Qué se sabe acerca de la relación entre consumo de antibióticos y deterioro cognitivo

Analizamos una publicación que habla de “una relación aún no explicada entre los antibióticos y el deterioro cognitivo”


¿Qué se ha dicho?

Que un grupo de científicos ha encontrado una relación entre el consumo de antibióticos y el deterioro cognitivo

¿Qué sabemos?

Estos titulares se basan en una encuesta a casi 15.000 mujeres, cuyos resultados no son concluyentes. Son necesarios ensayos clínicos con una muestra representativa de la población general para demostrar esta relación. 

Está circulando por algunos canales de Telegram una publicación que se hace eco de un estudio en el que supuestamente unos científicos han encontrado “una relación aún no explicada entre los antibióticos y el deterioro cognitivo”. Sin embargo, es un titular ENGAÑOSO: sí, un estudio reciente señala que podría haber una relación entre el consumo de antibióticos y el deterioro cognitivo, pero los investigadores solo han medido las consecuencias de un consumo prolongado de estos medicamentos, superior a dos meses. Por otro lado, la investigación cuenta con serias limitaciones, como que solo se ha medido en mujeres de mediana edad, y de momento eso impide establecer una relación causal directa. Para demostrar que efectivamente existe una vinculación directa, son necesarios ensayos clínicos aleatorizados en los que se compare el deterioro cognitivo entre un grupo que tome antibióticos con otros que no. De momento, tales estudios no se han llevado a cabo.

Revelan una relación aún no explicada entre los antibióticos y el deterioro cognitivo

El estudio ha sido compartido por numerosos medios de comunicación, pero la forma en la que están escritos algunos de ellos, como el que circula en ciertos grupos de Telegram, parece señalar que la sola ingesta de un antibiótico de forma puntual puede afectar al cerebro. Y no es eso lo que han descubierto los investigadores. Sus resultados, además, no son concluyentes. 

Los antibióticos y la resistencia

Cistitis, bronquitis, sinusitis… Seguro que alguna vez en tu vida te ha tocado tomar antibióticos para tratar alguna infección. Es normal: es uno de los tipos de fármacos más prescritos del mundo. Normalmente, la duración del tratamiento antibiótico oscila entre apenas unos días a no más de dos semanas, pero puede ocurrir que, dado el tipo de enfermedad que estamos intentando tratar, la ingesta se prolongue durante más tiempo, como ocurre con el acné o ciertas enfermedades respiratorias de carácter crónico

Esto puede dar lugar a efectos secundarios graves (aumento de riesgo de muerte por todas las causas, de padecer obesidad y otras enfermedades cardiovasculares, etc), siendo uno de los que más preocupa el del aumento de desarrollo de bacterias superresistentes —la ya llamada “pandemia silenciosa”—, que son aquellas a las que antibióticos actuales son incapaces de hacer frente porque las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Según el mayor estudio hecho hasta la fecha, este fenómeno mata cada año a más de 1,3 millones de personas por infecciones, más que el sida y la malaria. Pero no es el único. Un trabajo reciente, publicado en la prestigiosa revista Plos ONE, también ha encontrado evidencias de que tratamientos a largo plazo de antibióticos pueden dar lugar a un deterioro cognitivo años después en mujeres. 

Una encuesta a casi 15.000 enfermeras 

Para llegar a sus resultados, científicos de Boston e Illinois hicieron una serie de encuestas a una cohorte de 14.542 enfermeras que habían formado parte del Estudio de Salud de Enfermeras II, llevado a cabo por la Universidad de Harvard (EE UU), cuyo objetivo era monitorizar la salud y el bienestar de las mujeres cada dos años entre 2014 y 2018. 

Con una edad media de 54 años, los científicos observaron que aquellas que tomaron antibióticos durante al menos dos meses en este periodo de cuatro años (entre 2014 y 2018) sacaron notas más bajas en tareas relacionadas con la memoria, el aprendizaje, la atención y la velocidad psicomotora, en comparación con aquellas que no habían tomado antibióticos durante tanto tiempo: “Nuestro estudio no demuestra que los antibióticos causen deterioro cognitivo; en cambio, plantea la preocupación de que los antibióticos pueden conducir a una peor cognición”, señala a Verificat Raaj Mehta, médico de la unidad de Epidemilogía Clínica y Translacional del Hospital General de Massachusetts (EE UU), y líder del estudio. 

Es decir, que lo que han encontrado es que, según una encuesta llevada a cabo en mujeres de mediana edad que han tomado antibióticos durante dos meses o más, existe un deterioro cognitivo en los siete años posteriores a la ingesta. Pero no significa que la causa del deterioro sea concretamente la ingesta de antibióticos, ni mucho menos en todas las poblaciones, ni en todos los rangos de edad, ni para todas las dosis. 

Limitaciones del estudio

El estudio cuenta con algunas limitaciones que hay que tener en cuenta. No es algo exclusivo de éste: cualquier paper especifica en un apartado del artículo las limitaciones de la investigación, que son “aquellas características de diseño o metodología que han podido afectar o han podido influir en la interpretación de los hallazgos de su investigación”. Un ejemplo de limitación es que el tamaño de muestra no sea representativo de la población que queremos analizar, como ya hemos explicado anteriormente en Verificat, o que los datos recogidos contengan algún tipo de sesgo cultural o ideológico. 

