Las vacunas contra la COVID-19 no causan muertes repentinas, a diferencia de lo que afirma el documental viral “Died Suddenly”

No hay ninguna prueba de que las muertes repentinas de las que habla el documental sean por culpa de las vacunas


Desde el pasado 21 de noviembre circula por Twitter, Instagram, TikTok, Facebook y la plataforma de vídeo Rumble un documental que asegura que las vacunas de la covid-19 están relacionadas con casos de muertes repentinas en todo el mundo. En Twitter, la plataforma donde se celebró el estreno mundial, acumula ya más de 41.400 me gustas, 42.500 retuits y 1,8 millones de reproducciones.

El documental sugiere que las vacunas contra la COVID-19 causan muertes repentinas entre la población, lo que es FALSO. No existe ninguna evidencia de la supuesta relación entre las vacunas contra la covid-19 y las muertes repentinas. Los casos de muerte vinculados a la vacuna de la COVID-19 son excepcionales. Los casos que más alarma provocaron son los resultantes de accidentes cardiovasculares posteriores como la trombosis venosa, solo registrados en vacunas de vector viral como AstraZeneca o Janssen. Ambos viales están aprobados en Europa, pero prácticamente han dejado de administrarse de forma generalizada, mientras que en Estados Unidos, la primera nunca llegó a comercializarse, y la segunda se administra en casos puntuales. De los casos de muertes repentinas sin explicación de los que habla el documental, no hay prueba alguna, como ya hemos explicado.

Queríais un producto para matar a la gente […] Tuvimos exactamente lo que pedísteis

Died Suddenly, un concepto que en español se ha popularizado como “repentinitis”, es un documental de Stew Peters, conocido en Estados Unidos por un pódcast que ha difundido desinformación sobre la COVID-19 y, de hecho, ya hemos desmontado. El documental, de una hora y ocho minutos, aporta supuestamente pruebas, casos y testigos que sugieren que numerosas personas han sufrido una "muerte súbita" tras vacunarse contra la COVID-19. Sin embargo, las pruebas se basan en experiencias personales y sin ninguna evidencia científica o metodología que apoye una conexión entre vacunas y muertes repentinas. Por ejemplo, se recogen los testigos de cuatro embalsamadores funerarios -uno de ellos anónimo- que afirman que tras la COVID-19 han notado "anomalías en la sangre" en los cadáveres como "coágulos de sangre largos y fibrosos" pero sin ofrecer una muestra significativa de los casos y aludiendo a la vacuna como única causante.

Si bien es cierto que se han detectado efectos secundarios después de la vacuna, estos generalmente son leves o moderados, como "dolor de cabeza, fatiga y dolor en el lugar del pinchazo" que desaparecen en pocos días.

Las reacciones adversas graves, como la miocarditis, la pericarditis o reacciones alérgicas graves, son poco frecuentess y "no se ha encontrado defunciones relacionadas con las vacunas COVID-19 basadas en ARN mensajero, que son las que se utilizan ahora", explica a Verificat Jaime Jesús Pérez, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).

La excepción de vacunas con vector viral

Los casos de muertes relacionados con la vacuna son excepcionalmente raros y, por ahora, solo relacionados con las vacunas de vector viral (AstraZeneca y Janssen), que “utilizan una versión de un virus leve para transmitir instrucciones a las células del organismo de forma segura y en forma de código genético” que permitan despertar una respuesta inmunitaria contra el SARS-CoV-2, según indica la página web del Consejo de la Unión Europea. A día de hoy, se administran generalmente vacunas ARN mensajero (ARNm), como las de Pfizer y Moderna, con las que no se han detectado casos de trombosis.

En algunos “casos muy raros” y “sobre todo entre mujeres menores de 60 años” sí se ha podido encontrar “una asociación directa entre la vacuna y el fallecimiento en afecciones de trombosis venosa profunda”, explica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Esta afección se produce cuando se coagula la sangre de una vena profunda de un miembro o de la pelvis, que en el 50% de los casos puede provocar una obstrucción de las arterias pulmonares, conocida como embolia pulmonar. En muy pocos casos, esta afección vinculada a la vacuna de la Covid-19 ha provocado la muerte del paciente.

Sin embargo, la frecuencia es baja, puesto que se ha registrado un caso de trombosis profunda cada 100.000 dosis de AstraZeneca administradas, y un caso cada 1.000.000 en el caso de Janssen. Las vacunas de vector viral “ya no se están utilizando en Europa y Estados Unidos desde hace un año”, indica Sarukhan, quien añade que “es importante notar que […] salvaron muchas vidas en todo el mundo” .

”Durante el primer año de vacunación [de diciembre de 2020 a diciembre de 2021] se ha estimado un total de 20 millones de muertes evitadas”, afirma Pérez, de la AEV. En el caso de España, en ese mismo período, Pérez señala que se pueden haber salvado alrededor de 451.000 viñedos.

Las vacunas no causen infertilidad ni abortos

El documental también afirma que la vacunación causa “ataques de corazón” a los fetos. Es FALSO. No hay pruebas de que las vacunas causen abortos ni infertilidad y, “todas las vacunas de gérmenes inactivados […] son absolutamente seguros en el embarazo”, explica a Verificat Antonio José Conejo Cervantes, pediatra y asesor externo del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP).

“¿Estás diciendo que los bebés tienen ataques de corazón al útero?

Sí, la vacuna provoca un efecto inflamatorio importante.”

De hecho, las personas embarazadas “tienen más riesgo de enfermar gravemente con la COVID-19, comparado con aquellas que no lo están”, explica el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, y, por ello, se recomienda la administración de la primera pauta de vacunación para proteger el embarazo y el desarrollo del bebé.

Por tanto, ningún estudio ha detectado que las vacunas de la covid-19 aprobadas en Europa y Estados Unidos afecten a la fertilidad, reduzcan las posibilidades de concepción o, tal y como afirma el documental, haya un peligro “de ataque al corazón” de los fetos.

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