Las nubes sí afectan al clima, pero no han causado el cambio climático actual

Las nubes tienen la capacidad de influir en las temperaturas pero esto no forma parte del origen del cambio climático


¿Qué se ha dicho?

Que las nubes afectan al clima y que por tanto podrían haber sido uno de los orígenes del actual cambio climático antropogénico.

¿Qué sabemos?

Las nubes no han sido el origen ni parte del origen del cambio climático actual, aunque sí tienen la capacidad de influir en las temperaturas, o bien reflejando la radiación solar, o bien absorbiéndola y manteniéndola dentro del sistema terrestre, dependiendo del tipo de nube.

Un pódcast con más de 800 reproducciones en iVoox y presencia en otras plataformas de audio como Castbox ha dedicado un programa a analizar las “causas naturales” que pueden estar detrás del cambio climático y ha señalado que una de ellas son “las nubes”, ya que “crean una especie de pantalla y no llega tanto sol [a la superficie] como debería”. 

ES ENGAÑOSO. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés), la entidad científica líder sobre este asunto, calificó el papel del ser humano sobre el cambio climático de “inequívoco” en su último informe del IPCC, el sexto del WGI, tras consultar a expertos y gobiernos de todo el mundo, lo que significa que las nubes no han sido el origen del cambio climático actual. Sin embargo, sí tienen la capacidad de influir en las temperaturas: o bien reflejando la radiación solar o bien absorbiéndola y manteniéndola dentro del sistema terrestre, dependiendo del tipo de nube. Por tanto, las nubes pueden modificar el clima terrestre, y sus efectos en el cambio climático actual son objeto de debate dentro de la comunidad científica.

El Levante, medio oficialista, te lo vuelve a decir: las nubes afectan al clima terrestre […] Crean una especie de pantalla y no llega tanto sol como debería. 

Coincidiendo con el IPCC, todos los científicos consultados por Verificat señalan que el calentamiento del sistema climático terrestre “no se puede explicar sin la aportación […] realizada por las actividades humanas en forma de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y especialmente del CO2”, tal y como indica a Verificat Rubén del Campo, meteorólogo y portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Es más, “se han hecho muchos experimentos con modelos tratando simplemente de replicar el calentamiento que ya se ha experimentado en las últimas décadas, y solo se ha podido reproducir ese calentamiento introduciendo en los modelos el incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) observado”, insiste a Verificat Esteban Rodríguez Guisado, jefe del Área de evaluación y modelización del clima de la misma agencia.

Las nubes, fuente de incertidumbre

Otra cosa es preguntarse si las nubes están contribuyendo a acelerar aún más el calentamiento global, una vez los mares y la atmósfera llevan años calentándose. Este es un debate actual dentro de la comunidad científica. El propio IPCC define a esta cuestión como “uno de los mayores desafíos en la ciencia del clima”. 

El asunto de las nubes es capital para entender cómo se va a comportar el presente sistema climático, que se está transformando. “Desde el período preindustrial, la superficie y la atmósfera de la Tierra se han calentado, alterando las propiedades de las nubes, como su altitud, cantidad y composición (agua o hielo), afectando así el balance energético de la Tierra y, a su vez, cambiando la temperatura. Este efecto en cascada de las nubes, conocido como retroalimentación de las nubes, podría amplificar o compensar parte del calentamiento futuro”, señalan los autores del IPCC. 

La razón de que los científicos no puedan saber aún si las nubes contribuirán a acelerar el cambio climático o si, por el contrario, ayudarán a mitigarlo, está en que “los modelos de proyección climática no tienen una resolución tan fina como pueden ser los meteorológicos”, resume Del Campo. 

Esto significa que dichos modelos aún no pueden estimar con precisión el comportamiento de las nubes, debido a que estos “abarcan escalas temporales mucho mayores —las nubes tienen esperanza de vida corta— y son en muchos casos globales —no locales—”. Es decir, que no tienen la resolución suficiente para reproducir las nubes, porque son más pequeñas que la resolución mínima que captan los modelos actuales y su duración en la atmosfera es demasiado corta.

No todas las nubes son iguales 

“Las nubes cubren dos tercios de la superficie terrestre”, señala a Verificat Enric Aguilar, climatólogo y director del departamento de Geografía de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona). El experto señala que intervienen en el clima de dos maneras: o bien “reflejando radiación solar y evitando que el sistema la absorba [produciendo un enfriamiento], o absorbiendo radiación infrarroja terrestre y manteniéndola dentro del sistema [produciendo el calentamiento]”. 

¿De qué depende que enfríen o calienten? Sobre todo de la altitud a la que se encuentren. “En general, se considera que las nubes altas tienen un efecto de calentamiento sobre el clima” resume Del Campo, de la Aemet. El experto pone de ejemplo los cirros, “nubes finitas que dejan atravesar buena parte de la luz del sol, pero impiden que parte de la radiación salga al espacio exterior” y que consiguen que se tienda “a calentar el sistema climático”.  

Por el contrario, “las nubes bajas, más densas, como los estratocúmulos, nubes más próximas a la superficie terrestre, tienen un efecto más de enfriamiento que otra cosa porque impiden la llegada de radiación solar a la superficie”, concluye. 

Los aerosoles también juegan un papel muy importante en las nubes y en el balance radiativo de la atmósfera —la cantidad de radiación neta si contamos la que se refleja menos la que se absorbe—. Del Campo señala que estas pequeñas partículas que se emiten a la atmósfera, procedentes en muchos casos de la actividad industrial humana, “en general han tenido desde el final de la época preindustrial un efecto de enfriamiento sobre el clima”, porque sus características físicas promueven la refracción de la radiación. 

Sin embargo, la reducción de estos aerosoles —acordémonos, por ejemplo, de la prohibición de los CFCs para evitar la formación del agujero de la capa de ozono—, que son “muy contaminantes y muy nocivos para la salud”, también han “podido contribuir en los últimos años a una aceleración del calentamiento”, concluye el experto, algo que señala el IPCC en su informe. 

Una mayor comprensión que antes

A pesar de todo, los autores del IPCC concluyen en el último informe que “una mejor comprensión de cómo las nubes responden al calentamiento ha llevado a una mayor confianza que antes de que los cambios futuros en las nubes, en general, causen un calentamiento adicional”, lo cual denominan “retroalimentación de nube neta positiva”. 

Con todo, tantos elementos en juego, unido a que los modelos climáticos aún no están preparados para hacer predicciones muy precisas sobre el comportamiento de las nubes, implica que para los científicos es muy difícil cuantificar con exactitud cuánto van a influir las nubes en el clima en un contexto de cambio climático.