El supuesto «espionaje» de niños en los patios de las escuelas fue un estudio sociolingüístico puntual

La Plataforma per la Llengua hizo un estudio con una de las metodologías cualitativas que se utilizan en ciencias sociales: la observación no participante


En los últimos días se ha viralizado un video que acumula más de 250.000 visualizaciones en Twitter con unas declaraciones de la periodista y escritora Anna Grau en el programa ¿Quién educa a quién? de La 1 de TVE en las cuales asegura que la Plataforma per la Llengua “espía a los niños en el patio”. Es una idea que ha repetido Ciutadans en diferentes ocasiones y que también han hecho suya algunos medios como El Mundo, que habla de los “espías de los patios”, o El Español, que cita los “topos”Es una manipulación de un hecho puntual y, por lo tanto, la declaración es FALSA. 

La Plataforma hizo un estudio cualitativo en 2019 sobre el uso del catalán en el patio y usó el método de la observación no participante, que consiste en recoger información de un sujeto observándolo sin establecer interacción y sin que él sea consciente. En diciembre de 2019, Ciutadans denunció la Plataforma a la Agencia Española de Protección de Datos, pero el organismo decidió archivar la reclamación y el caso no prosperó, según ha confirmado su departamento de prensa a Verificat

“En Catalunya hay una plataforma subvencionada por la Generalitat que espía a los niños si hablan o no hablan catalán en el patio”

La Plataforma per la Llengua es una organización que “trabaja para promover la lengua catalana como herramienta de cohesión social” y Anna Grau hablaba del Estudio sociolingüístico en los patios de escuelas e institutos de zonas urbanas de Catalunya, que se publicó en julio de 2019. El informe concluía que “solo un 14,6% de las conversaciones en los patios de las escuelas e institutos de las zonas urbanas de Catalunya son en catalán”. Fue un estudio puntual, publicado en 2019 y que se hizo siguiendo una de las metodologías cualitativas que se utilizan en ciencias sociales.

La vicepresidenta de la entidad, Mireia Plana, ya dejó claro en una entrevista en Espejo Público de Antena 3 poco después de la publicación del estudio que habían aplicado la metodología de la observación no participante: “Sencillamente hemos observado, no hemos ido ni a controlar ni a coger datos de ningún alumno ni de ningún profesor”, concluía Plana.

Meses después de que se publicara el informe, Ciutadans denunció la Plataforma per la Llengua a la Agencia Española de Protección de Datos, la autoridad pública independiente encargada de velar por la privacidad y la protección de datos de los ciudadanos. Ahora bien, el junio pasado el organismo "concluyó que no hubo infracción de la normativa" y archivó  la reclamación, según ha confirmado a Verificat su departamento de prensa

La paradoja del observador

La página 23 del estudio recoge la metodología que se aplicó y explica que la observación permite conseguir “una fotografía más ajustada de la realidad”, puesto que “el observador puede recoger sin filtros los datos que interesan para la investigación”. Además, la investigación optó por la observación de incógnito, que implica que los sujetos de estudio no saben que se observan sus comportamientos lingüísticos, para obtener “una observación más fidedigna todavía”.

De este modo, la Plataforma argumenta que evitaba caer en la paradoja del observador, que según explica el lingüista norteamericano William Labov implica que si el sujeto de estudio es consciente que se están observando sus hábitos lingüísticos, es muy probable que no actúe de manera natural y esto puede sesgar la realidad observada.

¿Cómo se hizo el estudio?

El estudio tuvo lugar en cincuenta centros educativos, donde se hizo una actividad que “no tenía nada que ver con la lengua, pero que estaba diseñada para extraer los datos que interesaban”. Ahora bien, el informe no especifica ni el contenido de la actividad ni los centros que participaron. Los quince alumnos observados fueron elegidos totalmente al azar y los profesores se escogieron entre los que hacían guardia a la hora del patio. Según recoge la metodología del estudio, el funcionamiento era el siguiente:

  1. Los alumnos pasaban por la actividad (en grupos de tres) y el profesor les explicaba la tarea que tenían que hacer.
  2. El observador solo hablaba en inglés, le comunicaba al profesor la dinámica del taller y tenía que establecer el mínimo contacto verbal con los sujetos de estudio.
  3. Para no influir en la elección lingüística de los alumnos, se intentaba que el dirigente real de la actividad fuera el profesor, que daba las indicaciones necesarias a los alumnos.
  4. La actividad estaba diseñada para que los alumnos se comunicaran entre ellos espontáneamente, para tratar de averiguar la lengua habitual de relación entre ellos durante el rato de recreo.
  5. Mientras tanto, el observador apuntaba en qué lengua se producían las interacciones.

La observación no participante

Este tipo de estudio se enmarca en lo que se denomina observación no participanteCarles Riba (profesor titular de Metodología de las ciencias del comportamiento en la Facultad de Psicología de la UOC) explica que en la observación no participante “el observador recoge información significativa del sujeto observado sin establecer interacción y, por lo tanto, sin que él se dé cuenta”. El investigador “es un espectador que no participa en aquello que contempla” y “el sujeto o grupo [estudiado] no puede saber que es observado. Tampoco se le ha comunicado previamente que hay una investigación en curso en la cual figura como sujeto”. Esto hace que, según describe el equipo de expertos de la Universitat de València, la observación no participante presente “una mayor objetividad”.

En esta línea, Jonathan Parke (de la Universidad de Salford) y Mark Griffiths (de la Universidad de Nottingham Trent) destacan en un artículo que la observación no participante se basa en el hecho de que el investigador es “desconocido por el grupo estudiado” y esto hace que una de las ventajas sea que “el investigador puede estudiar una situación en su entorno natural sin alterar las condiciones”. “La observación se basa solo en la observación del comportamiento”, concluyen.

El dilema ético

La relación entre la observación no participante y el consentimiento de los sujetos observados es un tema de debate a las ciencias sociales. El artículo “El debate ético sobre la investigación encubierta en las ciencias sociales” publicado en aesthethika© (un proyecto editorial impulsado por investigadores de campos de estudio diversos en Argentina y los Estados Unidos) resume los principales argumentos a favor y en contra de la observación encubierta.

Algunos expertos critican que este método “viola una serie de principios éticos fundamentales” y arguyen que el hecho de impedir que los sujetos estudiados sepan que están siendo investigados implica que no otorgan el consentimiento informado o lo otorgan basándose en información falsa y esto, dicen, viola su privacidad y confidencialidad. En cambio, otros sostienen que estas técnicas permiten recolectar datos valiosos que no podrían obtenerse por métodos de investigación convencionales y abiertos. Del mismo modo, afirman que “la naturaleza de los fenómenos que constituyen el objeto de estudio en algunas investigaciones implica que los mismos no podrían ser observados sin implementar técnicas engañosas”.

Sobre si se pidió permiso o no en los centros, la misma Plataforma per la Llengua explica que los centros educativos no fueron informados de toda la realidad de la actividad, sino que se les pidió la colaboración para una investigación de otro tipo a partir de una actividad lúdica en la hora del recreo. “No ha sido posible informar a nadie del propósito de la investigación porque una parte de los sujetos de estudio era el profesorado”, especifica el informe.