Qué hay de verdad y de mentira en la película ‘Cónclave’ sobre la elección de un nuevo papa

La película acierta en la logística, pero no tanto en los detalles jugosos

La película acierta en la logística, pero no tanto en los detalles jugosos

Cónclave
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Por Politifact, fact-checker miembro de la IFCN

El proceso secreto para elegir a un nuevo papa comienza hoy, miércoles 7 de mayo, dos semanas después de la muerte del papa Francisco a los 88 años. Los fans de la película ‘Conclave’, nominada al Óscar y centrada en la elección papal, podrían pensar que tienen algunas claves sobre lo que pasará estos días. Pero, ¿hasta qué punto es fiel la película a la realidad? Politifact, medio de verificación estadounidense miembro de la International Fact-Checking Network (IFCN) como Verificat, ha analizado qué acierta la película y qué no respecto al proceso real de elección del próximo papa. 

‘Cónclave’ cuenta la historia del cardenal Tomás Lorenzo, decano del Colegio Cardenalicio, interpretado por el actor Ralph Fiennes. Lawrence tiene el encargo de liderar una elección papal, o cónclave, después de la muerte del papa. A medida que el cónclave avanza, salen a la luz secretos y escándalos que afectan a varios cardenales candidatos a papa.

‘Cónclave’ es fiel a la logística, pero no en las polémicas 

Como decano, el cardenal Lawrence toma decisiones que no estarían permitidas en un cónclave real. 

Según B.Kevin Brown, profesor de religión en la Universidad de Gonzaga (Washington, Estados Unidos), la película “hace un buen trabajo” al retratar los procedimientos del cónclave. Sin embargo, Brown hace algunas observaciones: algunos cardenales llevan cuellos romanos incorrectos, y la misa previa al cónclave parece no tener altar, un elemento central de las ceremonias litúrgicas. Además, algunas tramas de la película no tienen precedente público alguno en la historia de la Iglesia Católica.

PolitiFact comparó escenas de la película con cónclaves reales y controversias pasadas de cardenales. A partir de ahí, si no quieres encontrarte con ningún spoiler, te recomendamos no seguir leyendo.

‘Cónclave’ acierta bastante en el sistema de votación, los colores del humo y la duración habitual del cónclave

Tras la muerte de un papa, el Colegio de Cardenales asume el gobierno de la Iglesia. Estos cardenales, nombrados por los papas, representan a países de todo el mundo. Sólo los cardenales menores de 80 años pueden ser electores. El cónclave de estos días tendrá 133 electores de 71 países (otros dos electores son elegibles, pero no participarán por motivos de salud). 

Antes del cónclave, los cardenales se reúnen en encuentros llamados «congregaciones generales» para debatir las prioridades de la Iglesia. El cónclave se desarrolla en la Capilla Sixtina del Vaticano, tal y como muestra el largometraje. La votación que se muestra en la película es bastante precisa, basándose en el procedimiento descrito por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos: los cardenales votan secretamente, se desplazan hasta un cáliz —una copa grande—, dicen una oración y dejan su voto. Se realizan cuatro votaciones al día hasta que un candidato obtiene dos terceras partes de los votos. Las papeletas se queman cada dos rondas de votación con productos químicos que producen humo de colores para indicar si se ha escogido a un papa: el humo negro significa que nadie ha sido elegido, y el blanco que la Iglesia tiene un nuevo papa.

En la película, los cardenales eligen a un papa en tres días, coherente con la historia reciente: Brown afirma que los cónclaves de los últimos cien años han durado entre tres y cuatro días. Según un artículo de History.com, “ningún cónclave ha durado más de una semana” desde 1831.

El cardenal Lawrence incumple repetidamente las reglas del cónclave

La película muestra al cardenal Lawrence comunicándose con el monseñor Raymond O’Malley (interpretado por Brían F. O’Byrne), pidiéndole que investigue cuestiones como la última reunión del papa con el cardenal Joseph Tremblay (John Lithgow), y el historial médico del cardenal Diehz. Después de que los cardenales noten temblores en la Capilla Sixtina, O’Malley explica a Lawrence que ha habido una explosión en la Piazza Barberini, una gran plaza de Roma.

Según Brown, obtener información externa “viola las normas del cónclave”. Durante el cónclave, los cardenales están aislados: no pueden acceder a teléfonos, televisión, ni tener ningún contacto con el exterior.

Un cardenal ‘in pectore’ no podría participar en el conclave

En la película, Benitez, descrito como arzobispo de Kabul, Afganistán, hace una entrada sorpresa. Es un cardenal en el pecho, es decir, que fue nombrado en secreto, por el papa difunto. Los cardenales más veteranos debaten si Benitez debería ser admitido en el cónclave, y el cardenal Lawrence finalmente decide que es «legalmente un cardenal» y «tiene derecho a participar en la elección».

En un cónclave real, sería imposible que un cardenal cuya identidad no hubiera sido revelada antes de la muerte del papa que le nombró pudiera participar en el cónclave. El derecho canónico, el sistema legal y normativo de la Iglesia Católica, dice que un papa puede escoger a una persona para ser cardenal y mantener su identidad en secreto. Mientras la identidad del cardenal no se haga pública, el cardenal in pectore no está obligado a ejercer sus funciones cardenalicias, pero tampoco tiene los derechos de cardenal, como participar en un cónclave.

«Esto puede hacerse, como sugiere la película, por motivos de seguridad en situaciones donde el nombramiento como cardenal podría poner a la persona a un riesgo por la situación política del lugar en el que reside», explica Brown.

Si un cardenal in pectore no se ha hecho público antes de la muerte de un papa, su estatus caduca y «ya no se considera cardenal, incluso si su nombre se descubre en el testamento del papa o en algún otro escrito después de su muerte», añade Brown.

Esto ocurrió en la vida real: el papa Juan Pablo II nombró a cuatro cardenales in pectore, pero sólo reveló tres —de China, Ucrania y Letonia– antes de morir. El nombramiento del otro cardenal expiró cuando Juan Pablo II murió en 2005.

Los cardenales intentan anticiparse a los escándalos, pero los rumores circulan

En la película, los candidatos Adeyemi y Tremblay son desacreditados cuando Lawrence desvela escándalos de su pasado: una relación secreta y acusaciones de simonía, respectivamente.

En la realidad, los cardenales intentan evitar que cualquier implicado en escándalos sea escogido. Brown explica que el «juego político» existe y es habitual que se busquen informaciones sobre posibles candidatos antes del cónclave.

Por ejemplo, el cardenal Angelo Becciu renunció a sus derechos cardenalicios en 2020 y fue condenado por delitos financieros en 2023. Sin embargo, aseguró que todavía podría votar en el cónclave de 2025 porque Francisco no le había prohibido explícitamente participar. El cardenal Pietro Parolin, secretario de estado de la Curia Romana, reveló dos cartas del papa Francisco indicando que Becciu no podía participar en el cónclave, según informaciones de medios italianos. Esto ocurrió durante las congregaciones generales, dice Brown, cuando los cardenales a participar todavía no están cerrados. 

«No es de extrañar que los cardenales intenten generar dudas sobre un candidato que rechazan», añade el experto. Esto le ocurrió al papa Francisco -entonces conocido como el cardenal Jorge Mario Bergoglio-. A medida que Francisco ganaba impulso durante el cónclave de 2013, «comenzaron a circular rumores que sólo tenía un pulmón», explica Brown. Francisco explicó este episodio en una entrevista para un libro publicado en el 2024. Cuando un cardenal le preguntó si el rumor era cierto, dijo que le habían extraído parte de un pulmón después de una infección respiratoria hacía más de 50 años.