En el caso que nos ocupa, uno de los problemas clave tiene que ver con el tipo de estudio, ya que no comparó un grupo de mujeres sanas con otro que no, sino que directamente obtuvo los datos de forma retrospectiva de un grupo de pacientes que tuvo que tomar antibióticos durante dos meses en un momento determinado de su vida: “Un problema es que los participantes no fueron asignados al azar a antibióticos versus ningún antibiótico”, señala Tom Dening, profesor de Investigación sobre la Demencia en la Universidad de Nottingham (Reino Unido). “Una mujer que recibe antibióticos durante más de dos meses puede tener peor salud general que una mujer que no los recibe. Por ejemplo, las personas que tomaron antibióticos durante más de dos meses tenían más probabilidades de ser fumadoras, de tener afecciones a largo plazo como hipertensión, diabetes y enfermedad pulmonar crónica, y de recibir medicamentos antidepresivos. Todos estos factores podrían contribuir a las diferencias en el deterioro cognitivo entre los dos grupos”, concluye. 

Coincide con él Tara Spires-Jones, directora adjunta del Centro para el Descubrimiento de las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), quien señala que “es posible que las enfermedades crónicas que requerían el uso de antibióticos contribuyeran al deterioro cognitivo, en lugar de los antibióticos en sí”. Otros científicos independientes han vertido opiniones similares al respecto

Los investigadores del estudio también reconocen que se trata de una limitación importante: “Hemos podido controlar una gran cantidad de posibles variables de confusión [terceras variables que pueden alterar el resultado final de la investigación], incluidas otras enfermedades médicas y medicamentos utilizados”, señala Mehta, pero reconoce que su “mayor limitación es que no podemos garantizar la eliminación de todas. Esto se llama confusión residual”, aclara.

Otra limitación es que los científicos no tuvieron en cuenta “el tipo de antibiótico específico” que analizaron, sino que se basaron en medicamentos empleados para tratar diversos tipos de enfermedades. Además, la propia metodología del estudio es en sí misma una limitación, pues consiste en una encuesta llevada a cabo siete años después de que haya tenido lugar el tratamiento con antibióticos y, por lo tanto, “puede estar sujeta a errores de clasificación y/o sesgo de recuerdo”, señalan los autores en el paper.

Finalmente, la muestra tampoco es representativa de toda la población, ya que los datos “se limitan a mujeres”, tal y como indican los autores, cuya función cognitiva “puede diferir respecto a hombres”, es decir, que “las tasas de deterioro cognitivo pueden ser diferentes entre mujeres y hombres” así como entre grupos raciales y étnicos”, por lo que se necesitan “más estudios en diversas poblaciones”. 

El estudio que tendrá la última palabra

Como hemos explicado en otras ocasiones, la investigación clínica pasa por diversas fases hasta confirmar una hipótesis concreta. No es posible extrapolar los resultados de una encuesta a casi 15.000 enfermeras al conjunto de la población, aunque es cierto que el estudio tampoco descarta la hipótesis. 

¿Y cuál podría ser la prueba definitiva que nos dé una respuesta clara sobre el asunto? Tal y como señala Mehta, “un ensayo clínico sería necesario para probar que los antibióticos causan deterioro cognitivo”, es decir, investigaciones aleatorizadas con dos o más grupos para valorar si existe un deterioro cognitivo tras la ingesta de antibióticos en el grupo de análisis respecto al grupo de control. 

El eslabón perdido que une antibióticos y deterioro cognitivo

Que los investigadores se hayan dedicado a mirar si la ingesta de antibióticos está relacionada con el deterioro cognitivo no significa necesariamente que piensen que los antibióticos son la causa directa del problema. Es más, su trabajo arranca hablando de la microbiota o flora intestinal, un conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino y que, además de ser esenciales en la defensa contra las infecciones, pueden tener un importante rol en el desarrollo del sistema nervioso

Según señalan, “cada vez se reconoce con más frecuencia que [la microbiota] desempeña un papel en la cognición y la demencia”. Estudios hay al respecto: por ejemplo, según señala este artículo, las proteínas que usan nuestras células cerebrales para comunicarse son fabricadas por microbios intestinales, y cuando la flora se desequilibra, estas proteínas se dañan, lo cual “no solo afecta el funcionamiento de nuestro cerebro, sino que incluso puede contribuir a condiciones como la demencia, la enfermedad de Párkinson e incluso la esquizofrenia”. 

Por otro lado, ya hace tiempo que los científicos sospechan que los antibióticos pueden alterar la flora intestinal. Por eso, el grupo americano ha planteado la hipótesis de que la afectación de la flora intestinal motivada por el consumo abusivo o prolongado de antibióticos pueda tener efectos a largo plazo en nuestro cerebro. Pero tal y como insiste Dening, “no hay ninguna evidencia directa producida en el estudio de que los cambios en la flora intestinal sean responsables de los cambios cognitivos, por lo que sigue siendo una hipótesis interesante pero no verificada”, si bien considera que preguntarse si recibir antibióticos es un factor de riesgo para la demencia “es importante”.