Móviles antes de los 16 años: ¿sí o no? Desfake como herramienta de cambio

1 de cada 2 centros educativos no regula el uso de los móviles en el aula, según el Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya (2023)

Imatge de dos adolescents amb el mòbil

Uno de cada dos centros educativos no regula el uso del móvil en las aulas, según una encuesta llevada a cabo por el Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya (2023). Este dato toma hoy más relevancia que nunca después que un grupo de familias y centros educativos del barrio del Poblenou de Barcelona haya creado un chat de Telegram para sumar esfuerzos contra la llegada del primer móvil antes de los 16 años. En pocas semanas, el movimiento Adolescencia libre de móviles ya ha superado los 9.000 seguidores.

La duda sobre cuál es la edad idónea para tener el primer smartphone vuelve a estar en el centro del debate público, aunque no hay evidencias científicas que establezcan con cuántos años se puede utilizar el móvil sin riesgos para el bienestar, el desarrollo y el aprendizaje de los jóvenes. Así lo recoge una revisión de más de 100 metaanálisis sobre los efectos de las pantallas, compartida este lunes en la Nature Human Behaviour. Sin embargo, varios estudios sugieren que los efectos del móvil en adolescentes dependen de cómo y en qué contextos se utiliza. En concreto, las redes sociales se han asociado con una peor salud mental y mayor propensión a sufrir depresión, aunque no son la única variable, sino que actúan como un factor más entre otros desencadenantes. 

El Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya ha anunciado que esta misma semana empieza un proceso participativo con todas las entidades de la comunidad educativa como paso previo para regular el uso del móvil en los centros educativos y que se concretará en un informe que establecerá unos criterios marco. 

Desde Verificat creemos que es fundamental abordar la problemática desde el diálogo y una mirada crítica, siempre teniendo en cuenta que cada centro educativo parte de un contexto distinto y, por tanto, las respuestas que aplican deben tener en cuenta dichas singularidades. 

Como sociedad, debemos asumir que el acceso a internet y a las redes sociales es un hecho normalizado y que, en consecuencia, como adultos tenemos la responsabilidad de dar a los adolescentes las herramientas para enfrentarse a este entorno, con independencia de la edad en la que lo hagan. Hay que tener en cuenta que, actualmente, según el Butlletí d’Informació sobre l’Audiovisual a Catalunya, núm. 24 (2023), en Catalunya los 11 años son la edad media de acceso al primer móvil, y el 92,2% del alumnado de 1º y 2º de la ESO dispone de un smartphone.

En este sentido, muy probablemente se encontrarán con desinformación y contenidos peligrosos en los móviles, sí. Pero también a través del ordenador o de la televisión, en contextos familiares, vía terceros o en la escuela. En definitiva, en todas partes. Por eso debemos enseñarles a utilizar internet para hacer investigación y dotar a los centros educativos de recursos para que se conviertan en espacios de confianza mediática y catalizadores de una sociedad más informada, crítica y democrática. Esto también es política Desfake.

Desfake es una propuesta didáctica que quiere preparar al alumnado para enfrentarse a los contenidos que puedan encontrarse en estas plataformas gracias a los docentes y desde entornos seguros y controlados. El objetivo de estas formaciones es trabajar el espíritu crítico desde la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) y fomentar la autonomía del alumnado de forma consciente y responsable, así como prestar atención a la educación emocional de los estudiantes y observar los sentimientos que les despierta la información digital. Hasta ahora lo hemos trabajado con estudiantes de 2º, 3º y 4º de la ESO (es decir, a partir de los 13 años), pero estamos convencidos de que hay que abordar estos conceptos mucho antes, en la Educación Primaria, cuando las pantallas todavía no forman parte de su cotidianidad y su primer móvil les queda todavía lejos. 

Esto no necesariamente implica que el alumnado deba tener móvil o redes sociales, pero sí que pueden tenerlas en los centros educativos y trabajar en entornos simulados. Y es que para llegar a los estudiantes, también trabajamos con profesorado, precisamente porque son las personas que mejor les conocen a ellos y a sus necesidades. Lo hacemos a partir de formaciones y mentorías en las que generamos situaciones de aprendizaje con casos reales sobre los temas más relevantes de la actualidad en áreas como la desinformación climática, el discurso de odio o los riesgos de la Inteligencia Artificial. 
De este modo, en Verificat apostamos por la formación y la integración en la cultura del aula del hábito para la verificación de la información y el análisis de los contenidos digitales de forma crítica y responsable con programas como Desfake. Ya que, como apunta Taren Sanders, líder de la investigación publicada ayer en la Nature Human Behaviour, “lo que los niños hacen con sus dispositivos es mucho más importante que el dispositivo en sí, así que prohibir el móvil no abordará la raíz del problema”.