Cómo sabemos que el co2 sí está relacionado con el cambio climático

Expertos señalan que las emisiones de CO2 aumentan la temperatura del planeta y ocasionan el efecto invernadero


¿Qué se ha dicho?

Que el CO2 o dióxido de carbono no está relacionado con el cambio climático.

¿Qué sabemos?

Desde hace más de 100 años hay evidencia científica de que el dióxido de carbono es uno de los principales causantes del ‘efecto invernadero’, una de las causas del cambio climático, y que tal excedente de emisiones es de origen antropogénico.

Un programa de radio presente en plataformas como Ivoox (1202 escuchas) y Spotify, y que además tiene canal en Twitch, ha señalado durante uno de sus programas que “el CO2 no tiene nada que ver con ningún cambio climático". Sin embargo, se trata de una afirmación FALSA. Existen numerosos estudios científicos —algunos de hace más de 100 años— que señalan que las emisiones de CO2 aumentan la temperatura del planeta, y existe un consenso en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la entidad científica líder en la evaluación del cambio climático, de que hay una probabilidad superior al 95% de que en los últimos 50 años las actividades humanas hayan calentado nuestro planeta.

El CO2 no tiene nada que ver con ningún cambio climático

Una de las falacias anticlimáticas más conocidas para cuestionar la existencia del cambio climático es aquella que niega el papel del CO2 o dióxido de carbono como acelerador del mismo, poniendo en duda también así que la actividad humana —que emite anualmente ingentes cantidades de este gas a la atmósfera— sea responsable, en última instancia, del aumento de las temperaturas medias globales. 

Pero lo cierto es que este gas —compuesto de un átomo de carbono y dos átomos de oxígeno— sí es uno de los principales causantes del cambio climático. Es algo sobre lo que algunos científicos llevan alertando desde finales del siglo XIX, y a estas alturas el consenso es casi total: según los 1.300 científicos que conforman el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), existe una probabilidad superior al 95% de que en los últimos 50 años las actividades humanas hayan calentado nuestro planeta.

Por tanto, el CO2 generado por la actividad humana sí que es uno de los principales gases contaminantes y de efecto invernadero responsable del aumento global de las temperaturas, al contrario de lo que señala este y otros podcast analizados por Verificat.

¿Por qué el CO2 causa un aumento de las temperaturas? 

Los científicos saben desde hace más de 170 años que el dióxido de carbono puede atrapar calor. De hecho, este es un descubrimiento que se le atribuye a una mujer, Eunice Foote, quien en 1856 publicó el primer artículo de la historia que describía la gran capacidad del dióxido de carbono para absorber calor.

A día de hoy los científicos saben que, a pesar de que es un gas inoloro e incoloro, el CO2 tiene la capacidad de atrapar el calor e impedir que buena parte de ese calor salga de nuevo a la atmósfera. Por eso forma parte de lo que los científicos llaman gases de efecto invernadero (GEI), como el metano o el óxido nitroso. Todos ellos pueden “absorber y emitir radiación (…) del espectro de radiación (…) emitida por la superfície de la Tierra”, lo que ocasiona “el efecto invernadero”, tal y como señala el IPCC

Este dióxido de carbono se produce de forma artificial cuando se quema petróleo, gas natural o carbón,  pero también durante ciertos procesos naturales como “la desgasificación volcánica y los incendios forestales”, indican los científicios del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de la Fundación Nacional de Ciencias (NCAR, en inglés). De hecho, hasta los seres humanos emitimos dióxido de carbono al respirar. 

Que tenga esta capacidad de atrapar el calor tiene que ver con sus cualidades físicas y químicas. Tal y como explica este artículo divulgativo de la Universidad de Columbia, la complejidad de las partículas de dióxido de carbono hace posible la interacción entre estas y la energía de la superficie de la Tierra, que viene a su vez de las ondas infrarrojas del Sol. Así, la partícula de CO2  vibra y re-emite la energía en todas direcciones: la mitad sale disparada de nuevo hacia la atmósfera, mientras que la otra mitad vuelve a la Tierra. Es así como se forma el famoso ‘efecto invernadero’, de lo cual, por cierto, también se habló por primera vez hace exactamente 163 años. 

Es algo que por ejemplo no pasa con las partículas de oxígeno o nitrógeno, que no tienen la capacidad de interferir con tales ondas infrarrojas —en sentido figurado, es como si no las vieran—. 

Una advertencia con más de 100 años de antigüedad

La idea de que las emisiones de CO2 influyen en el aumento de las temperaturas tiene más de un siglo de historia. Como hemos dicho, ya a mediados del siglo XIX había científicos que comenzaban a señalar que el dióxido de carbono era capaz de retener calor. Así, con esta idea en mente, el científico sueco Svante Arrhenius calculó qué pasaría si las industrias de la época aumentaban sus emisiones de CO2. En 1896 concluyó que, si la humanidad duplicaba la cantidad de dióxido de carbono que emitía a la atmósfera, la temperatura aumentaría hasta 6ºC

Sus advertencias, en aquel momento basadas en modelos teóricos y no experimentales, no fueron tomadas en consideración, pero con el tiempo más estudios y análisis fueron confirmando esta idea, ya de corte experimental y basada en datos sacados de la realidad. 

Otro científico, Charles D. Keeling, comenzó a medir en la década de los 50 de manera continuada las concentraciones de CO2 en la atmósfera desde el observatorio de Manua Loa, en Hawái. Desde entonces hasta ahora, las concentraciones han pasado de 280 a 418 partes por millón, es decir, que el CO2 ha pasado de componer en 1958 el 0,028% de la composición atmosférica a 0,041% en 2022. 

Y, sí, después de todos estos análisis y de entender las propiedades químicas y físicas de esta partícula podemos afirmar que, efectivamente, el cambio climático está estrechamente vinculado al aumento del dióxido de carbono.