¿Qué es el fenómeno ADE y por qué no se relaciona con la vacuna del SARS-CoV-2?

El ADE hace que los anticuerpos de nuestro sistema inmune se vuelvan contra él, empeorando incluso la enfermedad


En una conferencia online organizada por la Universidad Autónoma de Querétaro (México), una mujer identificada como Karina Acevedo, inmunóloga e investigadora, asegura que las vacunas desarrolladas contra el SARS-CoV-1 provocaron la muerte de los animales de laboratorio con los que fueron ensayadas la amplificación de la infección dependiente de anticuerpos (un fenómeno conocido como ADE, por sus siglas en inglés) y que no hay pruebas de que las inyecciones contra el SARS-CoV-2 sean seguras en este sentido. Es FALSO. Aunque es verdad que algunas de las vacunas experimentales contra el SARS (que no llegaron a usarse en humanos) provocaron este efecto contraproducente del sistema inmunitario de algunos animales de laboratorio, hasta el momento no se conoce ningún caso confirmado de ADE ni en humanos ni en animales desde que se empezaron a desarrollar las vacunas contra el SARS-CoV-2.

"En 11 estudios independientes en animales con las vacunas contra la SARS-CoV-1 se había encontrado evidencia de inmunopatología, sin importar el tipo de vacuna, cuando los animales fueron expuestos al virus meses después. Todos murieron por inflamación severísima en el hígado. Su conclusión fue que el ADE se puede dar también con las vacunas contra el SARS-CoV-2, pero no hay datos clínicos todavía". 

El ADE es un fenómeno bastante paradójico: hace que los anticuerpos de nuestro sistema inmune, que supuestamente combaten las infecciones en el cuerpo, se vuelvan contra él, empeorando incluso la enfermedad. Es como si el sistema inmune de repente nos traicionara. Explicado de forma científica, el ADE ocurre “cuando los anticuerpos generados contra un primer virus —por ejemplo, el serotipo 1 de dengue— no son capaces de neutralizar al virus que ocasiona la segunda infección —por ejemplo, el serotipo 2—, pero al unirse a él empeoran el desenlace de la infección”, explica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), quien insiste en que “hay suficientes datos clínicos para desmentir la afirmación” de Acevedo. 

El fenómeno del ADE se ha observado previamente con otros virus como el dengue o el sincitial respiratorio. Durante la fase de investigación de las vacunas contra el SARS-CoV-1, un coronavirus surgido en China en 2003 y que acabó expandiéndose a una treintena de países, también sucedió que los animales de laboratorio a los que se suministraron algunos de los viales experimentales fallecieron a causa de este fenómeno. 

No ha sido así en el caso de las vacunas contra el SARS-CoV-2. “Al contrario, los ensayos clínicos y la vacunación a gran escala —cientos de millones de personas vacunadas en todo el mundo— indican claramente que las vacunas protegen muy eficazmente contra formas graves de la enfermedad, incluso en personas infectadas con las nuevas variantes”, indica Sarukhan.

La experiencia previa del SARS-CoV-1

Acevedo menciona durante su ponencia una reunión que tuvo lugar el 12 y 13 de marzo de 2020 en la que, ante la expansión del SARS-CoV-2, expertos en inmunología y vacunología expusieron la experiencia previa en las vacunas contra el anterior coronavirus, que habían provocado el riesgo de ADE en algunos animales. 

La razón de que los científicos lo considerasen un riesgo de las vacunas contra la covid-19 parte del hecho de que ya se vio con una vacuna candidata para el SARS testada en animales —pero no en todas, como asegura Acevedo—: “En vez de proteger, la vacuna empeoraba la enfermedad en algunos de los animales vacunados”, describe la experta. La razón, en parte, pareció ser “el antígeno que se usó para la vacuna la proteína N en vez de la S, que es la que se utiliza en el caso del SARS-CoV-2”. 

Todas las vacunas contra la covid-19 usan la proteína S. Esta experiencia previa con el SARS-CoV-1 sirvió como precedente respecto a qué antígeno usar en el desarrollo de estas nuevas inyecciones. Aun así, concluye Sarukhan, “se vigiló muy de cerca cualquier signo de ADE en animales vacunados”.