El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba ha desarrollado la primera vacuna aprobada del país bajo el nombre de CIGB-66 o Abdala. Se trata de una fórmula de subunidades proteicas, compuesta por una fracción sintética de la proteína S del SARS-CoV-2 denominada RBD. Al reconocer que esa proteína no debería estar presente, el organismo crea linfocitos T y anticuerpos que recordarán cómo combatir el virus que causa la covid-19 si nos infectamos en el futuro.
La inyección cubana ha superado ensayos clínicos de fase I/II y III según sus fabricantes. El primero contó con una primera fase de 132 voluntarios para evaluar la seguridad de la vacuna en pacientes sanos entre los 19 y los 54 años, y una segunda de 760 pacientes entre los 19 y los 80 años, pudiendo incluir algunos con comorbilidades o enfermedades crónicas.
La tercera fase de ensayos clínicos contó con un total de 48.290 voluntarios, según la información del gobierno cubano, entre los cuales se calculó que la eficacia del fármaco era del 92,27% frente a la infección sintomática, y del 100% frente a los cuadros más graves de la enfermedad o la muerte, si bien no se han publicado todavía los resultados en ningún artículo científico. La fórmula consiguió la autorización de uso de emergencia en Cuba en julio de 2021.
En mayo, paralelamente al desarrollo de la última fase de ensayos clínicos, y antes de obtener la autorización, el Gobierno cubano inició la inoculación de la vacuna a gran escala tanto con Abdala como con la otra candidata cubana, Soberana 02, antes de ser autorizados oficialmente. El Ministerio de Salud del país cifra en más de 8 millones las dosis repartidas a lo largo de esta campaña.
La vacuna cubana se suministra en tres dosis, cada una de ellas separada 14 días de la anterior. El CIGB ha informado también de que se conserva entre los 2 y los 8 ºC.
Este artículo es parte de Las Mentiras Amenazan la Salud, la sección de salud de Verificat.
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