No hay relación entre los casos de hepatitis en niños y la vacuna de la covid-19

Está circulando un artículo que señala que la vacuna de Pfizer causa hepatitis, pero se trata de una afirmación falsa.


¿Qué se ha dicho?

Que la vacuna de Pfizer es la causa de los casos de hepatitis de gravedad inusual registrados en las últimas semanas en niños.

¿Qué sabemos?

Que las vacunas han quedado totalmente descartadas por las agencias regulatorias, al no estar la inmensa mayoría de los menores con hepatitis vacunados contra la covid-19. 

Está circulando por redes un artículo que señala que un “estudio de Pfizer confirma que la inyección de ARNm se acumula en el hígado y causa hepatitis”, y que esta es la razón del aumento de casos en niños que está teniendo lugar en numerosos países, entre ellos España. Es FALSO. Pfizer no ha publicado ningún informe en el que sugiera tal relación y ningún estudio similar ha sido publicado en la comunidad científica. Es cierto que el Ministerio de Sanidad español, entre otros países, ha notificado un aumento de casos de hepatitis de origen desconocido y la comunidad científica está volcada en encontrar sus causas, pero de momento la vacuna para el covid-19 está prácticamente descartada. De hecho, la mayoría de los menores diagnosticados no habían recibido el pinchazo.

Un estudio de Pfizer sugiere que la vacuna Covid-19 es la culpable del gran aumento de la hepatitis entre los niños

En una docena de países en todo el mundo, entre los que se encuentra España, se está registrando un aumento de casos de hepatitis de gravedad inusual en niños sanos. Esta condición, consistente en una inflamación del hígado, puede tener multitud de orígenes, pero no existe ningún estudio de Pfizer que confirme que “la inyección de ARNm se acumula en el hígado y causa hepatitis”, tal y como señalan los mensajes de desinformación en redes. 

“No se ha identificado ningún vínculo con la vacuna COVID-19”, señala en un comunicado oficial el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, en inglés), organismo de referencia para epidemias de la Unión Europea. De hecho, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la inmensa mayoría de niños afectados no habían recibido la vacunación contra la covid”. Por ejemplo, en ninguno de los casos que se han dado en menores de 10 años en el Reino Unido, el afectado estaba vacunado.

“Los casos se concentran en menores de cinco años en los que no está autorizada ninguna vacuna Covid-19”, apunta José Antonio Navarro-Alonso, especialista en Pediatría, experto en vacunación covid-19 y uno de los fundadores de la Asociación Española de Vacunología (AEV). “Hasta la fecha no se dispone de ninguna evidencia de que las vacunas sean las responsables de un cuadro que todo indica que está causado por el adenovirus F41”, apunta, “en cualquier caso las Autoridades Sanitarias Mundiales se encuentran haciendo una investigación exhaustiva y por el momento se descarta cualquier asociación causal”, añade.

Un informe de 2020 mal interpretado

El texto que estamos tratando de verificar cita como fuente de sus afirmaciones un "estudio de biodistribución de la vacuna Pfizer de la agencia reguladora japonesa". Se trata de un estudio en ratones de noviembre de 2020 que, en realidad, la propia farmacéutica facilitó a la agencia reguladora japonesa, y que aparece citado en diversas ocasiones en el informe de aprobación del fármaco de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en inglés). El documento no señala en ningún caso que la vacuna cause hepatitis. De hecho, la EMA indica lo contrario: “no hubo ninguna patogénesis severa en el hígado”.

La publicación en cuestión también añade algunas de las capturas de pantalla del supuesto estudio del que sacan toda la información. Estas pertenecen en realidad a un informe publicado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en inglés) del 19 de febrero de 2021 sobre seguridad de la vacuna de Pfizer, donde no señalan que la vacuna cause hepatitis. De momento, se desconoce el origen de los casos, pero las primeras investigaciones apuntan a un adenovirus —virus que típicamente causa los resfriados, aunque no solo— observado en la mayoría de los pacientes analizados como el más probable.

Por otro lado, es cierto que se han hecho públicos estudios de caso en humanos en los que se plantea la posibilidad de que haya sido la vacuna de ARNm —en el caso que enlazamos, tras la inyección de Moderna— la que haya dado lugar a ciertas hepatitis en adultos. Sin embargo eso no significa que se haya establecido una relación de causa y efecto, simplemente se ha detectado esta enfermedad en personas concretas (un estudio de este tipo analiza específicamente el caso de un paciente que ha tenido un cuadro único de una enfermedad que merece ser compartido con la comunidad académica). 

Origen aún desconocido

Como hemos mencionado anteriormente, el origen de las hepatitis en general puede ser diverso: “Pueden ser (causas) infecciosas o consecuencia de la exposición a una sustancia tóxica, incluido el alcohol y algunos medicamentos”, señala Graham Cooke, profesor de investigación de enfermedades infecciosas del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención (NIHR, en inglés) en el Imperial College de Londres, en SMC UK. 

“A nivel mundial”, sigue, “las causas más importantes son los virus que se han adaptado para infectar el hígado (hepatitis viral A-E, y particularmente hepatitis B y C). Las primeras pruebas parecen haberlas descartado como causa de la hepatitis que se está investigando actualmente”, concluye. 

¿Qué causa la hepatitis en niños?

Aunque de momento no hay una conclusión clara, los primeros análisis al respecto señalan a un adenovirus –en particular de tipo F41— como sospechoso principal, ya que fue encontrado en la mayoría de los casos analizados. En Reino Unido, 40 de los 53 pacientes dieron positivo por adenovirus, según los informes británicos.

Tal y como señala Simon Taylor-Robinson, hepatólogo del Imperial College de Londres, a SMC UK, “no es raro tener adenovirus en primavera”, pero lo que ha llamado la atención de los científicos es que este tipo, el F41, no está relacionado con cuadros graves de hepatitis en niños sanos como los observados hasta la fecha (aunque sí en pacientes inmunocomprometidos). “La hepatitis leve es muy común en los niños después de una variedad de infecciones virales, pero lo que se está viendo en este momento es bastante diferente. Los niños experimentan una inflamación más grave, lo que en algunos casos hace que el hígado falle y requiera un trasplante”, señala Cooke.

En un informe del 25 de abril, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido planteó la posibilidad de que exista un “cofactor” que provoque esta “presentación clínica más grave en niños pequeños” con hepatitis, como una mayor susceptibilidad debido a una exposición reducida durante la pandemia, haber tenido SARS-CoV-2 previo u otra infección, o una coinfección o toxina aún no descubierta. “Alternativamente, puede haber surgido una nueva cepa de adenovirus con características alteradas”, concluyen. 

Por el momento científicos como Taylor-Robinson insisten en la dificultad de “determinar la causa y el efecto [de las hepatitis], porque los virus pueden ser comunes de todos modos, por lo que pueden estar presentes pero no necesariamente ser la causa”, concluye. De hecho, otro de los sospechosos en la lista es el SARS-CoV-2, que fue detectado en 10 de los 60 casos analizados por las entidades británicas.