Ningún estudio de ‘Nature’ asegura que la inmunidad natural de la covid-19 es mejor que la adquirida con las vacunas

Se trata de un estudio realizado in vitro que analiza la capacidad neutralizadora de dos anticuerpos


¿Qué se ha dicho?

Que la vacuna de la covid no hace falta porque un estudio ha demostrado que la inmunidad natural es suficiente frente a la infección por SARS-CoV-2.

¿Qué sabemos?

El estudio original analizó la capacidad neutralizadora (o bloqueante) contra los SARS-CoV-2 de anticuerpos extraídos de pacientes recuperados de la infección. Se trata de un estudio in vitro que en ninguna parte habla sobre la efectividad de las vacunas.

Varios tuits viralizados en Twitter en los últimos días comparten un artículo publicado el 5 de agosto en la revista Communications Biology, de la editorial Nature, porque aseguran que la inmunidad natural contra la covid-19 siempre ha sido mejor que la adquirida mediante las vacunas. Es ENGAÑOSO. El artículo enlazado no discute qué tipo de inmunidad es mejor, ni mucho menos afirma que la derivada de la infección natural del virus sea más efectiva, sino que explora, in vitro, la capacidad de neutralizar (o bloquear) el SARS-CoV -2 que tienen dos anticuerpos aislados a partir de muestras de pacientes recuperados de la infección con la variante original del virus.

FINALMENTE LO MEJOR ES LA INMUNIDAD NATURAL

El estudio científico, revisado por pares, tampoco hace referencia a un posible tratamiento en base a estos anticuerpos, como han titulado engañosamente varios medios de comunicación generalistas. La idea sale de unas declaraciones de la investigadora principal del estudio, que fueron compartidas por la Universidad de Tel Aviv en una nota de prensa enviada en septiembre. Natalia Freund, microbióloga clínica e inmunóloga, comentaba la posibilidad de que, siempre desde su punto de vista, un tratamiento con anticuerpos pueda “servir como sustituto efectivo de dosis de refuerzo repetidas”.

El 5 de agosto el equipo liderado por Freund compartía la identificación de dos anticuerpos neutralizantes (unas proteínas que se unen a puntos concretos del virus para evitar que infecte a las células) que neutralizan todas las variantes preocupantes del SARS-CoV- 2. Los expertos consultados por Verificat ponen el foco en el que el potencial del hallazgo no es sustituir las vacunas, sino desarrollar un posible tratamiento complementario con anticuerpos que funcione bien con un gran número de variantes. En lugar de entrenar el cuerpo en la fabricación de las defensas inmunitarias, esta opción terapéutica las introduciría mediante una inyección, siendo especialmente interesante para personas inmunodeprimidas o con el sistema inmunitario muy comprometido.

Un estudio 'in vitro'

Este estudio, realizado in vitro (fuera de un organismo vivo) en base a muestras de pacientes recuperados de la variante original del virus, ha sido compartido por varias cuentas de Twitter que han asegurado que la inmunidad natural es mejor que la adquirida a través de las vacunas. Sin embargo, el paper no indica tal cosa, sino que se centra en estudiar la forma en que algunos anticuerpos se unen al coronavirus para evitar que infecte a las células, identificando dos con capacidad de neutralizar las variantes conocidas a día de hoy.

La intensidad de la respuesta inmunitaria frente a una infección natural es mucho más variable entre personas que la derivada de la vacunación, si bien es cierto que el contagio genera una mayor diversidad de anticuerpos. Ahora bien, tal y como recuerda a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, “el riesgo de acabar en el hospital o morir por covid-19 es elevado [en personas no vacunadas]”. Estudios recientes han mostrado cómo una inmunidad híbrida —la otorgada por las vacunas y una infección posterior— ofrece una respuesta más duradera y efectiva.

La nota de prensa, en el origen de la desinformación

Los mensajes en redes sociales se pueden explicar también, en parte, por la forma en que varios medios generalistas han compartido la noticia. Hablamos de titulares engañosos como “encuentran dos anticuerpos de recuperados de cóvido que hacen innecesarias las vacunas”, ¡y que tienen su origen en la nota publicada por el portal de noticias científicas Eurekalert! el 7 de septiembre, que a su vez se basa en la nota de prensa con la que la Universidad de Tel-Aviv compartió la publicación del estudio, más de un mes después de la publicación del paper.

Ninguno de los titulares hace referencia a los hallazgos de la investigación, sino a la opinión de su investigadora principal, Natalia Freund, que sugiere la posibilidad de utilizar este hallazgo en el tratamiento contra la covid-19. La científica expone que, desde su punto de vista, el tratamiento con anticuerpos —que consiste en la administración intravenosa de anticuerpos creados artificialmente— "puede servir como sustituto efectivo de dosis de refuerzo repetidas", especialmente en poblaciones de riesgo.

En opinión de Manel Juan, jefe de servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona, “esta nota de prensa es simplemente para llamar la atención”. El experto hace patente, en conversación con Verificat, la diferencia entre el texto divulgativo y el artículo científico, que considera "un trabajo interesante" que "llama a los expertos, pero a nadie más".

Prueba de ello es que el artículo original se compartió en Twitter sólo dos veces entre el 5 de agosto (fecha de publicación) y el 7 de septiembre (publicación de la nota en Eurekalert!), mientras que en la última semana ha sido compartido más de 70 veces.

Tratamientos distintos, inmunidades diferentes

"El artículo original no tiene mucho que ver con la nota de prensa", coincide Alfredo Corell, catedrático de inmunología de la Universidad de Valladolid (UVa), que destaca que las vacunas y el tratamiento con anticuerpos son "procedimientos terapéuticos diferentes" .

La vacunación expone el cuerpo al microorganismo causante de la enfermedad (o a una parte del mismo), para conseguir que el sistema inmunitario lo reconozca y genere una memoria inmunitaria. De esta forma, si se produce una infección posterior, el cuerpo tendrá la capacidad de generar anticuerpos específicos para combatirlo. Es lo que conocemos como inmunización activa.

El tratamiento con anticuerpos, en cambio, recibe el nombre de inmunización pasiva, porque las defensas se aportan externamente, en lugar de enseñar el cuerpo a producirlas. Este método, que se aplica en otros contextos, como por ejemplo, como antídoto después de la picadura de una araña venenosa, tiene la limitación de que los anticuerpos tienen una vida útil determinada. Es decir, los efectos del tratamiento sólo duran el tiempo que las proteínas se mantienen dentro del cuerpo. Cuando desaparecen, el cuerpo no las sabe producir por sí mismo, por lo que no se genera una inmunidad a largo plazo.

Es un tratamiento que “cubre tres, cuatro semanas, (…) y después [las proteínas] desaparecen. No se puede pretender sustituir a una vacuna que genera (…) una memoria de larga duración” con este tipo de terapia, razona Alfredo Corell, porque entonces habría que inyectar anticuerpos a toda la población cada cuatro semanas. Así, se trataría de terapias complementarias, especialmente interesantes para personas inmunodeprimidas o con un sistema inmunitario muy comprometido, según el experto. En ningún caso serían procedimientos excluyentes.