La gripe española no mató solo a los vacunados porque no existía ninguna vacuna contra la enfermedad

La pandemia se controló con aislamientos, cuarentenas, medidas de higiene personal, uso de desinfectantes y la imposición de límites a reuniones públicas


Nos habéis hecho llegar un artículo sobre la pandemia de la llamada gripe española de 1918, que asegura que solo murieron las personas que fueron vacunadas contra el virus. Es FALSO. Durante la crisis sanitaria que impactó el mundo hace un siglo, no se había desarrollado ninguna vacuna contra la enfermedad respiratoria. Tal y como explican los Centros para el Control y la Prevención de Estados Unidos (CDC), la enfermedad respiratoria se combatió “sin vacunas para protegerse contra la infección por la influenza y sin antibióticos para tratar infecciones bacterianas secundarias que pudieran estar asociadas a las infecciones por influenza”. Por tanto, no es cierto que solo murieran las personas que fueron inmunizadas por inoculación.

"Solo murieron los vacunados: El macabro engaño de la gripe española de 1918"

Aunque no hay consenso sobre el origen del virus, los primeros casos se detectaron en marzo de 1918, coincidiendo con la última etapa de la Primera Guerra Mundial. Más de 100 soldados destacados en Fort Riley, un campo de entrenamiento militar situado en Kansas (centro de Estados Unidos), contrajeron una enfermedad vírica muy similar a la gripe, provocada por el virus H1N1. Al cabo de una semana, los casos se habían quintuplicado. La enfermedad se propagó con facilidad por Europa porque cada mes el gobierno estadounidense enviaba miles de soldados que combatían en el frente. En total, los CDC calculan que entre 1918 y 1919 unos 500 millones de personas se infectaron en todo el mundo -un tercio de la población- y al menos 50 millones de personas murieron. La ONU, de su lado, estima que la gripe provocó entre 40 y 50 millones de defunciones.

Durante los años que duró la pandemia, no se había desarrollado ninguna vacuna para luchar contra esta gripe, tal y como se puede comprobar en la lista oficial de vacunas aprobadas entre 1798 y 1998 por las autoridades sanitarias de Estados Unidos. Entonces solo se habían creado fórmulas contra la viruela, la rabia, el tifus, la cólera y la plaga. Los CDC consideran como causa de la rápida expansión y letalidad de la gripe “la vulnerabilidad de los adultos jóvenes sanos y la falta de vacunas y tratamientos”. La pandemia se controló con aislamientos, cuarentenas, medidas de higiene personal, uso de desinfectantes y la imposición de límites a reuniones públicas.

La variante que provocó la gripe española ha ido mutando a lo largo de los años hasta convertirse en el actual virus H1N1, conocido como gripe A. Los avances de la ciencia han permitido demostrar que el fármaco oseltamivir, que se toma por vía oral, sería efectivo contra el H1N1 de 1918, según los CDC. De acuerdo con esta institución, las vacunas que se probaron en ratones contra la variante del virus de hace 100 años fueron efectivas. “Se espera que la vacunación con vacunas contra la influenza estacional actuales brinde un grado de protección entre los seres humanos, ya que las vacunas contra la influenza estacional proporcionaron algún nivel de protección contra el virus H1N1 1918 en los ratones”, explica en su web

¿Por qué se llama gripe española?

La pandemia de 1918 se bautizó como “gripe española” porque los medios de comunicación de España fueron los primeros en informar sobre la detección de casos que se correspondían con una enfermedad vírica muy contagiosa. “Se llama ‘gripe española’ por una confusión interesada”, afirma Mauro Hernández Benítez, profesor de Economía Aplicada e Historia Económica de la UNED. “La gripe ni se inició en España (…) ni fue especialmente severa en nuestro país. La pandemia coincidió con la Primera Guerra Mundial y afectó gravemente a muchos de los combatientes, franceses y alemanes sobre todo. La censura de la prensa en los países beligerantes impedía informar de una epidemia que podía considerarse como un factor de debilidad. En España, en cambio, la neutralidad permitía que la prensa cubriese ampliamente la propagación del virus. Así que se quedó con el inmerecido nombre de gripe española”.