¿Qué es el SIBO y por qué todo el mundo habla sobre ello?

¿Qué se ha dicho? Que tener la barriga hinchada después de las comidas y sufrir …

El hashtag sibo acumula més de 600 milions de visualitzacions a TikTok.

¿Qué se ha dicho?

Que tener la barriga hinchada después de las comidas y sufrir digestiones pesadas o dolor abdominal son síntomas inequívocos del SIBO.

¿Qué sabemos?

Las personas que tienen un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) sufren estos síntomas. Ahora bien, las tres molestias son comunes en muchas otras enfermedades funcionales digestivas y, por tanto, no sirven para diagnosticar el SIBO o cualquier otra enfermedad. Es necesario realizar pruebas específicas de la mano de personas expertas para identificar la causa subyacente de los síntomas.

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Circulan por TikTok o X-Twitter numerosos vídeos sobre el SIBO, un trastorno provocado por un crecimiento anormal de bacterias en el intestino delgado que suele confundirse con otras dolencias del aparato digestivo más leves como la hinchazón o el malestar abdominal. Pero, ¿es SIBO todo lo que nos han contado que es? ¿Cuáles son los orígenes de este desequilibrio? ¿Es tan común como aseguran los vídeos virales? ¿Hay realmente una epidemia de SIBO, como han señalado algunos medios, o se trata de un fenómeno más de Internet? ¡Te lo contamos!

Tener la barriga hinchada después de comer y sufrir digestiones pesadas o dolor abdominal son los tres síntomas principales que las redes sociales asocian al SIBO. Las búsquedas del trastorno se han disparado en Google, y la etiqueta acumula más de 600 millones de visualizaciones en TikTok. Influencers como Sara Giménez o Noemí Casquet, con 609.000 y 2,4 millones de seguidores respectivamente, entre otras, han contribuido con sus publicaciones a este interés repentino que ha vivido su punto álgido en los últimos meses.

Un trastorno “viral”

Que se te hinche la barriga después de comer y que el proceso venga acompañado de malestar no debería ser algo habitual en nuestro día a día. “En personas sanas con ingestas equilibradas siempre se produce un aumento de la producción de gas después de las comidas, pero no es normal la aparición de hinchazón”, explica a Verificat Javier Santos, director del Grupo de Investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Instituto de Investigación del Hospital Vall d’Hebron (VHIR) de Barcelona.

Si estas situaciones se dan de manera puntual, no hace falta que le demos más importancia, apunta el experto. Pero cuando los síntomas son diarios y afectan a la calidad de vida, “se debería consultar con el especialista de digestivo o de atención primaria”. 

Los expertos consultados por Verificat coinciden al apuntar que los síntomas del SIBO son inespecíficos: pueden indicar la presencia del trastorno en cuestión, pero también la de muchas otras enfermedades funcionales digestivas, como el síndrome del intestino irritable o la celiaquía, entre otras. 

Las enfermedades funcionales digestivas afectan a una de cada cuatro personas, según indica la Guía de Manejo de los Trastornos Funcionales Digestivos en Atención Primaria. Pero no todo es SIBO. “Puesto que ahora todo se difunde muy rápidamente por redes sociales y los síntomas [del SIBO] son comunes en muchas personas, […] al final los seguidores de estas redes se acaban identificando con el problema”, expone Santos, del Vall d’Hebron (VHIR) de Barcelona. El experto apunta que el número de problemas digestivos entre la población ha aumentado con los años y esto ha comportado que más personas se hagan pruebas, “pero no todos los que tienen problemas digestivos tienen SIBO, ni mucho menos”, advierte.

¿Qué es el SIBO?

Nuestro intestino está colonizado por miles de millones de bacterias conocidas con el nombre de microbiota intestinal. Estos microorganismos, que habitan de forma habitual el tracto digestivo, son esenciales para llevar a cabo diversas funciones fundamentales del cuerpo humano como la digestión, la defensa ante posibles infecciones o el desarrollo neurológico, entre otras. Ahora bien, cuando se da una proliferación excesiva de estas bacterias, pueden desarrollarse diversos problemas gastrointestinales, entre ellos el SIBO. 

El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés), es un fenómeno causado por un aumento anormal de la población bacteriana que habita el intestino delgado, particularmente producido por diversos tipos de bacterias encargadas de fermentar los alimentos que pasan por allí, y que no se encuentran habitualmente en esta zona del tracto digestivo. “Este sobrecrecimiento supone un cambio en el equilibrio interno”, explica a Verificat Elizabeth Barba, especialista en gastroenterología del Hospital Clínic de Barcelona, que tiene como consecuencia síntomas digestivos como ventosidades, diarrea, estreñimiento, distensión o dolor abdominal, derivados del exceso de gas en el intestino.

Y, ¿por qué se produce este desequilibrio? Esta es la pregunta del millón. “El SIBO no es una enfermedad en sí misma, sino una complicación más o menos frecuente de otras enfermedades —como la diabetes, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn, algunas intolerancias o la celiaquía—, del resultado de malos hábitos alimentarios o del uso inadecuado de ciertos productos farmacéuticos —como los antibióticos o el omeprazol— que ralentizan el movimiento intestinal y favorecen el crecimiento inadecuado de bacterias”, declara Santos. También puede aparecer después de un proceso quirúrgico, ya que estos generan una modificación anatómica del tubo digestivo.

“Para tratar el SIBO debemos tratar su causa subyacente”, concluye Barba.

Falsos positivos

La diversidad en las causas y la inespecificidad de los síntomas hace que diagnosticar el SIBO sea casi imposible sin un test específico. “El diagnóstico diferencial es muy amplio e incluye docenas de patologías”, explica Santos y “puede darse un solapamiento en la clínica”, coincide Barba.

Actualmente, la prueba que se utiliza mayoritariamente para detectar este trastorno es el test de aire espirado, el cual mide y compara las cantidades de hidrógeno y metano exhaladas por el paciente antes y después de ingerir una solución de agua con glucosa o algún otro azúcar. 

El problema es que “estas pruebas tienen tantos falsos negativos como falsos positivos” cuando no se lleva a cabo el ayuno correcto, o cuando el paciente toma antibióticos o laxantes, entre otras situaciones, asevera la gastroenteróloga del Clínic. “Una persona puede realizarse un test de SIBO y dar positivo sin tenerlo necesariamente”, concluye. 

Tanto Santos como Barba apuntan que la herramienta diagnóstica es útil cuando se ejecuta bajo las condiciones adecuadas y es una persona experta la que interpreta los resultados. Y aun así, en muchos casos es necesaria una confirmación posterior con una endoscopia y un cultivo en el laboratorio. 

Es decir, que el autodiagnóstico no es recomendable ni para identificar el SIBO ni para tratarlo, dado que su origen multicausal puede comportar diferentes tratamientos: desde la modificación de la dieta hasta la prescripción de antibióticos.