El síndrome postaborto no es una condición médica reconocida por la ciencia

PP y Vox han aprobado que los trabajadores municipales de Madrid tengan que informar de este síndrome no avalado científicamente a las personas que quieran abortar

PP y Vox han aprobado que los trabajadores municipales de Madrid tengan que informar de este síndrome no avalado científicamente a las personas que quieran abortar

Mayor of Madrid Jose Luis Martinez Almeida deliv ers a speech during a pre-campaign rally in Madrid, on June 18, 2023, ahead of the July 23 early legislative elections. Spain's Prime Minister Pedro Sanchez called on left-wing voters to mobilise against the right and far right in the early legislative elections on July 23, saying there was "no difference" between the conservative Popular Party and the far right Vox. (Photo by JAVIER SORIANO / AFP)
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¿Qué se ha dicho?

Que el Ayuntamiento de Madrid ha aprobado una iniciativa para que sus trabajadores informen a las mujeres que quieren abortar de un supuesto síndrome postaborto.

¿Qué sabemos?

Que este síndrome no está reconocido por la ciencia.

El Ayuntamiento de Madrid aprobó el miércoles 1 de octubre una iniciativa por la que los trabajadores municipales de la ciudad tendrán que informar a las mujeres que quieran abortar de un supuesto síndrome postaborto que, según el texto, incluye, entre otros, síntomas como depresión, ansiedad, culpabilidad, aislamiento o más riesgo de pensamientos y tentativas de suicidio. La iniciativa, presentada por Vox, ha contado con el voto a favor del PP.

El síndrome, sin embargo, no está incluido en los principales manuales que recogen los trastornos mentales, como el DSM V, de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), y el CIE-11, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La evidencia científica recopilada a lo largo de los años ilustra que el aborto no está necesariamente relacionado con problemas de salud mental, pero, en cambio, restringir el acceso a abortos seguros y legales sí causa daños, tal y como detallamos. ¡Te lo explicamos!

El concepto «no tiene ninguna base científica», asevera en conversación con Verificat Inés Arroyo, vocal de la Sección de Psicología de las Mujeres, Géneros y Diversidades del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya. Para la experta se trata de un “síndrome creado que atenta precisamente contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”.

«Si damos información que no es válida, generamos una traba. No nos estamos acercando a la salud de las mujeres, sino que estamos generando mucha más complejidad y complicación en un momento que puede ser sensible», concluye.

La Sociedad Española de Contracepción (SEC) se pronuncia en términos similares en un comunicado de prensa: «En el caso del denominado síndrome postaborto no existe una evidencia científica que sustente esta entidad. Carece por tanto de fundamento la necesidad de informar de este concepto a las mujeres que solicitan una interrupción del embarazo». La APA también considera el síndrome un soborno.

Estudios y grandes revisiones

Un artículo de la Asociación Americana de Psicología (APA) escrito en 2022 y revisado un año más tarde, recopila la evidencia más reciente en la materia y concluye que «más de 50 años de investigación internacional» permiten afirmar que el aborto no está relacionado con problemas de salud mental. Más bien al contrario, la falta de acceso legal y seguro a la interrupción del embarazo es lo que supone un riesgo para la salud.

El APA cita como clave un estudio de 2018 que siguió durante cinco años a 1.000 mujeres de 21 estados de Estados Unidos. Obtener un aborto no aumentó el riesgo de depresión, ansiedad ni intención suicida de las mujeres. Tampoco el estrés postraumático, aunque Vox considera que el síndrome que defiende es un caso específico de este trastorno. El sentimiento más común fue el alivio, y el 99% de las mujeres que tuvieron el aborto consideraban cinco años después de que la decisión había sido la correcta.

Los hallazgos secundan el grueso de la evidencia recopilada por sendas revisiones sistemáticas del 2008, hechas tanto por la APA como por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, y del 2011, conducida por la Academia de Colegios Reales de Medicina del Reino Unido.

Conspiraciones sobre los manuales diagnósticos y un estudio de los 90

La iniciativa de Vox, compartida por el diario El País, emplea dos publicaciones científicas para justificar el síndrome. Por un lado, el partido apunta que “el cuadro clínico psicológico y emocional asociado al síndrome postaborto estaba recogido en el manual de referencia de psiquiatría, el DSM III, vigente entre 1980 y 1994”.

Sin embargo, el DSM III no cita el síndrome del que habla Vox ni, por tanto, avala su existencia. De hecho, solo habla del aborto en una ocasión, y lo hace como uno “estresor psicosocial”, categoría donde también recaen, entre otros muchos, el hecho de contraer matrimonio o tener un hijo, por ejemplo. Son elementos que el personal sanitario debía juzgar si habían contribuido al desarrollo o exacerbación de un trastorno, entre ellos el postraumático, según el mismo manual.

Pero más allá de eso, Arroyo, del Colegio de Psicólogos, pide “asentarnos en el presente” en cuanto a avances científicos y de conocimiento, dejando atrás manuales pasados. “En otros manuales diagnósticos antiguos [las primeras versiones del DSM] la homosexualidad se concebía como una patología”, recuerda, “tenemos que contemplar la actualidad con la ciencia que tenemos ahora mismo”.

La otra evidencia adjuntada en la iniciativa es un estudio finlandés que encontraba, con una muestra de más de 9.000 mujeres, que “la probabilidad de suicidio era 7 veces mayor en mujeres que habían abortado”. La investigación es real y se publicó en 1996 en la British Medical Journal (BMJ), pero fue criticada en una carta al editor, bajo el argumento de que los autores «encontraron una asociación entre embarazo y suicidio, no entre aborto inducido y suicidio». Los autores reconocían en su respuesta que no podían establecer causalidad. Estudios más recientes y robustos, como los citados anteriormente, han negado esa relación.

Antiabortistas evangelistas de los años 70

El síndrome postaborto es un concepto que empezó a cocerse en la década de 1970 en Estados Unidos. Un estudio publicado a la revista Social Sciences & Medicine sitúa la idea por primera vez entre grupos evangelistas antiabortistas llamados centros de crisis de embarazo, que aconsejaban en contra de la interrupción. Este caldo de cultivo culminó en los años 80, cuando primero se acuñó el término síndrome postaborto y después apareció una industria de centros de estudios antiabortistas que producían búsqueda sesgada para justificar su punto.