Que aumenten los bosques no significa que no exista la deforestación

A menudo se confunde la deforestación con el balance de superficie forestal pero estos términos son muy distintos


¿Qué se ha dicho?

Que no existe deforestación porque un estudio asegura que la superficie boscosa ha aumentado.

¿Qué sabemos?

La deforestación es la superficie de bosque perdida en el mundo, independientemente de si ha habido o no ganancias. Entre 2015 y 2020 se destruyeron en la Tierra más de 10 millones de hectáreas de bosques cada año. La deforestación afecta al cambio climático, ya que provoca la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono almacenado en los bosques.

Un podcast que acumula casi 500 escuchas en iVoox ha asegurado que "es mentira" que haya deforestación, citando una noticia de Radio Televisión Española (RTVE) del año 2018 en la que se aseguraba que la superficie forestal mundial se había incrementado un 7% entre los años 1982 y 2016. Es ENGAÑOSO. El podcast y la noticia tratan conceptos diferentes: la deforestación hace referencia a la superficie de bosque que se ha perdido, mientras que la superficie forestal mundial, de la que habla RTVE a partir de las conclusiones de un estudio de Nature, hace referencia en el balance entre superficie boscosa perdida y ganada. Además, el balance que realizan otros informes internacionales, como los de la Organización de Alimentos y Agricultura de Naciones Unidas (FAO), han llegado a conclusiones opuestas, encontrando que la superficie forestal global se ha reducido.

Dice que hay deforestación, y es mentira. Y según un medio oficialista del RTVE: dice aumenta un 7% entre 82 y 2016. […] Esta noticia es oro puro, te lo están diciendo en la cara

La Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), define la deforestación como "la conversión del bosque en otros usos de tierra, como la agricultura o la infraestructura", y excluye expresamente las áreas en las que los árboles han sido talados, pero se espera que se regeneren, tanto naturalmente como con ayuda humana. En otras palabras, el concepto se refiere a la pérdida de bosques, independientemente de si un año también se han expandido otros. Es decir, sólo tiene en cuenta el porcentaje de suelo boscoso perdido.

En su último informe, la FAO calcula que, entre 2015 y 2020, los bosques mundiales perdieron 10 millones de hectáreas cada año debido a la deforestación, el 90% de ellas en bosques tropicales. "Es un procedimiento ligado principalmente a los incendios forestales ya la tala de bosques por el hombre para sustituirlos por cultivos u otros usos", indica a Verificado Javier Sigró, investigador en el Centro en Cambio Climático (C3) de la Universidad Rovira y Virgilio (URV).

Entre 2000 y 2018, casi el 90% de la deforestación fue consecuencia de la expansión de tierras agrícolas y el pastoreo de ganado, y otro 5% debido al desarrollo urbano y las infraestructuras.

Más bosques perdidos que ganados

Más allá de la deforestación, que sólo mide la pérdida en la superficie forestal, algunos bosques ganan terreno cada año. Las pérdidas debidas a la deforestación restadas a las ganancias dan lugar al balance neto de superficie forestal, una variable que mide cómo han cambiado los bosques del mundo. Entre 2010 y 2020 el balance fue negativo, dando lugar, según la FAO, a una disminución anual de 4,6 millones de hectáreas de superficie forestal global. Es decir, que en los últimos diez años se ha destruido más bosque del ganado.

Este balance depende mucho de la zona analizada. Mientras que en las regiones extratropicales el balance ha sido nulo o incluso positivo -la superficie forestal se ha mantenido o incrementado-, en las regiones tropicales la deforestación es dominante. “Es cierto que hay zonas del planeta donde ha aumentado la superficie de bosque, pero especialmente en las tropicales y pluvisilvas [selvas lluviosas] no”, apunta Santi Sabaté, director del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales (BEECA) de la Universidad de Barcelona (UB) e investigador del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF).

Además, la destrucción y quema de los bosques libera el dióxido de carbono almacenado en ellos. La deforestación de los bosques tropicales ocurrido en 2020 liberó tanto dióxido de carbono como el de 570 millones de coches en un año, según el Global Forest Watch. Es decir, aunque la deforestación no se encuentra entre las principales causas del cambio climático, sí que influye en éste mediante la emisión de CO2.

Sigró añade que "la cantidad de biomasa y, por tanto, de carbono por hectárea en un bosque nuevo de tundra es inferior al de un bosque más maduro en zonas tropicales". Por ello, los bosques nuevos plantados en regiones extratropicales no pueden almacenar tanto carbono como los tropicales existentes.

Diferencias de concepto y método

En el podcast que estamos verificando se descontextualiza una noticia de 2018 de RTVE que aseguraba que la superficie forestal mundial se había incrementado un 7% entre 1982 y 2016, para asegurar que no hay deforestación. Sin embargo, el medio no niega la deforestación, sino que se hace eco de una publicación de Nature según la cual la superficie forestal había aumentado entre aquellos años. Es decir, el podcast confunde la deforestación con el balance de superficie forestal.

Sin embargo, es cierto que los resultados de la investigación parecen contradecir los informes de la FAO, en los que se indica que la superficie forestal mundial se ha visto reducida. La entidad de Naciones Unidas (UN) explica esta divergencia de resultados en el informe Estado de los bosques del mundo, donde sitúa el origen de las diferencias tanto en la metodología utilizada como en la propia definición de bosque.

Cuando la FAO habla de bosque no sólo fija unas características mínimas de los árboles, sino que exige que el terreno boscoso no tenga otro uso de tierra predominante, como la agricultura o el urbanismo. En cambio, el artículo científico considera sólo la cobertura arbórea en su definición de bosque, independientemente del uso predominante del suelo. Además, el papel de Nature basa sus cálculos en imágenes de satélite, mientras que los informes de la FAO recogen los datos facilitados por cada uno de los países, que permiten realizar mayores distinciones cualitativas.

En definitiva, ambas publicaciones hablan de conceptos diferentes y utilizan métodos de análisis diferentes, por lo que los resultados no pueden ser comparados. Sin embargo, ambas coinciden en que la deforestación es más acusada en los trópicos, que se compensa en mayor o menor medida con el incremento de terreno boscoso de las regiones extratropicales.