Las prisas no son buenas, ni en la vida ni en el periodismo

Las prisas no son buenas, ni en la vida ni en el periodismo

Tomasso Debenedetti es un personaje conocido por crear noticias falsas, y esta vez no fue menos: el 4 de septiembre difundió que Tomeu Penya, cantautor mallorquín, había muerto esa misma mañana. Poco después, el propio cantautor desmintió su muerte a través de un tuit en su perfil que decía: “Estoy bien 🤠”, pero ya era tarde: mucha gente se lo creyó y lo compartió.

Debenedetti fue entrevistado posteriormente en la Mañana de Catalunya Ràdio, donde se jactó de ser "el autor de la falsa muerte de Tomeu Penya", alegando que lo había hecho para "denunciar la situación actual del periodismo". A su juicio, trabajar con las redes y la inmediatez que conllevan “puede provocar un gran error”,

El periodismo requiere rapidez… pero también veracidad

La profesión, como todas, tiene pros y contras. Pero un gran inconveniente es la prisa: nos hemos acostumbrado a que las noticias tengan que salir rápido, y cuando llega una “bomba” de última hora, se interrumpen todas las demás tareas para publicarla lo antes posible.

Las prisas hacen que, en ocasiones, algunos periodistas o medios, para ser los primeros en publicar una exclusiva, se salten los procedimientos básicos de comprobación y verificación, pilares básicos del periodismo. Y esto, por desgracia, deriva en imprecisiones. Quizá se trate de un error numérico, como decir que en una manifestación había 500 personas, cuando en realidad eran 700; pero si damos por muerta a una persona, el asunto ya se complica. Hacer las cosas con prisa puede ser, en muchas ocasiones, sinónimo de hacerlas mal.

No es la primera vez que los medios “matan” a alguien antes de tiempo: José Luis Perales y Fernando Savater fueron víctimas del mismo rumor, que desmintieron poco después. Muchas veces el mensaje o tuit original es borrado poco después, por lo que se crea el caos intentando buscar el origen de la desinformación.

¿Qué hago frente a una bomba de última hora?

Si nos lees habitualmente, sabrás lo que recomendamos normalmente: que antes de compartir una noticia, pares y te tomes un momento para respirar. Una vez hechas las respiraciones profundas, comprueba de dónde ha salido la información. ¿La cuenta desde donde se ha publicado la noticia es su cuenta oficial, la cuenta oficial del lugar donde trabaja, de algún familiar…? Recuerda que en Twitter, el signo de check azul —el emblema con un tic junto al nombre de un usuario— ya no es válido para comprobar la veracidad de la cuenta, ya que el único requisito para obtenerla es pagar.

Busca si otras fuentes fiables también han compartido la noticia. En casos como este, cuando a menudo algún medio se salta las comprobaciones y publica la noticia sin contrastarla, resulta útil buscar cuántos medios lo han publicado. Si sólo lo ha hecho uno… ¡Mejor que esperemos! Así pues, habría que comprobar las redes sociales de la persona implicada —en caso de que implique a una persona— y ver si esta se ha pronunciado al respecto. Cuando un personaje público muere, a menudo su familia lo anuncia desde la cuenta del difunto.

Difundir que ha muerto Tomeu Penya es un claro ejemplo de desinformación: una noticia sensacionalista que te deja "flipando" y que compartes con tu entorno. A todos nos gusta ser la primera persona en enterarse de las novedades. Pero recuerda: ¡cuanto más llamativa sea una noticia, más peligrosa y más números de ser un fake!

Decían Fito y Fitipaldis: “Él camina despacito, que las prisas no son buenas”. Y, efectivamente, así es: hacer las cosas con prisa nunca será una buena idea.

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