El discurso del filósofo catalán Jordi Pigem, verificado

El escritor ha difundido datos falsos y engañosos sobre la pandemia en una entrevista en TV3


Jordi Pigem en TV3

¿Qué se ha dicho?

El filósofo Jordi Pigem ha afirmado en una entrevista en TV3 que las vacunas contra la covid-19 son experimentales, que hacen más mal que bien, que sus efectos adversos afectan más al sistema sanitario que la propia cpvid-19 o que la PCR no es una técnica que sirva para el diagnóstico.

¿Qué sabemos?

Verificat ya ha explicado en diversas ocasiones que las vacunas aprobadas contra la covid-19 han seguido todas las fases de los ensayos clínicos y que no son experimentales. Por otra parte, las vacunas han sido aprobadas porque la EMA ha considerado que sus beneficios son superiores a cualquier riesgo conocido o potencial, y no hay ninguna prueba de que el sistema de salud sufra más por los efectos adversos que por la covid-19 . Por último, la prueba PCR sí sirve para detectar la presencia de un virus concreto en el cuerpo.

Hay personas que piensan que esta vacuna experimental, que se ha saltado los ensayos clínicos y que ha sido adquirida con contratos secretos […] piensan que esto hace más mal que bien

Verificat ya ha desmentido en varias ocasiones que las vacunas contra la covid-19 sean experimentales (aquí, aquí y aquí). Tal y como hemos explicado, estas han pasado todas las fases de los ensayos clínicos, con la particularidad de que éstas se han solapado. Esto ha sido posible gracias a que la legislación europea contempla un mecanismo excepcional llamado rolling review, que permite valorar casi en tiempo real los datos que se van generando de un medicamento "prometedor" durante una emergencia sanitaria.

Por otra parte, las vacunas de ARN mensajero, como las de Pfizer y Moderna, cuentan con un trabajo previo de décadas, tal y como recuerda Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal): “Gracias a los estudios con el SARS y el MERS, se sabía que la proteína de espícula era el antígeno elegido para las vacunas, y que una sustitución de dos aminoácidos en su secuencia la hacían aún más estable”.

es cierto que los contratos con las farmacéuticas son secretos (o al menos muchas de las cláusulas).

Mucho personal sanitario ha venido a verme y me ha dicho que esta inyección hace más mal que bien

Decir que las inyecciones contra la covid-19 hacen más mal que bien equivale a decir que los efectos negativos derivados de la vacunación son más importantes que el beneficio que pueda sacar la persona en cuestión. Si bien es cierto que las vacunas aprobadas pueden causar una serie de efectos adversos que aparecen listados en los prospectos de cada fórmula (Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca/Oxford y Janssen), la Agencia Europea del Medicamento (EMA) establece justamente que una de las condiciones para autorizar la comercialización de las vacunas contra la covid-19 es que demuestren que “los beneficios de la vacunación son superiores a cualquier riesgo conocido o potencial”. Además, la entidad añade en su web que "el EMA efectúa un examen independiente, exhaustivo y consistente de todas las pruebas presentadas por el desarrollador de la vacuna".

Un buen ejemplo son los casos de miocarditis de los que ya hemos hablado aquí. Se trata de una inflamación del músculo cardíaco que puede producirse de forma muy rara después de recibir el pinchazo —es un efecto secundario que puede manifestarse en 10 de cada 100.000 vacunados—, pero también es una posible consecuencia de una infección vírica. En el caso de la covid-19, la incidencia de esta inflamación al sufrir la enfermedad es superior a la de la vacunación. Además, la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 aumenta el riesgo de sufrir múltiples eventos adversos graves.

En cuanto a los beneficios, el 23 de noviembre de 2021, el Ministerio de Sanidad comenzó a presentar los datos epidemiológicos de la enfermedad de la covid-19 según el estado vacunal de los pacientes de covid-19. Tal y como analizamos en este artículo, las cifras presentadas entonces por el Ministerio mostraban que la vacunación contribuía a reducir la probabilidad de contagio, hospitalización y muerte, y mostraban una eficacia similar a las que “se dieron en su momento” en los ensayos clínicos, según aseguraba a Verificat Jorge Carrillo, vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).

