] Yo, por ejemplo aquí, en Inglaterra en verano puedo tener 28 °C y en invierno puedo tener -2 °C. Pero si a mí me cambiasen la temperatura del cuarto medio grado a lo mejor no lo noto tanto.

El orador establece una falsa analogía, porque equipara la sensación térmica que alguien puede tener en su cuarto con los efectos que este medio grado de aumento de temperatura global puede tener en el planeta. Esta analogía es tramposa porque parte de la base de que los efectos del cambio climático han de percibirse a nivel térmico para que sean notorios o relevantes, pero el calentamiento global causa otros muchos efectos, más allá de si el aumento de las temperaturas puede ser perceptible o no.

La cifra de 1,1 °C es una media y no afecta a todas las regiones del planeta por igual, aunque los efectos de la subida de temperaturas y el posterior cambio climático sí que se han sentido ya en prácticamente todas las regiones del planeta. Por ejemplo, “se espera que la mitad de los continentes se caliente más que las áreas costeras. La topografía regional, como las cadenas montañosas, también influirá en esto”, indica la Corporación Universitaria de Investigación Atmosférica (UCAR, por sus siglas en inglés), un centro orientado a investigar el impacto del cambio climático. Además, “en latitudes altas, especialmente en y cerca del Ártico, las temperaturas están incrementándose más rápido que en lugares más cercanos al ecuador”. 

De hecho, en el Ártico, el calentamiento es de entre el doble y el triple que el promedio global, de acuerdo con un informe especial del IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, la entidad científica líder en esta materia. En Europa ocurre algo parecido. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que es el continente con un calentamiento más rápido, cifrado en 0,5 °C por década, en los últimos 30 años. 

Los problemas asociados al aumento de temperaturas

El aumento de las temperaturas hasta un grado ya ha originado cambios en la circulación atmosférica y ha impactado en la vida de las personas, pero, de nuevo, el tipo de fenómeno extremo varía en los distintos puntos del planeta. Según la UCAR, algunos lugares están registrando una cantidad mayor de precipitaciones, mientras que otras estarán expuestas a sequías más frecuentes.

En España, los ejemplos más claros son el aumento de olas de calor, de frecuencia de noches tropicales y tórridas, el mayor riesgo de desertificación por las sequías y un Mediterráneo cada vez más caliente. Este análisis de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), publicado en 2019, señala que la estación cálida dura en España cinco semanas más ahora que en los años ochenta, pero además, también se han “multiplicado las noches tropicales —aquellas en las que las mínimas superan los 20 °C— y las noches tórridas —con mínimas de más de 25 °C—”, tal y como indica a Verificat Javier Sigró, geógrafo e investigador del Centro de Cambio Climático (C3) de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona). 

Además, aunque el incremento de temperaturas apenas se perciba de forma directa, tal y como señala el comentador del pódcast, sí que está afectando a la salud de las personas, sobre todo en grupos más vulnerables, como niños y ancianos. Las temperaturas extremas, que han aumentado gradualmente tanto en intensidad como en frecuencia en España, han sido vinculadas, por ahora, con alrededor de 4.700 muertes en 2022, según los cálculos de MoMo, el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), aunque las cifras podrían ser mayores. De hecho, España es el país europeo con más riesgo de muerte por calor extremo, según señala el último informe científico The Lancet countdown

Además, según las estimaciones de la ONU, entre 2030 y 2050, se espera que el cambio climático cause aproximadamente 250.000 muertes adicionales al año en el mundo, derivadas de la malnutrición (por la dificultad de acceso a alimentos), malaria, diarrea y estrés calórico. 

No es lo mismo 1,1 °C que 1,5 °C ni que 2 °C

Finalmente, no es lo mismo que las temperaturas suban de 1 ºC a 1,5 ºC, el límite acordado en el Acuerdo de París, que de 1,5 ºC a 2 ºC. En ambos casos son medio grado de diferencia, pero los riesgos relacionados con el clima para los sistemas naturales y humanos a partir de los 1,5 ºC son, tal y como señala un informe especial del IPCC sobre el tema, “menores que con un calentamiento global de 2 °C”. Esos riesgos, sigue el informe, dependen “de la magnitud y el ritmo del calentamiento, la ubicación geográfica y los niveles de desarrollo y vulnerabilidad, así como de las opciones de adaptación y mitigación que se elijan y de su implementación”. 

“Estas dos marcas en el termómetro, 1,5 °C y 2 °C, son los límites de seguridad que, aunque difusas, nos marcan dónde están los límites del planeta”, señala el ambientólogo Andreu Escrivá en su libro I ara jo què faig? (¿Y ahora qué hago?, 2021). Según el informe Global Annual to Decadal Climate Update (Boletín sobre el clima mundial anual a decenal), elaborada por la Oficina Meteorológica del Reino Unido, actualmente hay un 50% de probabilidades de que las temperaturas globales sobrepasen temporalmente la marca del 1,5 °C entre 2022 y 2026. Para el período comprendido entre 2017 y 2021, la probabilidad de superación del umbral indicado era del 10 %.

“El medio grado que hay entre 1,5 °C y 2 °C es crucial para evitar el sufrimiento de millones de personas y la devastación de amplias áreas, pobladas y naturales”, sigue Escrivá. “Los grados que vienen después del 2 °C son los que nos harán perder el control porque se activarán procesos que no seremos capaces de controlar, y que justo ahora comenzamos a comprender [los llamados puntos de inflexión climática, cuyo riesgo de desencadenarse es alto a partir de los 2 °C por encima de las temperaturas preindustriales, según el Sexto Informe de Evaluación del IPCC]. ¿Cómo podríamos hacer que una selva vuelva a ser húmeda si se ha secado? ¿En qué nevera gigantesca metemos a Groenlandia una vez que se haya comenzado el proceso irreversible del deshielo?”, reflexiona. 

El IPCC destaca alguno de los cambios que sucederían en un escenario de 1,5 ºC respecto a 2 ºC, como el calor extremo, que si en un escenario en el que las temperaturas no han sido alteradas por la actividad humana ocurre una vez, en un escenario de 1,5 ºC se produciría 4,1 veces por década, y 5,6 veces con 2 °C

En temas de biodiversidad, los autores indican que en un escenario de 1,5 ºC, de 105.000 especies estudiadas, se prevé que el 6% de los insectos, el 8% de las plantas y el 4% de los vertebrados pierdan más de la mitad de su rango geográfico determinado por el clima, en comparación con el 18 % de los insectos, el 16 % de las plantas y el 8 % de los vertebrados para un calentamiento global de 2 °C. 

Más allá de eso, el aumento de medio grado, tal y como recoge otra publicación del IPCC, explica Sigró, “supone que el número de seres humanos expuestos a eventos de calor aumenta en 2.000 millones de personas, a estrés hídrico aumenta en más de 300.000 personas —en el Mediterráneo, se prevé que este pase del 9% en 1,5 ºC a 17% en 2 ºC—, y las personas expuestas a una degradación de su hábitat pasan de 91 a 680 millones”.

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