¿Qué sabemos de la muerte de 23 ancianos en Noruega después de recibir la vacuna del coronavirus?

No se puede establecer una relación causal entre la administración de la vacuna y la muerte de los ancianos, que tenían patologías críticas previas


Nos habéis enviado por WhatsApp (al 666 908 353) una noticia sobre los efectos secundarios de la vacuna del coronavirus en gente mayor en Noruega, donde murieron 23 ancianos poco después de recibir la vacuna. No se puede establecer una relación causal entre la administración de la vacuna y la muerte de los ancianos, que tenían patologías críticas previas. Os lo explicamos.

El enlace que nos habéis hecho llegar es de una información de 20 minutos que explica que "Noruega investiga la muerte de 23 ancianos vulnerables después de recibir la vacuna de Pfizer, aunque «no hay una conexión segura»". 20 minutos citaba el British Medical Journal, un diario médico del Reino Unido, que el pasado 15 de enero explicaba que la Agencia Noruega del Medicamento estaba investigando estas 23 muertes y recogía las declaraciones de Steinar Madsen, director médico de la Agencia, que aseguraba que "no existe una conexión segura entre estas muertes y la vacuna" y sostenía que "puede ser una coincidencia, pero no estamos seguros". Madsen explicaba que "hay la posibilidad que estas reacciones adversas comunes, que no son peligrosas para los pacientes más jóvenes y en mejor forma y que no son inusuales con las vacunas, puedan agravar la enfermedad subyacente en la gente mayor" y añadía que no están ni "alarmados ni preocupados, porque son ocurrencias muy raras y ocurren en pacientes muy frágiles con enfermedades muy graves". En aquel momento, se habían administrado en Noruega más de 45.000 dosis de la vacuna. El 18 de enero el Instituto Noruego de Salud Pública actualizó el número de muertes reportadas en 33.

La Agencia Noruega del Medicamento (Statens legemiddelverk) explicaba en un comunicado que en el país se están vacunando "personas mayores y personas en residencias con enfermedades subyacentes graves" y que, por lo tanto, se esperaba que se pudieran "producir muertes próximas en el momento de la vacunación". Añadía que el Instituto Noruego de Salud Pública había introducido recientemente la necesidad de "realizar una evaluación para cada paciente individual para determinar si los beneficios de la vacunación superan los riesgos de posibles efectos secundarios". Según el mismo comunicado, BioNTec y Pfizer no incluyeron pacientes con dolencias agudas en los estudios sobre la vacuna y que los mayores de 85 eran "pocos". En palabras de Sigurd Hortemo, médico en jefe de la Agencia Noruega de Medicamentos, no se puede descartar que "las reacciones adversas habituales, como la fiebre y las náuseas, puedan contribuir a una evolución más grave y un resultado mortal en algunos pacientes frágiles con dolencias subyacentes graves". La Agencia Noruega de Medicamento actualiza semanalmente en abierto los informes de sospechas de reacciones adversas durante la vacunación del Covid-19.

Finalmente, Faktisk.no, un fact-checker de Noruega, explicaba en una verificación sobre el tema que cada semana mueren entre 300 y 400 personas de media en las residencias de ancianos noruegas. Steinar Madsen, director médico de la Agencia Noruega del Medicamento, afirmaba en Faktisk.no que es importante distinguir entre conexiones causales y acontecimientos que simplemente se producen en la proximidad del tiempo y reconocía que la Agencia del Medicamento espera que muchos de ellos mueran al poco de recibir la vacuna.

Diez muertos en Alemania

Del mismo modo, por ejemplo, el Instituto Paul Ehrlich (el instituto federal alemán de vacunas y biomedicinas) estudia la muerte de diez personas en Alemania después de la vacunación. Los expertos del instituto consideran que es poco probable una conexión con la inmunización, según Pharmazeutische Zeitung (un medio especializado en noticias sanitarias y farmacéuticas). Se hicieron eco medios alemanes, como Der Spiegel o n-tv , que recogían las declaraciones de Brigitte Keller-Stanislawski, experta en farmacología clínica y jefe de departamento responsable de la seguridad de los medicamentos y dispositivos médicos, que afirmaba que, siguiendo los datos disponibles, los pacientes, que estaban muy graves, murieron a causa de su enfermedad subyacente, hecho que coincidió en el tiempo con la vacuna.

Por su parte, el presidente del Instituto Paul Ehrlich, Klaus Cichutek, aseguraba en una entrevista a Deutsche Welle que las vacunas "ofrecen un nivel de seguridad muy alto" y que "la mayoría de los efectos secundarios conocidos solo ocurren durante un corto periodo de tiempo en los primeros uno a tres días", como dolor leve en el lugar de la inyección, cansancio, fiebre leve, dolor de cabeza y dolor muscular o articular, unos efectos secundarios que son habituales en otras vacunaciones.

El ensayo clínico de Pfizer

En las redes también se había especulado sobre las consecuencias de la vacuna de Pfizer durante el ensayo clínico previo a su comercialización y distribución. Murieron seis personas de las 44.000 que participaron, un 0,014%, y de las seis que murieron solo dos habían recibido la vacuna (a las otras cuatro se les había suministrado el placebo), tal como explicó la agencia Reuters. Una pieza de fact-checking de la misma Reuters afirmaba en diciembre que "no se estableció ninguna relación causal entre la vacuna y las dos muertes".

Efectos secundarios mal atribuidos

El manual de comunicación sobre vacunas de Covid-19, elaborado por un equipo de científicos y voluntarios de muchas disciplinas académicas, sostiene (en la página 7) que ante la campaña de vacunación del coronavirus hay que prevenir al público y a los medios de comunicación de que se pueden producir "efectos secundarios mal atribuidos", especialmente "cuando primero se vacunan muchas personas grandes". El documento afirma que "pasarán algunos acontecimientos trágicos después de la vacunación, incluso cuando la vacuna no tiene nada que ver" y subraya que "es importante no sacar la conclusión de que hay una conexión entre la vacunación y estos acontecimientos".

Estadísiticamente, por 10 millones de ancianos vacunados, 4.025 sufrirán un ataque de corazón, 3.975, un infarto, 9.500 serán diagnosticados de cáncer y 14.000 morirán, según el mismo documento de expertos.