En la última actualización del sistema (del 20 de enero de 2022), las tasas de contagios, hospitalizaciones y muertes entre no vacunados siguen siendo superiores a las de las personas vacunadas. Estas diferencias son especialmente importantes en mayores de 60 años: en la franja entre los 60 y los 79, “el riesgo de infección en no vacunados es 9,8 veces superior, de hospitalización 14,5 veces superior, de ingreso en UCI 27 veces superior y deceso 20,3 veces superior respecto a los vacunados”, concluye el informe.

Pigem no aporta ninguna prueba para sustentar qué personal sanitario le ha explicado que las vacunas hacen más mal que bien ni ha referenciado ningún estudio científico que lo sustente.

El sistema de salud […] sufre más por los efectos adversos de la vacuna que por los ingresos por covid

El filósofo no aporta ninguna prueba que sustente esta afirmación. Como ya explicamos, tanto los sanitarios como los propios ciudadanos que han recibido la vacuna tienen la capacidad de reportar efectos adversos a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) a través de unos formularios que se hacen llegar a los sistemas de farmacovigilancia español (FEDRA) y europeo (EudraVigilance).

El 11º boletín de farmacovigilancia (publicado el 20 de diciembre) refleja que después de administrarse casi 72,5 millones de dosis de la vacuna, el sistema español ha recibido más de 50.000 notificaciones de efectos adversos que, como hemos explicado de forma reiterada, no tienen una relación causal confirmada con el pinchazo. El 71% de los eventos han sido comunicados por expertos sanitarios, y el resto por la propia ciudadanía. 10.522 de las notificaciones fueron consideradas graves y 362 terminaron en la muerte del paciente. “En la gran mayoría de los casos notificados […] la muerte puede explicarse por la situación clínica previa del paciente y/u otros tratamientos que estuviera tomando”, explicita el informe, que incide en que “la vacunación no reduce las muertes por causas distintas a la covid-19”.

Jaime Jesús Pérez, vocal de la Asociación Española de Vacunología (AEV), valora en conversación con Verificat que "tenemos un sistema de farmacovigilancia que ha demostrado que detecta reacciones adversas extremadamente raras" con frecuencias de uno entre cada millón de vacunados, y destaca el conocimiento que se tiene del fármaco: “Ya no podemos hablar de que parece que la vacuna será segura. Sabemos lo que causa y lo que no". En el mundo ya se han administrado más de 9.000 millones de dosis.

Verificat ha desmontado varias afirmaciones engañosas y falsas sobre los efectos secundarios de las vacunas contra la Covid-19 (aquí , aquí y aquí)

Antes de que hubiera inyecciones de este tipo también se marchaban las pandemias

Es cierto que también ha habido pandemias previas a la protagonizada por el SARS-CoV-2, en un contexto además en el que no existían herramientas como las vacunas que ayudasen a controlarla. Un ejemplo relativamente reciente es la causada por la gripe española en 1918, de la que hablamos aquí y que, según los CDC, infectó en dos años a 500 millones personas de todo el mundo, y acabó con la vida de unas 50 millones (la ONU sitúa la cifra entre los 40 y 50 millones). El control se logró con aislamientos, cuarentenas, medidas de higiene personal, uso de desinfectantes y la imposición de límites a las reuniones públicas, pero según los CDC, los motivos que provocaron la rápida expansión y letalidad de esa gripe son “la vulnerabilidad de los jóvenes adultos sanos, y la carencia de vacunas y tratamientos”.

En comparación, los programas de inmunización que empezaron a establecerse en la década de 1960 han conseguido la reducción al mínimo de las enfermedades responsables de la muerte de la mayoría de los niños en los países con altas coberturas vacunales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que entre 2010 y 2015 se salvaron 10 millones de vidas humanas gracias a estas inyecciones.

Por otra parte, una enfermedad como la viruela, que se cobró la vida de entre 300 y 500 millones de personas a lo largo del siglo XX, ha sido la única enfermedad erradicada en humanos en la historia. El camino que llevó a la OMS a proclamar el fin de la enfermedad en 1980, consistió en la administración de 500 millones de vacunas en todo el mundo durante 10 años.