Los 5 argumentos más absurdos del terraplanismo

A raíz de un congreso sobre terraplanismo en Barcelona, desmontamos los 5 argumentos más absurdos de esta corriente


Varios portales de noticias se han hecho eco de un congreso sobre el terraplanismo que habrá en Barcelona este próximo fin de semana. En muchos casos, los textos se centran en explicar el programa de la jornada, así como las ideas que defienden los participantes, obviando que la forma de la Tierra no es un debate real en el mundo científico actual. De hecho, lleva cientos de años sin serlo.

Desmintamos los 5 argumentos más absurdos de esta corriente.

  • No existe una curva visible en el horizonte ni tampoco desde las alturas.

La Tierra es una esfera (con alguna que otra protuberancia y deformación) de unos 12.000 kilómetros de diámetro. La dimensión del planeta en comparación con nuestro tamaño hace que nos sea imposible percibir su curvatura desde el nivel del suelo. Desde nuestra perspectiva, todo lo que vemos está situado en un plano. Para detectar la curvatura de la Tierra es necesario separarnos de ella, es decir ganar altura. Mucha altura.

La primera fotografía en la que se puede observar la curvatura terrestre la tomó en 1935 Albert W. Stevens, el comandante de una expedición a la estratosfera organizada por el National Geographic y el Cuerpo Aéreo de la Armada, en la que batió también el récord de mayor altura a la que había llegado nunca un ser humano: 22 kilómetros sobre el nivel del mar.

Aunque desde el suelo no podamos observar la curvatura de nuestro planeta de forma directa, los eclipses de Luna sí nos permiten verla gracias a la sombra que proyecta sobre nuestro satélite. El eclipse lunar ocurre las noches en las que Sol, Tierra y Luna están perfectamente alineados, con nuestro planeta interponiéndose entre estrella y satélite. La sombra de la Tierra avanza sobre la superficie lunar mientras dura el eclipse, con un borde circular bien definido.

Además, aunque sea imperceptible a nuestro ojo, los arquitectos tienen en cuenta la curvatura de la Tierra en el diseño de algunas construcciones. Es el caso del puente Verrazno-Narrows, que une los distritos de Staten Island y Brooklyn en Nueva York. Tal y como explica en su sitio web la Autoridad de Transporte Metropolitano de Norteamérica, la entidad a la que corresponde su mantenimiento, las torres del puente (de más de 211 metros de altura) están 4,1275 centímetros más alejadas en la parte superior que en sus bases porque la distancia de 1.298,448 metros entre ellas “hizo necesario compensar la curvatura de la tierra”. Es decir, que en vez de estar completamente perpendiculares a la superficie de la tierra, están algo inclinadas para compensar la curvatura.

  • Podemos ver las mismas estrellas todas las noches

Se trata de una aseveración falsa. El cielo nocturno no siempre es el mismo y, de hecho, a medida que pasa el año vemos a unas u otras estrellas a una misma hora. Por ejemplo, mientras que en el cielo del verano, en cuanto oscurece, en Cataluña vemos las constelaciones del Cisne, el Águila o la Lira (entre otras muchas), en invierno a la misma hora no son visibles en el cielo. En cambio Orión, el Tauro o las Pléyades son observables a primera hora de la noche invernal, mientras que hay que esperar a la madrugada para verlas durante el verano.

Además, este argumento clásico del terraplanismo se centra en ilustrar el cielo del hemisferio norte, olvidando que el paisaje nocturno es completamente diferente a la mitad sur del planeta. De hecho, en realidad es ligeramente diferente en cada latitud, también dentro de un mismo hemisferio. Debido a la forma esférica de la Tierra, las estrellas que se ven en un momento en concreto por la noche en Barcelona no son las mismas que las observables en ese mismo momento desde el Polo Norte, ni mucho menos desde Santiago de Chile.

Por ejemplo, tal como ilustra el Instituto de Astrofísica de Canarias, la estrella polar, famosa por apuntar siempre hacia dónde está el Norte, la vemos a una altura de 24º sobre el horizonte en las Islas Canarias, mientras que en Madrid se sitúa alrededor de los 40º y en el Polo Norte se encuentra justo sobre nosotros, a 90º. En el hemisferio sur, en cambio, la estrella polar no puede verse en ningún momento de la noche.

Lo mismo ocurre con la Osa Mayor, perenne en el cielo nocturno de Barcelona, pero invisible también desde el hemisferio sur. Las estrellas que vemos en el cielo y la posición en la que podemos observarlas dependen de la posición en la que nos encontramos en nuestro planeta. Si la Tierra fuera plana, veríamos el mismo cielo nocturno por todas partes.

  • ¿Por qué se llama planeta si no es plana?

El origen etimológico de planeta nada tiene que ver con la forma del cuerpo celeste. La Universidad de Oxford sitúa el origen del término en el latín planeta, que a su vez lo extrae del griego plano, que significa vagabundo o errante.

Los 5 planetas que conocían los griegos (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), cuyas características eran poco diferentes a las de las estrellas de alrededor, excepto porque se movían diferente en el cielo, motivó el nombre de “estrellas errantes”.

  • Lo dice la Biblia

Ningún pasaje de la Biblia dice explícitamente que la Tierra sea plana. El catedrático historiador y estudioso de la religión Jeffrey Burton sitúa la vinculación entre el libro y el terraplanismo en "unos pocos […] padres cristianos que negaban la esfericidad de la Tierra tomando erróneamente pasajes […] como geográficos en lugar de metafóricos". El historiador le resta importancia en comparación con las decenas de miles de teólogos y estudiosos cristianos que nunca lo consideraron así.

Un ejemplo es la frase “cuatro ángulos de la Tierra”, que aparece citada en repetidas ocasiones en el texto, y que ha sido interpretada por algunos como una evidencia de que el planeta debe ser un plano cuadrado. Sin embargo, las interpretaciones más aceptadas señalan que es una manera metafórica de referirse a toda la superficie terrestre, o bien a los cuatro puntos cardinales.

“Con extraordinariamente pocas excepciones, ninguna persona educada en la historia de la Civilización Occidental desde el siglo III a.C. en lo sucesivo ha creído que la Tierra fuera plana”, concluye Burton.

  • Dado que la tecnología moderna no puede medir la magnitud de la Tierra, nunca podremos garantizar que esta sea esférica.

Pitágoras propuso el modelo de la tierra esférica en torno al siglo VI a.C. Tres siglos después, en el III a.C. Erostótenas logró demostrar tal cosa e incluso calcular con gran precisión su perímetro. El divulgador científico Carl Sagan popularizó en la serie Cosmos el razonamiento matemático que siguió el griego, que involucraba a la sombra proyectada por dos estacas situadas en las ciudades de Siena y Alejandría, y midiendo la distancia entre ambas localidades.

De entonces en adelante se han sucedido las circunnavegaciones alrededor del planeta (la primera llevada a cabo por Fernando de Magallanes entre 1519 y 1522), hay constancia de miles de satélites artificiales orbitándolo, se han hecho medidas gravitacionales que han permitido definir con precisión la forma de la Tierra y existe un gran repositorio de imágenes del planeta capturadas desde el espacio. Todas ellas han permitido confirmar una y otra vez la forma esférica (esferoide, en realidad, dado que está “aplastada” por los polos), de la Tierra.