Leer entre datos: cómo se desinforma con estadísticas
Los datos numéricos y las estadísticas tienen una presencia constante en nuestra vida cotidiana, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes de ello
Los datos numéricos y las estadísticas tienen una presencia constante en nuestra vida cotidiana, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes de ello
Los datos numéricos y las estadísticas tienen una presencia constante en nuestra vida cotidiana, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes de ello. Las estadísticas están en todas partes: por ejemplo, cuando consultamos las interacciones en redes sociales, como el número de “me gusta”, comentarios o visualizaciones en una publicación de TikTok o Instagram, estamos interpretando datos cuantitativos que reflejan el alcance de un contenido digital. También es habitual usar estadísticas en el ámbito deportivo, como cuando analizamos el rendimiento de nuestro equipo favorito mediante gráficos de resultados, porcentajes de aciertos o clasificaciones.
Así pues, los datos y las estadísticas no solo son herramientas propias del ámbito científico o tecnológico, sino que tienen una aplicación directa y relevante en muchos aspectos de nuestra vida personal y social.
Es común oír que “los números no mienten” o que “son datos objetivos”, pero según cómo se presenten pueden dar lugar a confusiones y distorsionar la realidad. Las personas y empresas que quieren influirnos de alguna manera conocen muy bien estas técnicas y saben cuál es la mejor forma de presentar los datos para contribuir a la desinformación.
Números que engañan: cómo leer entre datos, la nueva cápsula de Desfake —el proyecto educativo de Verificat— profundiza en la importancia de saber leer estadísticas y ofrece varias herramientas para entenderlas cuando las encontramos en redes sociales y medios de comunicación. Una de estas herramientas consiste en plantearse tres preguntas: ¿son cuantificables? ¿Son estimaciones o datos exactos? ¿Cuál es el contexto?
Datos (des)contextualizados
Nos centramos en la tercera pregunta: el contexto. A menudo, los titulares de las noticias en los medios contienen poca información sobre el contexto de los datos que presentan, lo que puede dar lugar al sensacionalismo.
Hacernos preguntas sobre si el hecho de expresar los datos de una forma u otra puede alterar la percepción nos puede dar pistas sobre si la información es fiable o no. Una buena manera es pensar en cómo cambiaría la información si, en lugar de aparecer en números absolutos, apareciera en porcentajes, o viceversa; o bien si se nos está dando información sobre un dato cuantificable sin cifras.
Por ejemplo, hay una gran diferencia entre decir que “153 personas han sido condenadas por denuncias falsas” y explicar que entre 2009 y 2021 se han interpuesto casi 1,9 millones de denuncias por violencia de género, y solo un 0,0084% de los casos de violencia de género terminan en una condena por denuncia falsa. Es decir, 1 por cada 12.000 presentadas, según la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2022.
Las gafas Desfake
Nuestra capacidad para desactivar la manipulación mediante estadísticas depende, en primer lugar, de cultivar una mirada crítica y curiosa ante cualquier dato que encontremos —ya sea un titular impactante, una infografía o un comentario viral en redes sociales. Esto significa que, incluso antes de plantearnos las preguntas que propone la cápsula Desfake, debemos detenernos un instante y preguntarnos: ¿quién es la fuente de estas cifras? ¿Cómo se han obtenido?
En un entorno en el que empresas, medios y perfiles en redes sociales utilizan técnicas estadísticas para captar la atención y condicionar opiniones, disponer de herramientas para “leer entre datos” se convierte en una competencia imprescindible.