Las afirmaciones falsas sobre la vacuna de un extrabajador de Pfizer

El extrabajador de Pfizer afirma que el pasaporte de vacunación «es un mecanismo de control totaliario»


Está circulando por redes una entrevista a un hombre que se identifica como Mike Yeadon, extrabajador de la farmacéutica Pfizer, en la que llega a afirmar que los pasaportes de vacunación son, en realidad, “un mecanismo de control totalitario” o que con las nuevas variantes de virus es una forma de coaccionar a la gente “para que se vacune”. Desmentimos algunas de esas afirmaciones.

"Los pasaportes de vacunación son en realidad un mecanismo de control totalitario y van a servir para que los ciudadanos puedan realizar operaciones bancarias a través del móvil; solo se permitirán transacciones monetarias a quien tenga esta identificación única, quedando expulsado del sistema todo aquel que no la tenga"

Es cierto que diversos países, organizaciones, empresas y aerolíneas están trabajando para desarrollar sus propias plataformas de control de vacunación, pero en ningún caso prevén introducir datos bancarios en ellos. 

En la Unión Europea, por ejemplo, se está diseñando el Pasaporte Digital Verde, con el que se pretende “facilitar la libre circulación segura dentro de la Unión Europea (UE) durante la pandemia de la Covid-19”, y se ha planteado como un documento voluntario. Estas aseveraciones van en la misma línea que las esgrimidas por Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca, quien en una rueda de prensa aseguró que el gobierno estadounidense no prevé que los ciudadanos tengan que llevar una credencial para demostrar que están vacunados y que se trata de una iniciativa del sector privado limitado a eventos promocionados por empresas concretas.

Desde antes de la pandemia es habitual exigir o recomendar certificados de vacunación contra determinadas enfermedades como requisito para entrar a ciertos países. Otro asunto es el debate sobre las implicaciones éticas de imponer un documento de certificación en un momento en el que el acceso a las vacunas sigue estando limitado: “Si bien un pasaporte de vacunación podría ser parte de la solución, no solo para reactivar viajes, sino también para reabrir algunos sectores de la cultura o permitir el regreso presencial al trabajo, debe ser lo suficientemente flexible como para asegurar la máxima equidad dentro y entre países, así como garantizar en todo momento la protección de datos personales”, indica a Verificat Denise Naniche, directora científica de ISGlobal.

Las nuevas variantes

"Los gobiernos están usando el miedo por las variantes del virus brasileña, sudafricana, británica, y otras variantes para crear nuevas vacunas de recarga y reforzar su objetivo de crear una base de datos global"

En otro punto de la entrevista, el extrabajador de Pfizer arremete contra las nuevas variantes, pero, de nuevo, sus aseveraciones son falsas. Estas surgen de manera espontánea, después de que su código genético varíe al replicarse el virus. Además, por el momento no se están administrando inyecciones adaptadas a las variantes hasta ahora conocidas

Una variante de un virus se forma básicamente cuando este muta de tal manera que su código genético se ha modificado lo suficiente como para considerarlo una nueva ‘rama’ o ‘linaje’. En el caso de los coronavirus, como el SARS-CoV-2, la mutación es bastante frecuente: se estima que lo hace unas dos veces al mes. La gran mayoría de estas variantes son inocentes, pero unas pocas sí han supuesto mayor motivo de preocupación, como “la B1.1.7, descrita en Gran Bretaña, la B1.351 descrita en Sudáfrica, la P.1 (en Brasil) y otras dos descritas en California y Nueva York”, que comparten algunas mutaciones en la proteína Spike que se ha visto pueden aumentar su capacidad de transmisión, su letalidad y/o su capacidad de escapar a la inmunidad natural o mediada por vacunas.

Respecto al hecho de que los gobiernos pudieran estar utilizando las variantes como elementos de presión “para crear nuevas vacunas y reforzar su objetivo de crear una base de datos global”, la realidad es que, a pesar de que algunas inyecciones podrían ver reducida su eficacia debido al surgimiento de nuevas variantes, de momento no se están creando vacunas nuevas para adaptarse a las que hay. Para más inri, “algunos expertos afirman que el virus ya no tiene mucho margen para nuevas mutaciones”, apunta Sarukhan, pues “acabarían afectando su capacidad para infectar a nuestras células”. 

Los coágulos de sangre

"Las vacunas génicas hacen que el cuerpo produzca la proteína Spike o una parte de ella” y provocan que “las células se peguen entre ellas formando un coágulo de sangre"

Finalmente, Yeadon da una pequeña explicación del origen de los casos raros trombosis en algunos pacientes que han recibido la vacuna de AstraZeneca o Janssen, pero es cierto que, de momento, no se ha comprobado científicamente qué componente de la vacuna causa los trombos ni si los coágulos de sangre aparecen por la producción de la proteína Spike

La trombosis es una agrupación de coágulos en el sistema circulatorio que, al moverse, bloquean el flujo sanguíneo, dando lugar a ictus o infartos cerebrales, o de miocardio. En el caso de las vacunas contra la covid-19, y a pesar de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ve "evidencias claras" que relacionan los casos de coágulos con la inyección de AstraZeneca, aún no está clara la razón por la que el fármaco lo podría desencadenar. Tampoco en el caso de la de Janssen.

Similar a la heparina

En un comunicado, el organismo europeo indica que "una explicación plausible […] de la combinación de los trombos y los niveles de plaquetas bajos en sangre podría ser una respuesta inmune, […] similar a la que se observa a veces en pacientes tratados con heparina (un anticoagulante)". Lo que la EMA quiere decir con esto es que los niveles bajos de plaquetas que se han visto asociados a los trombos tras la vacunación tienen su origen en una respuesta del propio sistema inmunológico, y que es algo que ya se ha visto en enfermos tratados con un medicamento, la heparina que, paradójicamente, se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre. Este síndrome consiste en una respuesta similar a la que ocurriría con las vacunas de AstraZeneca y Janssen, a las que activarían, dando lugar, en casos muy raros, a un estado de hipercoagulabilidad —muchos más coágulos de lo normal— y, por ende, a los famosos trombos.

Esta relación que establece la EMA va muy en la línea de las conclusiones de dos estudios, uno de un equipo alemán y otro de uno noruego, publicados a principios de abril en la revista New England Journal of Medicine.

Una vez establecida la relación clara entre trombos y vacunas, los científicos se encuentran actualmente inmersos en encontrar los mecanismos. Y no parece que la proteína Spike, como apunta Yeadon, sea la culpable: “Si la proteína Spike fuera la culpable, entonces este tipo de trombos también se habría observado con las vacunas de ARNm (que también codifican para Spike). Y no se han reportado casos similares tras cientos de millones de vacunas ya administradas en EEUU, Europa e Israel”, indica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica de ISGlobal.